2.- Una última oportunidad.

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"El viento sopló y los pétalos de las flores de cerezo se desprendieron de los árboles. Cuando rosaron su piel, la magia floreció a través de ellos".


Taeyong se había reunido con su compañero de cuarto, éste y Doyoung platicaban muy plácidamente en la habitación, aunque se detuvieron al sentir la presencia del primero. En seguida se percataron del bajo ánimo que se cargaba el chico. Desde sus hombros caídos hasta los pasos arrastrados, demostraban que parecía deprimido.

Taeil y Doyoung parecieron captar todo sin necesidad de preguntarle. El menor de los tres se levantó de la cama para dirigirse a la salida:

-Taeyong. Si necesitas algo, sabes que cuentas con nosotros -le aseguró Doyoung con la compasión escrita en sus ojos, deseándoles por último una buena noche a sus amigos antes de retirarse.

-Ven acá -susurró Taeil con voz aterciopelada y le ofreció a Taeyong sentarse a su lado. El otro ya no tenía ánimos para nada, definitivamente la gran alegría que había sentido hace dos horas atrás, se había desmoronado por completo-. ¿Pasó algo...?

Taeyong se mordió los labios con fuerza y una débil voz apenas salió a través de ellos.

-Él tiene tanto control sobre mí...

El mayor se volvió pensativo mientras sopesaba las palabras del joven desanimado, hasta que finalmente asintió mostrándose comprensible.

No se esperó que su amigo le revelara algo así, pero lo que sí podía hacer era aconsejarle. Había tenido muchas más experiencias que los demás y si bien no lo pareciera, cuidaba de todos aunque fuera tras bambalinas.

-Lo sé, siempre me he dado cuenta. A veces sales con la sonrisa más grande que podrías hacer y luego regresas como si alguien te hubiera desordenado todo el departamento... bueno, no tanto así, pero supongo que entiendes la referencia.

Taeyong soltó un bufido y asintió con una media sonrisa, un chiste malo pero captó las buenas intenciones que tenía por reconfortarlo. Después de todo, no estaba tan solo como creía. Sus sentimientos no eran tan secretos como se había convencido y peor aún, a veces lloraba por ello más de lo que debería. Lo hacía por estrés, presión; pero sobre todo por impotencia. Sabía que nada bueno resultaría por revelar ese lado de él, no dañaría la imagen de su grupo, de su familia...

...No estropearía el arduo trabajo de todos sus compañeros, no por algo que muy probablemente era unilateral.

Pero todo tenía su propio costo. Como ser humano, intentar reprimir todos esos fuertes sentimientos se convertía en una constante lucha para él. Nunca había negado lo que sentía, estaba feliz, a veces ni lograba disimularlo. Pero dolía tanto seguir con ello cuando muchas veces no se sentía correspondido, no de la manera que se imaginaba.

¿Debería darse por vencido y olvidarlo todo?

Suspiró con aire desesperanzado.

Olvidar lo que sentías por alguien no se trataba de un hecho que se pudiera resolver de la noche a la mañana. Más si todo se trataba de Yuta, su mejor amigo; y la razón principal de todo su dilema amoroso.

-Sea lo que sea que haya pasado, creo que debes tomarlo con un poco más de calma. Todo estará bien, vamos, ¡anímate! No me gusta verte así -añadió Taeil, volviendo a retomar la palabra al tiempo en que le dio un ligero empujón al otro.

-No es mi intención preocuparte -se lamentó el joven ante su mayor, negando repetidas veces con la cabeza-. Realmente no pasó nada malo, solo que... Yuta, ya sabes...

Osaka dream | YuTae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora