Displicente Sol

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Él no sabe exactamente quién es, le han dicho muy poco de su procedencia y lo único que recuerda de su antigua vida es dolor y oscuridad. Y un resplandor dorado liberándolo.

No hay más cadenas en sus muñecas.

Pero sigue habiendo dolor en su corazón.






Thor deambula por los pasillos del reino enojado, ha perdido una vez más a quien se supone debería cuidar por mandato, imposición, de su padre. Lo detesta.

Encuentra al dueño de su furia sentado en una banca en el jardín de su madre frente a la fuente dorada. Luce hermoso y delicado, no puede negarlo y menos evitar pensarlo. Su piel nívea se destaca más gracias a la ropa negra y verde que suele usar. Sus ojos esmeralda ocultos tras sus párpados y sus labios formando una leve sonrisa lo hacen una rareza que cualquiera quisiera poseer; y si es una verdadera rareza que él quiere reclamar.

Thor frunce el ceño y se frota la cara con ambas manos para eliminar esos pensamientos, recuerda la razón por la cual lo detesta. Él ha tomado su libertad desde el día en que llegó a su vida.

-¿¡Qué estás haciendo aquí!?

Entra al jardín y hace sobresaltar a Loki. La diferencia entre ellos está claramente marcada. Uno es un sol, radiante y dorado; el otro es una luna, tenue y sobresaliente en la oscuridad, dependiente del sol y su luz.

-¡Thor! Ah... Tu madre... - Loki titubea, disfrutaba de la tranquilidad de la naturaleza cuando Thor apareció -. La Reina me ha permitido entrar aquí.
-¿Qué? ¿Mi madre?
-S... Sí.

Loki se encoge en la banca cuando Thor se acerca a él y le mira con un rencor punzante. No es capaz de mirarlo a los ojos a pesar de que le encantan.

Él solo conocía dos tonos de azul.

El azul de su piel magullada por golpes y el azul de quien le torturaba, muy similar al suyo. Después conoció el azul de la mirada de Odín, el Rey de Asgard; claro como el mar de un arrecife, misericordioso, poderoso, imponente pero cansado; siente que no será capaz de protegerlo. Luego conoció el azul de Frigga, la Reina; oscuro como las aguas de un lago, tranquilo, acogedor, cálido y cariñoso; sabe que no puede apoderarse de ese cariño, no le pertenece. Al final conoció el azul de Thor, el único hijo de los reyes; un azul diferente al de sus padres, un turquesa difícil de igualar y comparar, hermoso, brillante, abrazador y libre; entiende que entre más lo mire, más se perderá en él.

Terminó naufragando en el último.

-Mis padres te han dado muchas libertades - Thor bufa y mira como Loki abraza un libro dorado -. Oh, ya sabes leer, me sorprende. Cuando llegaste ni siquiera sabías hablar.
-Tu madre... Quiero decir, la Reina ha sido amable conmigo y me ha enseñado.
-Ah, mi madre otra vez. Bien, eso está bien pero no debes tomar libros sin permiso.
-Es mío.
-¿Perdón?

-Odín... - Loki rápidamente se corrige y ladea la cabeza nervioso -. El Rey me lo ha obsequiado.
-Mis padres te han tomado mucho cariño - Thor gruñe molesto -. Eres una mascota, que no se te olvide.
-¡No soy una mascota! - Loki se levanta y se aferra a su libro, sus ojos esmeralda brillan intensamente y alza la cabeza para desafiar a Thor -. Tus padres me han acogido y me quieren ¿Por qué tú me tratas tan mal? ¿Qué es lo que te he hecho?
-Nada exactamente - Thor se acerca a él y lo hace retroceder -. Es solo que desde que llegaste, yo no soy libre.

Loki choca contra el gran sauce del jardín y palidece con las palabras de Thor, unas hojas se desprenden de la copa del árbol y caen sobre su cabello negro; suelta su libro y se sostiene del tronco mientras Thor lo acorrala con sus brazos apoyados en el árbol. Él sabe lo que es no ser libre.

Todo y NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora