🍷Una copa más🍷

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-Noooooooo!!!-
Grito el faraón Atem, dejandose caer de rodillas, sus ojos rojivioletas no daban credito a lo que estaba pasando. Seto sonrio triunfal al fin despues de mucho tiempo de espera, cumplio su objetivo... Derrotar a ese hombre que era su mayor rival... No podia creerlo, estaba realmente feliz, su felicidad duro poco cuando vio a Atem levantarse tambaleante, estaba muy palido. El sacerdote Seth corrio a auxiliar a su querido faraón, llevandolo a su habitacion, seguido de Seto quien aunque seguia con cautela a su doble, no perdia detalle de los muros adornados con bellos jeroglíficos, detalles en oro y marfil, digno de un monarca. Atem podria ser engreido, petulante, un enano, odioso y caprichoso pero, tenia un muy buen gusto. Las gigantescas puertas de madera, se abrieron pudo observar como su antepasado, estaba con una severa cara de preocupación, escondiendose dentro de la gigantesca habitación como el mas agil de los bandidos. El sacerdote se alejo cerrando la puerta tras de si. La ropa aue usaba estaba llena de arena y polvo, dando un recorrido por toda la habitación dio con el cuarto de baño, era como una piscina personal, pero con un olor mas agradable que el cloro de inmediato se despojo de su ropa para lavarla, y de paso lavar su bien trabajado cuerpo. Atem abrio sus ojos, viendo con detenimiento donde estaba. Sonrio muy feliz pensando que tal vez ese encuentro con Seto habia sido un sueño, un muy vivído y escalofriante sueño. Pero unos ruidos provenientes de su cuarto de baño lo sacaron de sus pensamientos. Al entrar penso toparse con algún sirviente, o con su amiga Maná que le encantaba esconderse para asustarlo, podia esperar cualquier cosa pero, ver a Seto kaiba desnudo secando con cuidado cada parte de su musculoso cuerpo, en definitiva era algo que nunca hubiera esperado. Al ver tal escena se sonrojo, Seto al sentirse observado vio con el rabillo del ojo a su rival, inmovil y sonrojado.
-Cuanto tiempo llevas espiandome faraón?-
Dijo con cierta burla.
-No te estoy espiando...-
Respondio Atem poniéndose mas rojo que la sangre...
-Que haces aqui en primer lugar...-
Seto se coloco una toalla a la cadera mientras se vestia de nueva cuenta, sus prendas se habian secado rápidamente por el sol ardiente.
-Tomando el te, con Alicia y el conejo blanco.-
Respondio Seto con sarcasmo.
-Podrías de ser tan ironico?-
-No... ¿que haces aqui?-
-Este lugar es privado... Bien si tu estas aqui eso significa que yo...-
-Asi es Yugi...-
-Atem... Mi nombre es Atem...-
-Como sea nos vamos a Ciudad domino.-
-Espera... Dame un dia más... No puedo irme al menos no ahora.-
-No me importan tus escusas nos vamos...-
-Kaiba por favor te lo ruego, hare lo que sea. Necesito quedarme solo el dia de hoy, es el cumpleaños de Isis. Mi pueblo necesita verme.-
-No me importa lo que quiera tu gente nos vamos... O es que acaso no tienes palabra faraón...-
-Por favor Seto escuchame...-
-Que dijiste?-
-Kaiba yo...-
Seto sonreia para sus adentros, el que Atem lo llamase por su nombre era algo muy especial para el.
-Esta bien... Nos quedaremos hasta media noche...-
-Gracia Kaiba, para compensarte seras mi invitado de honor.-
-No ni creas que voy a salir vestido con una faldita de colegiala.-
-No es una falda es un...-
-Como sea... No voy a salir medio desnudo.-
-Que pasa Kaiba? Acaso tienes pena?-
-Vaya faraón, pareces muy feliz con la idea de que me cambie de ropa otra vez, que... ¿te gusto lo que viste?-
Atem se habia puesto muy rojo pues como olvidar ese sexy cuerpo, que minutos antes habia visto en todo su explendor.
-Kaiba entiendelo no puedes salir asi.-
Seto paso de largo a Yami levantandole el faldelin, dejando al descubierto su delgada pierna y parte de sus glúteos. Atem estaba rojo de vergüenza y coraje lanzándose encima de Seto. Quien al perder el equilibrio por culpa de su agresor termino en el suelo, Seto se giro rápidamente quedando arriba de Atem.
-Quitate me estas lastimando!-
-Para ser un faraón eres bastante debilucho.-
-Callate... Déjame!-
-Escucha bien Atem... No tengo mucha paciencia no voy a vestirme con eso a lo que llamas ropa.-
-Te odio Seto Kaiba...-
-Ah pobre de mi... Que hare el faraoncito me odia.-
El tono de Seto haciéndose el lastimoso hizo que Atem sonriera, de forma genuina y angelical... Un rato mas tarde Seto salia de la habitación a un lado de Atem, con un faldelin una palma arriba de la rodilla y unas sandalias de cuero blanco. Era incomodo para el CEO, sentir como la arena entraba por las sandalias, y cuidarse de que el nudo del faldelin no se desatara. Atem estaba muy feliz sentado en el trono, saliendo a bailar con algunos de sus invitados. El ver a Atem moviendo las caderas, excitando a mas de un invitado, lo sentir afortunado ya que ninguno de sus amigos lo habia podido ver asi. Alegre y disfrutando de sus cinco minutos de paz. Seth le invito una copa de vino a su palido doble, Seto habia probado otros vinos pero, nunca habia provado un vino como el hecho con uva egipcia, era el mas delicioso que hasta la fecha habia provado. Era dulce y refrescante una copa tras otra hicieron que el poderoso CEO se sintiera como flotante en el cielo, sus mejillas sonrojadas delataban su estado de embriaguez. Atem se sentia cansado despues de bailar mucho, asi que volvio a su trono donde comio, su platillo favorito, pato asado, conviviendo con un muy animado y sonriente Kaiba. Por algún motivo ese Seto parecia mas agradable, Atem recordo que el unico capaz de ver a Seto sonreir era Mokuba, y el que ahora el conociera ese lado del castaño caprichoso, lo hicieron sentir muy afortunado. Rato despues ambos subieron a la habitación del faraón, donde se reían de todo. Seto no era un mal tipo, tenia un carácter horrible pero verlo en sus cinco minutos de relajacion total, no tenia precio. Seto podia estar con unas copas de mas pero aun asi era muy conciente de lo que pasaba a su alrededor.

Corazón en llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora