Extrañamente Perfecto

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Es extrañamente perfecto y le encanta. El slip negro que usa se adapta perfectamente a su cuerpo, podría cambiar a su forma femenina para que esa prenda traslúcida encaje y luzca en un cuerpo para el cual fue confeccionado, pero no lo necesita. En él ya se adapta, ya es una piel más sobre su piel.

Es tan suave que siente la tela acariciar su piel, tan suave y placentero como mirar los rayos del sol iluminar las praderas hasta perderse lentamente en el ocaso.

Desliza una mano sobre el encaje que une un tirante con otro sobre su clavícula y observa el pronunciado escote que deja parte de su pecho al descubierto; es tan llana la vista pero aun así le gusta como se ve. El encaje hace un buen trabajo dejando a la vista solo pequeños destellos de piel pálida y ocultando con espirales el par de botones rosados de los que, sin duda alguna, cualquiera se moriría por ver y gozar tras saberlos escondidos bajo esa prenda provocativa.

Hay un ribete en abanico adornado el contorno de su prenda con espirales entrelazándose y con discretos hilos de oro que brindan un brillo sutil que parece danzar sobre sus muslos; el faldón no es largo y es ligeramente suelto, se ondea con cada movimiento.

La transparencia del slip le permite ver la pantaleta negra, los espirales no abandonan el conjunto y le encanta ver como se ajusta tan bien en sus caderas y su entrepierna.

Todo es culpa de Amora.

Él la ama, ella es encantadora, es hermosa, su cabello rubio y ondulado brilla como el oro, es orgullosa y muy inteligente pero solo es su mejor amiga.

Una noche a Amora se le ocurrió escabullirse en su habitación, se deslizó como una serpiente sobre su cama rozando su cuerpo contra el suyo y deshaciéndose de las mantas. Estaba completamente sorprendido e intrigado. Y fascinado. Su querida amiga usaba un slip de seda verde con bordes dorados; una prenda tan sugerente, provocativa y tentadora que captó por completo su atención. Pero fue esa seda seductora quien lo atrajo. Tuvo que rechazarla y explicarle que entre ellos no había forma de que ocurriera algo más allá de su amistad y ella lo abandonó para siempre.

Desde ese día Loki no fue capaz de sacarse de la cabeza la sensual prenda, fue tan extraño que su mente se inundara con pensamientos de él usando algo similar; se sintió asqueado y avergonzado de sí mismo pero aun así no pudo abandonar ese pensamiento. Con su propia magia creó algo a su estilo y después de un largo tiempo decidió acabar con las dudas.

Y ahora disfruta de algo nuevo y extraño, de él mismo y su hermosa lencería.

Sus dedos se envician en el recorriendo que están marcando sobre la fina tela. Suspira cuando sus ojos se posan en su hermosa y seductora prenda, el único que puede disfrutar de la vista es el espejo oval de pie de su habitación.

-Loki, necesito tu ayuda... ¿Pero qué...?

La puerta de su habitación se abre de golpe, no le da tiempo de reaccionar y mira aterrado por el espejo; su hermano está detrás de él mirándolo con los ojos completamente abiertos y la mandíbula desencajada.

-¿¡Qué demonios te pasa!? - Loki grita y desesperado toma la sábana verde de su cama para cubrirse con ella - ¡Maldita seas, Thor! ¿¡No sabes tocar antes de entrar!? - Grita para tratar de evitar que su hermano hable, grita para ocultar su temor, su vergüenza - ¡Sal de mi habitación!

-¿Qué...? - Thor traga saliva - ¿Qué estás usando?

En los ojos turquesa de su hermano hay confusión, intriga y algo de curiosidad y fascinación pero Loki no se da cuenta.

-¡Te dije que te fueras! - Toma un libro de su buró y lo lanza con fuerza, Thor lo mira de arriba a abajo y Loki siente que penetra y quema. - ¡Lárgate!

Todo y NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora