Desliz de Culpabilidad

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Odia que le digan lo que ya sabe. "Si en verdad quieres cuidar de otras personas, primero tienes que cuidar de ti mismo", le había dicho Valkyrie hace varios días atrás mientras se encargaba de sanar a un joven asgardiano que se había roto el brazo durante la caída de Asgard.

Sí, él lo sabe pero no puede detenerse, no quiere detenerse. Hay demasiadas personas heridas. Guerreros que lucharon ferozmente, artesanos y estudiosos que terminaron uniéndose a las filas de defensa, mujeres que dieron toda su fuerza para proteger a su familia, esclavos que escaparon de Sakaar y que prefirieron ayudar a la "noble causa", como decía el Kronano, en vez de huir a otros lados, niños que lamentablemente se lastimaron mientras se hacía la apresurada evacuación. Demasiados cortes en la piel hechos con armas y espadas, demasiados huesos rotos, demasiada sangre derrama. No hay nada que pueda hacer para revertir el desastre, que sin saber, causó indirectamente. Nada puede hacer más que sanar a su gente.

Y así reducir la culpa.

Han improvisado un ala médica, hay sábanas de seda, de tonos brillantes, formando cubículos para atender a los heridos; desde el día cero, como lo habían denominado todos, hubo heridas que sanar. Los primeros fueron los que requerían mayor atención, heridas graves, casi mortales; había pocos sanadores y Loki se unió a sus líneas y cuando lo hizo, ya no abandonó ese lugar.

A él le acondicionaron un cuarto de sanación propio. Es un espacio pequeño, un almacén de extravagancias que vaciaron y arrojaron al espacio; nada de eso servía. Una camilla improvisada con una mesa y unas sábanas que tomaron de las habitaciones del Gran Maestro, un par de sofás individuales y amarillos acomodados uno frente al otro, toallas, recipientes con agua y un bote para depositar los vendajes; es lo único que tiene. Ese lugar se volvió como la gran biblioteca de Asgard para él, imposible de abandonar.

Loki bufa mientras quita los vendajes del brazo de una pequeña niña de cabello rubio y trenzado en varias coletas y uniéndose en una sola al final, le calcula no más de 10 años de edad; ve un corte diagonal muy largo pero nada profundo, fácil de curar. "Necesitas detenerte y descansar" le dijo Valkyrie y no pudo evitar gruñir al recordarlo. Él hace lo que quiere. Si quiere puede detenerse y si quiere, puede continuar. Y él quiere continuar. La pequeña niña se estremece al escucharlo y da un paso hacia atrás.

-Lo siento – Loki ladea la cabeza para despabilarse y le sonríe dulcemente a la niña que contiene lágrimas en sus ojos celestes, piensa que ella es muy valiente porque muchos de los niños que ha atendido huyen, lloran y patalean pero ella no, ella está ahí, quieta y poniendo su cara más valerosa; su sonrisa se amplía más para poder tranquilizarla después de que la asustó con sus estúpidas reacciones a sus propios pensamientos -. Está bien, no quería asustarte ¿Te duele?

-No – no hay vacilación en su voz y a él le agrada eso.
-Me alegra oírlo. ¿Cómo te llamas?
-Nilsa.

-Oh, si te queda el nombre. Bien Nilsa, esto será rápido y no te va a doler – Loki está hincado frente a la pequeña que está sentada en un sofá, coloca una mano sobre la herida y la cubre lentamente -. Vas a sentir un poco de calor pero desaparecerá muy rápido, ya lo veras – le vuelve a sonreír.- ¿Lista?

Nilsa inhala fuertemente y retiene el aire mientras asiente y fuerza una sonrisa de guerrera que a Loki le da risa pero al mismo tiempo le enternece. Un haz verde rodea su brazo lentamente y ella mira hipnotizada como la luz vibrante danza y se convierte en pequeñas mariposas revoloteando que se desvanecen en brillos finos como polvo de diamante y caen sobre su herida. Loki ha adquirido un trato diferente con los niños, le da forma a su magia para que se relajen y se distraigan. Nilsa siente un calor repentino, muy fuerte y ardiente pero lo ignora, o lo intenta lo mejor que puede mientras se concentra en las mariposas.

Todo y NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora