Capítulo 34:

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-perdón, perdón. No quería interrumpir, enserio –les dije a los chicos mientras cubría mis ojos y trataba de borrar esa imagen de mi cabeza.
-Harry, cómo no oíste –me dijo Zayn en un tono entre avergonzado y molesto mientras se acomodaba sus pantalones.
-No sé… creo que me quedé sordo –o tal vez iba tan absorto en mis pensamientos que no le presté atención a lo que sucedía a mi alrededor. Supongo que batí un record de andar en las nubes, porque era demasiado difícil no oír sus gemidos desde afuera de la habitación, pero yo lo hice.
Entreabrí mis dedos para observar qué pasaba, y Lizzie ya estaba vestida, pero Zayn mantenía su torso desnudo mirándome enfuruñado
-Te has ganado mi infinito desprecio Styles, estaba de lo mejor –me dijo la chica entre bromas, pero aún así había un dejo de frustración y enojo.
-Lo siento, de verdad perdón. Se las debo, cuando volvamos, les alquilo una habitación
-Te la voy a cobrar cabeza de nido –me dijo algo malicioso mi amigo, y yo sonreí
-Los chicos quieren que nos juntemos para charlar los siguientes movimientos. Tal vez partamos mañana y no hoy
-Por mi mejor, me gusta esta distorsión –dijo Lizzie en un tono meloso a su chico y yo sentí escalofríos, haciendo que los otros dos rieran.
-Ya cortaste la inspiración… así que mejor vallamos amor
-Me dijiste amor?, no se te pudo ocurrir otra cosa como… ¿terroncito de azúcar? –Reí ante el tono sarcástico de Lizzie y Zayn también
-Está bien, cepillo de dientes… vamos
-Así está mejor
Ambos salieron de la habitación tomados de sus manos y regañándome. Pero yo no salí de inmediato, sentía que la habitación estaba guardando algo para mí, así que me puse a buscar, sin saber muy bien qué.

Pero fuese lo que fuese, lo encontré al rato después de escarbar entre recuerdos del día anterior. Me puse exactamente en el lugar donde __________ hicimos el amor ayer, y no podía parar de sonreír al pensar que la había tenido dos veces junto a mí, pero la sonrisa se esfumaba rápido al recordar que ya no estaríamos juntos. No lograba hacerme la idea de que nuestros caminos debían separarse, así que como era de esperarse, me desmoroné ahí mismo.
Dejé caer mis rodillas al suelo, me apoyé en la pared y las lágrimas salieron tranquilas, no había nadie que las recriminara, no había nadie por quien callar. La había perdido y lo mínimo que podía hacer, era llorar.
Pero a veces, llorar solo, parte más el alma. Así que al rato después, no podía calmarme y contener toda la *beep* que estaba sintiendo. A ratos me asustaba porque pensaba que me ahogaría, imaginaba cómo debería lucir mi rostro y me daban escalofríos.
Mi cabeza le dio espacio a solo una imagen… ella. Me sentía incapaz de borrarla, no quería hacerlo; lo único que quería como un esquiciado era que estuviera a mi lado y me acurrucara entre sus brazos. Fue ahí cuando lo encontré.
Era un pequeño papel que estuvo todo este tiempo ahí, en el suelo. Lo tomé cuidadosamente porque parecía que con solo una brisa del viento, se haría añicos. Lo abrí, y era lo que supuse desde un principio; de seguro se le cayó a _________ de su pantalón cuando estuvimos acá.
Era lo que se había guardado cuando la encontré con la fotografía de la sala de la chimenea, y si no me equivocaba, esta debía ser la respuesta.

Han pasado más de diez años desde la última vez que le escribí; porque ahora todo lo que tengo para decirle, se lo digo cada mañana en el oído, escondidos del resto, lejos del mundo que no nos dejaba amarnos.
Sólo han pasado cinco años desde que el amor logró vencer el orgullo, cinco años desde que volvió a decirme que sí y luchamos por librarnos de los opositores de nuestra relación. Nuestros hijos viven lejos, felices. Como sus padres.
Mi querida y dulce Agatha, aún recuerdo esa primera carta que le escribí a mis cortos catorce años. Desde ese momento, no he dejado de amarla, no he dudado jamás que esto sea real y que usted sea la mujer que fue hecha para mí. Me río de quienes pasan su vida buscando a la mitad de su alma, cuando muchas veces, está justo a su lado.
En esta casa que he hecho para usted, deposito nuestros sueños de vivir con libertad nuestro amor. No me olvide… yo jamás lo haré.

Siempre suyo, siempre mía.
Santiago

El amor vence barreras que el hombre se encarga de levantar.
Nuestro amor vencerá guerras que se vienen, pero lo hará. Gracias Santiago, es usted el hombre que quiero para el resto de mi vida, hasta que nuestros rostros se surquen de marcas, hasta que nuestros huesos griten, estaré a su lado hasta que deje de respirar.

O sea, ¿al final se quedaron juntos? De seguro los viejitos de la foto son ellos. O sea… esto significa que…
Bueno, algo es algo, y estoy dispuesto a aferrarme hasta a la más mínima posibilidad que me permita estar junto a ______ otra vez. De pronto, sentí que todo se aclaraba repentinamente, pero en contraste, afuera comenzaba una tersa lluvia que volvía a mojar la tierra y que soltaba un olor que me traía mil recuerdos a la cabeza.
Sí, definitivamente todo estaba más claro.
Esta carta no era una mínima posibilidad, era una jugada grande que podría hacer que _______ olvidara todo y volviera a estar en mis brazos cada noche y día; así que me puse de pie rápidamente, una sonrisa se dibujo en mi rostro, y era como si todo mi ser sonriera. Antes de partir corriendo, me encargué de enjuagar bien las lágrimas que habían dejado marcas en mi rostro, me alboroté el cabello y arreglé mi chaqueta.
Salí de la habitación y me detuve para mirar la ventana que estaba al final del pasillo, sí… definitivamente no podía fallar en esta.

Corrí como un loco, olvidando por completo el camino de vuelta a la cocina. Llegué hasta un par de habitaciones que no conocía, hasta que encontré la dela Chimeneaque seguía igual de desordenada.
Debería haber aminorado el paso, pero no podía, mis músculos me exigían correr, querían contraerse una y otra vez; era como si me hubiera dado un golpe de adrenalina.
Finalmente la vi. Estaba sentada junto al resto de los chicos en la mesa; al percatarse de mi presencia se quedaron todos con la vista fija en mí, algunos mostraron preocupación porque estaba más agitado de lo normal y trataba de volver a recobrar el aliento apoyándome en mis rodillas.
-Nos iremos mañana –me dijo Niall con una sonrisa en su rostro, al parecer, no era el único que quería quedarse
-Sí, la tormenta parece que aún no acaba, preferimos no arriesgarnos –seguí la voz de Liam y me desconcerté por unos segundos porque tenía entre sus brazos a Sol quien sonreía y le daba pequeñas caricias en su brazo izquierdo.
Pero yo venía a otra cosa.
-________, ¿podemos hablar? –de pronto, todo quedó en silencio. Las miradas iban de ella hacia mí y volvía una vez más a ella.
Mis corazón comenzó a latir desenfrenadamente al darme cuenta que la respuesta se tardaba tanto en llegar. Su rostro era impenetrable, la tranquilidad de unas horas atrás ya no estaba. Lizzie le dio un pequeño codazo y pareció volver en sí. Yo me di cuenta que había comenzado a sudar.
Su sonrisa me dejó sin aire por unos segundos y fui incapaz de despegar mi vista de la de ella. Se puso de pie tranquilamente, camino hacia mí, y pasó por enfrente saliendo hacia el pasillo. No se detuvo, sino que siguió avanzando.
Yo, como un perro faldero, la seguí. Tenía una leve sospecha de donde íbamos, y no me equivoqué.
La habitación seguía teniendo un aire medio caldoso por el encuentro que horas antes se produjo aquí, así que sin dirigirme aún ninguna palabra, se dirigió hacia la ventana y la abrió solo un poco. Se detuvo un momento para respirar el aire que venía desde afuera
-Te vuelves loca por el olor a tierra mojada
-Sí, me recuerda un montón de cosas bonitas –me dijo con sus ojos cerrados y una sonrisa en su hermoso rostro. Yo aún trataba de recobrar el aliento.
-Qué me tienes que decir? –me dijo luego de un rato, penetrándome con esos ojos que ahora me dejaban sin habla. Había olvidado por completo qué iba a decirle.
-Me sacaste de la cocina para no decirme nada? –me dijo en tono algo divertido. Dios, era imposible concentrarme si esta actuando de esa forma; así que me voltee para ordenar un poco mis ideas y recordar por qué la había llamado
Ah sí
-La carta
-¿Qué carta? –me dijo en tono de sorpresa, por lo que me voltee rápidamente y ella se sobresaltó por mi expresión.
-La última carta de Santiago para Agatha. La carta que le escribió cuando estaban juntos viviendo en esta casa que él construyo para ella.
-No mientas Harry, Agatha no lo perdono –me dijo luego de un momento en que guardo un completo silencio
-No miento. Toma –y le extendí el papel que llevaba guardado en mi bolsillo

Pero no alcanzó a tomarla.
De pronto, toda la claridad que había acumulado, se convirtió súbitamente en una oscuridad densa.
Gritos provenientes de la cocina inundaron la casa. Mi cuerpo tembló y _______ soltó un grito ahogado; de pronto, un grito más grave irrumpió también en la habitación.
______y yo salimos disparados hacia donde estaban los demás, pero no alcanzamos a llegar cuando alguien nos detuvo. Alguien que no estaba en mis planes y tampoco en la casa unos minutos atrás.

Love in da storm (Harry & tu) *TERMINADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora