Se bajaron en una estación bastante desolada, Mae no había planeado muy bien su destino, simplemente compro el boleto que—con ayuda del mayor para leer las indicaciones—, los llevara lo más lejos posible; por lo que podía ver por la ventana, en aquel lugar todavía se percibía un ambiente más rural, aunque había uno que otro detalle que daba la sensación de que tenía elementos urbanos.
Por la hora, probablemente tendrían que buscar un lugar donde quedarse, lo cual sería difícil, la terminal de autobuses estaba casi vacía, y los hoteles bastante caros.
Tenía que buscar un lugar que le diera tiempo de planear, con ayuda de sus hijos leyéndole la información que pudiera conseguir; por el tiempo, probablemente Baek ya lo estuviera buscando, así que tendría que tener cuidado dando su nombre.
—Niños, tendremos que quedarnos esta noche en la estación —concluyó el Omega, el más pequeño se mostraba entusiasmado, pero Jan juntó sus cejas preocupado.
— ¿No tenemos donde quedarnos? —cuestionó el niño de manera inocente, y Mae se sintió culpable.
—Bueno, es que este es un viaje de aventura —le explicó Mae, agachándose frente a Jan para mirarlo a los ojos—. Y parte de la aventura, es buscar pistas para encontrar el lugar donde nos vamos a quedar.
Así pasaron un par de días en la estación, comiendo las conservas—que a los niños les parecieron amargas—para evitar gastar dinero en comida; Mae quería comprar algo mejor para los niños, una vez encontraran algún hostal económico.
Se tuvieron que mover bastante para llegar a alguna ciudad más grande; dormían en paradas de autobuses, donde Mae quedaba en vela cuidando a sus hijos; compraron comida en algún establecimiento barato, el Omega se aseguraba de que los niños se alimentaran bien, para el decidir que podía comprar para él, no fue raro que no comiera en algunas ocasiones—comprar paquetes de desayunos, le daba oportunidad de guardar el pan o aperitivos que les dieran.
Caminaron una mañana, Mae tenía de la mano a sus hijos, y las maletas colgadas de su cuello para poder moverse. Con sus ojos atentos, se acercaba a cada anunció que tuviera la foto de alguna casa o departamento, para preguntar a Jan que le leyera la información.
Encontraron un edificio muy viejo, algo apartado de la ciudad; las tuberías estaban tan gastadas, que no fue raro que no encontraran agua algunas veces—Mae simplemente se encogió de hombros con una sonrisa divertida, y pidió al casero unos baldes para guardar cuando hubiera—. También el cuarto que tenían era excesivamente pequeño, consistiendo de un cuarto estrecho y un lugar para un baño.
Por supuesto Mae sabía que necesitaban dinero, ya fuera para poder moverse fuera del país, o para pagar el alquiler del lugar, sin mencionar la comida y cosas que pudieran necesitar.
— ¿Ya terminó lo aventura? —preguntó con dulzura Jun, el menor—, ¿nos vamos a quedar aquí?
—La aventura nunca termina —respondió con una sonrisa, y esa actitud confiada que había olvidado tener.
Estarían sin un lugar realmente donde estar, pero Mae se sentía libre.
Lamentablemente, conseguir trabajo no estaba resultando ser fácil. En algunos casos se daban cuenta que era un Omega, en otros simplemente Mae no era del agrado del contratante, sin mencionar que necesitaba un empleo donde sus hijos pudieran estar con él; no conociendo el idioma, le tomó mucho tiempo.
El Omega tuvo que moverse a los límites de la ciudad, donde encontró un café con una apariencia bastante hogareña, dirigida por una vieja pareja Beta.
Le preocupaba bastante tener que dejar a Jan, su hijo de ocho años, cuidando a su hermano menor, pero no podía arriesgarse a que le hicieran preguntas. Se acercó nervioso de que ahí tampoco hablaran su lengua.
—Buenas tardes —saludó con ánimo—, Soy Mae: me encantaría trabajar aquí, ¡y puedo comenzar de inmediato! —fue la fuerte presentación del Omega, con su típica, antes olvidada, sonrisa que mostraba todos sus dientes.
El contratante, que era un viejo hombre Beta de espesa barba lo miró un poco tomado por sorpresa.
— ¿Al menos me dejarás hacerte algunas preguntas? —cuestionó riendo el hombre, hablando perfectamente la lengua de Mae.
Mae tenía un buen presentimiento de eso, las cosas comenzaban a mejorar.
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Jian miró con tristeza el montón de periódicos y papeles en la mesita, que por su precario orden terminaron por desparramarse por el suelo: no tenía ningún avance de donde estaban Mae, ni Kang Lee.
En cuanto se graduó, buscó un trabajo y un departamento donde quedarse. Yoh, su amigo y antiguo compañero de universidad, le ofreció quedarse con él, en casa de su familia; Jian conocía a su familia, así que no quería causar problemas.
En su tiempo libre, buscaba cualquier registro de Omegas o periódicos donde pudiera encontrar una pista de su primo, o de quien lo cuidó cuando niño; aquello no estaba demostrando resultados, y sus investigaciones ya habían levantado sospecha de su padre.
Al final, terminó dedicando buena parte de ese esfuerzo, en meterse en casos donde pudiera interceder a favor de un Omega. Todavía seguía buscando a Mae, aunque no podía descuidar los trabajos que aceptaba del Bufete, cuando se vio limitado en las cosas que podía hacer basadas en sus deseos—ya que el Bufete era de los Byung—, dejó ese trabajo y se mudó a otro lugar sin decirle a su familia.
Afortunadamente, Yoh le consiguió un apartamento a un buen precio, donde pudo volver a establecerse, poniéndose a buscar trabajo, su amigo le dijo: « ¿Porqué o entras a mi Bufete de abogados? Ayudan a una empresa que se encarga de atender problemas con omegas, ya sea que estén abandonado, o maltratados.»
Jian no dudó ni un segundo, acepto inmediatamente la oferta de su amigo. A pesar de estar construyendo su vida por sus propios medios, seguía enfrascado en buscar a Mae, o en atender su trabajo.
Yoh lo obligaba a acompañarlo a fiestas y a bares, aunque Jian jamás volvió a conceder aceptar alguna otra pareja, aun si fuera casual.
Por supuesto, para Yoh aquello era inadmisible, y obligó a Jian a beber hasta perder la razón en un bar famoso por personas solteras que lograban encontrar pareja, ahí.
Los resultados fueron un poco desastrosos, y Jian terminó en el hospital por mezclar bebidas; cabe decir, que aquello fue una peculiar y larga historia en donde conoció a Keun Suni.
Jian estaba agradecido con su amigo, pero nunca se lo diría.
Su vida tomó su curso, y atendiendo casos similares a los que trababa—a veces con Suni—, terminó por no dedicarle tanto tiempo a la búsqueda de Mae, pero conservaba la esperanza de que se volvieran a encontrar.
Esperaba realmente volverlo a ver.
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N/A: ¿Actu seguidas? estoy trabajando a todo vapor para acabar la historia, ya no falta mucho <3.
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Maravillosas Cartas [Omegaverse]
Fanfiction[Saga un cuento de Maravillas: Spin off. Es necesario leer el primer y cuarto volumen]. Byung Mae, en realidad tiene una historia tan complicada, que prefiere no contarla, aunque su primo, y a quien considera su hermano, vuelve a encontrarse con él...