Todo y Nada

α Scorpii

Hay un espectáculo absorbente en el espacio, un tanto cruel pero magnífico para cualquiera. Una supergigante roja agonizante, a punto de colapsar, deslumbra a los tripulantes de una nave de refugiados. Están a unos cuantos años luz de ella y aun así pueden observarla con detalle.

Thor se encuentra en el ala principal sentado en el asiento que designaron como su trono, a su lado derecho se encuentra Valquiria y Heimdall y del lado izquierdo está Banner completamente sumergido en el evento astronómico que jamás creyó ver más que con un telescopio refractor, ni siquiera se toma la molestia de parpadear porque piensa que si lo hace se perderá del momento exacto en que la estrella deje de existir.

Los sobrevivientes de la caída de su reino y los esclavos que escaparon de Sakaar, se encuentran tras de ellos; todos observan a través del enorme ventanal, por el que vieron por última vez su hogar, como el astro se contrae y espira frente a ellos. Hay nostalgia en la atmósfera.

Thor está agradecido de que el Gran Maestro fuese un ser sumamente extravagante, los vidrios de todas las ventanas de la nave fueron creados para proteger y distorsionar cualquier tipo de luz estelar. Pueden observar el cuerpo celeste sin tener que preocuparse.

Hay un suspiro muy discreto que nadie nota.

Thor mira de soslayo a ambos lados y vuelve a suspirar. Esperaba que su hermano estuviera a su lado, pero Loki sigue apartándose de todos, alejándose de él. Mira sus manos y sus dedos se entrelazan sobre su regazo, vuelve a suspirar. No es capaz de concentrarse en el evento astral.

-No necesita estar aquí - Heimdall interrumpe los pensamientos de su Rey que prefiere mirar sus manos en vez de a la estrella.
-¿Por qué lo dices? Yo quiero verlo con ustedes - La mirada turquesa se posa en el centinela que por siglos ha sido fiel a su hogar, los ojos dorados están fijos en el espacio y parece que los astros viajan a través de ellos y la supergigante roja estalla ahí.
-Nadie notará su ausencia - Heimdall no lo mira y Thor se atreve a mirar a todos lados, nadie le está prestando atención a él -. Tú y Loki tienen mucho de qué hablar, esta es su oportunidad para hacerlo sin que tengan que ser interrumpidos; y compartir este momento juntos puede que les facilite lo que no puedan decir.

Thor se queda boquiabierto apoyando las manos en los descansabrazos, parpadea varias veces e intenta contestarle a su amigo pero no puede, no hay palabras que a él le quiera decir.

Suspira una vez más antes de levantarse de su trono, vuelve a mirar a los espectadores, verdaderamente nadie se fija en si está sentado o parado o si quiera si se encuentra ahí.

Thor entra a su habitación y encuentra a Loki sentado en un pequeño sofá amarillo cerca del ventanal, hay un libro en su regazo que está siendo ignorado y una copa con un licor rosado en una pequeña mesa de cristal junto a él.

Decidieron compartir la habitación más grande que por ende correspondía al lunático del Gran Maestro, el argumento que ambos dieron sin ponerse de acuerdo fue que eran pocos los espacios para los refugiados tanto de Asgard como de Sakaar; la nave era más una nodriza y necesitaban convertir ciertas áreas en salas comunes, dormitorios y alas médicas, todos tenían que hacer sacrificios y compartir habitaciones y ellos no eran la excepción a la regla. Los asgardianos protestaron ante la idea, deseaban que los únicos miembros que quedaron de la familia Real pudieran disfrutar de comodidad y privacidad pero al ser un mandato del Rey, no hubo más discusiones.

Y a pesar de compartir el mismo lugar para descansar, no eran capaces de hablar por mucho tiempo; había un gran sofá amarillo en la habitación y a veces Thor dormía ahí y otros días era Loki quien lo hacía. De alguna forma lograron entenderse y dejaron suspendido un abrazo con la excusa de que necesitaban concentrarse y preocuparse por las necesidades de su gente, después de eso no fueron capaces de hablar de todo lo que habían dejado atrás.