Capítulo 37:

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Una ráfaga de viento nos golpeó en el rostro, y fue lo suficientemente fuerte como para hacernos retroceder casi dos pasos. Luego del primer impacto, una corriente de frío se apoderó de mi cuerpo, y supongo que en el de los demás también, porque todos se cubrieron con sus manos.

Pero otra ráfaga de viento, más fuerte que la otra, nos golpeó otra vez. Ni siquiera logramos recuperarnos del susto de la escopeta cuando comenzó a llover torrencialmente, sin previo aviso. Como si el cielo la hubiera dejado caer al vernos afuera, todos corrimos al pasillo que estaba techado, aunque con goteras.

El frío era insoportable, por lo que los chicos ya estaban abrazados. Lizzie y Zayn parecían ser uno, ni siquiera podía ver el rostro de ninguno de los dos, Louis afirmaba a Pat quien se cobijaba en su pecho, Liam y Sol no estaban tan fundidos como los demás, pero se mantenían más cerca de lo normal. Y Nicolás que abrazaba a Andy, pero ella parecía una tabla, no le respondía, sólo miraba por encima de su hombro en busca de Niall, quien a su vez, la miraba devastado.

Mis ojos lloraban por el viento, y la piel que estaba expuesta se quejaba por las gotas que caían como agujas en ella. Nadie era capaz de hablar, y de la nada, Caroline se me acercó, haciendo que ____ se alejara. Iba a gritarle, pero sentí unos pasos, como si alguien entrara corriendo a la casa.

Me di vuelta y vi que era Louis.

-¡Dónde vas gran zanahoria!

-¡Pat necesita un impermeable! –y tenía razón. No teníamos una canasta y una capucha roja para andar saltando por el bosque. Estábamos en una tormenta sin ninguna protección.

Iba a seguirlo, pero un trueno rompió el silencio, Lizzie y Sol se encogieron en los brazos de los chicos, quienes la apretaron con fuerza. Nicolás trató de hacer lo mismo, pero Andy se separó para ir con Pat, al igual que Niall.

Yo sólo pude pensar una cosa ‘____ le tiene pánico a los truenos’

-Abrázame Harry –y Caroline se agarró de mi brazo, pero no tenía tiempo para ser cortés

-Que te proteja otro, toma… ahí está Nicolás –y sin sutileza, se la pasé al chico. No me quedé para mirar su expresión, sino que fui directo hacia a ____, quien estaba de espaldas justo en frente de mí.

Pero mis pies se detuvieron… mi mundo entero se detuvo. Los bordes se hicieron borrosos, el suelo dejó de ser palpable, el cielo que me cubría ya no estaba. Mi piel no se quejaba, porque no sentía absolutamente nada.

Era como apretarán el botón ‘mute’ en mí, todo… absolutamente todo dejó de existir y de tener sentido; no había nada en mi cabeza más que esa imagen.

Ella en los brazos de otro, _____ llorando en el hombro de Agustín, cobijándose en él, sintiendose segura a su lado. No, no… no.

¿Estaba soñando, estaba acaso vivo?

No era capaz de mover un solo músculo. Y al igual que la lluvia cayó como un saco de papas sobre mí, mis fuerzas los hicieron también. Y de pronto, toda la m.ierda que tenía acumulada de hace meses, se desvaneció con ella también; por fin, por fin entendía que ella ya no era mía ni lo sería nunca más.

Merecía algo mejor, merecía paz. Y yo ya no podía dársela. Era un simple abrazo y yo me estaba muriendo, ____ me vio besar a otra chica y seguía en pie. Le había costado hacerlo, pero ahí estaba, y yo sólo la estaba jodiendo pidiéndole que olvidara.

Ni siquiera merecía su perdón, pero aún así lo tenía.

Aunque fuese capaz de caminar por el fuego, de nadar en hielo por ella, debía dejarla ir. Ella tenía razón, era lo mejor, lo más sano para su corazón.

Así que me puse a correr para seguir a Louis.

-¡espérame Sol, quédate con Pat, voy a ayudar a los chicos!

-¡Zayn, no vallas, tengo miedo!

-¡Ni loco te dejo cepillo!

-¡Andy... te-te amo! 

-Yo igual mi duende... ¡pero luego te beso! 

Escuché todo eso mientras corría hacia la casa. Eran cosas que debían decirse en silencio, pero el golpe que hacía la lluvia al chocar con el suelo era estruendoso y callaba todo lo que no fueran gritos.

Mientras mis piernas se movían… una sonrisa se depositó en mi rostro porque al fin el rubio se había decidido, aunque tuviese que esperar que estuviesames al borde de un acantilado, lo había hecho por fin; pero mi sonrisa hacía un contraste ridículo con las lágrimas que se alojaba en mis ojos.

Sólo se sentían nuestros pasos en la casa, por suerte… la habitación donde estaban nuestras cosas no estaba muy lejos de la entrada. Liam llegó primero; yo relajé un poco los músculos de mis piernas cuando llegué al umbral de la puerta, y cuando lo hice, me quedé quieto.

Ahí adentro reinaba una paz desconcertante, como si afuera no estuviera desatada una tormenta casi mortal. La habitación estaba intacta, como si en la mañana no le hubiera cantado una canción a _____, como si no hubiese echo el amor con ella, como si un loco no se hubiera puesto a disparar. Todo eso parecía irreal en ese lugar. La habitación no se había manchado de miedo, y de seguro era porque la noche anterior estaba repleta de muestras de amor y amistad.

Louis tenía su mochila al hombro y llevaba un montón de mantas en sus brazos. Liam le echaba otras encima, mientras se acercaba a otras mochilas y tomaba dos entre sus brazos, aparte de la que llevaba en sus hombros.

Comencé a moverme y tomé otra. Estábamos a punto de salir cuando sentimos que unos pasos se acercaban. Me sorprendí al darme cuenta que no me asustaba… de verdad ya no sentía nada. Haberme despegado de ella, significaba despegarme de lo que era sentir.

Los chicos se pusieron rígidos, pero la menuda figura de _____ apareció por la puerta. Su cabello estaba despeinado, sus ojos brillaban de miedo; me tuve que obligar a voltear la cabeza para dejar de mirarla. Si lo hacía, toda mi determinación de dejarla ir podía venirse al suelo.

-En mi mochila hay medicamentos para Pat

-¿qué le pasó? –dijo completamente asustado Louis, y pareció como si ____ se arrepintiese de lo que dijo

-Nada grave… aún –y esas palabras fueron suficiente para que Louis saliera gritando, tras de él salió Liam, dejándonos solos en la habitación; pero no por mucho, no quería arriesgarme a doblegar mi determinación de dejarla, asçi que tomé bien las mochilas y me dispuse a salir

-Apresúrate –le dije a ____ mientras iba hacia la puerta sin regalarle ninguna mirada

-Espérame, mi bolso está en el baño –salió corriendo hacia la pequeña puerta que había y entró, no se demoró más de diez segundo en salir.

-Vamos –sus ojos se encontraron con los míos y yo corrí mi vista lo menos disimuladamente que pude

-¿Te sucede algo? –me preguntó

-Nada, sólo que quiero salir luego de acá –y dicho esto, salí sin esperarla. No sabía cuánto tiempo más podía aguantar sin largarme a llorar frente a ella. Pero no podía, debía ser fuerte para dejarla ir, para verla rehacer su vida.

-¡Las cartas! –su gritó me pilló desprevenido y di un giro brusco; ____ se había devuelto sobre sus pasos para entrar otra vez a la habitación, en ese preciso momento, me puse nervioso, llevábamos demasiado tiempo adentro, y habíamos hecho el ruido suficiente para que Carlos nos oyera

La seguí, y me la encontré cerca de la ventana tratando de apañárselas con el cofre y la otra mochila que llevaba.

Justo ahora tenía que sacar su pasión por la historia, pero no podía negar que eso era una delas cosas que me encantaban de ella

-Déjame, yo te ayudo –me acerqué y tomé la pequeña caja entre mis manos, pero mientras lo hacía, nuestros dedos se encontraron, al igual que nuestros ojos al levantar nuestra vista

-¿Dónde creen que van? -____ soltó un grito ahogado al oír la voz grave y maliciosa del hombre con escopeta y, ahora, chuchillo en mano.

Sólo una cosa estaba en su mente 'éste tipo no lastimará a la que fue mi chica'

Love in da storm (Harry & tu) *TERMINADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora