Epílogo. Una carta, un principio

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El hombre de cabellos de tonos almendrados pasó el dorso de su suéter por su rostro, aunque eso le enrojeció un poco las mejillas por la textura, sin embargo las lágrimas no lo dejaban ver nada.

Dejó la carta frente a él, para no manchar el papel con sus lágrimas que estaba intentando controlar. Mo no sabía qué hacer con toda la historia, con esa vida que le dieron el privilegio de conocer.

Le hizo incluso sentir un poco culpable, Mae, la persona que le envió su vida en cientos de cartas, sufrió mucho, y él que tuvo la oportunidad, tardó demasiado tiempo en entender que no podía vivir en la tristeza.

Recordó una vez que su hijo, Ahn, le preguntó si admiraba a alguien; por supuesto que Mo dijo los nombres de sus padres, no obstante, en ese momento debía agregar un nombre más. ¿Cómo pudo seguir teniendo esperanza sumido en la más profunda desesperación? Mae era alguien a quien no podría jamar describir, y a quien deseaba con fervor conocer ahora que le concedió la oportunidad de saber su historia.

Muchas personas, muchos Omegas terminaron por perderse en historias con finales donde nunca tuvieron el derecho de ser felices; sin embargo Mae era alguien totalmente distinto: se enfrentó a todos, incluso a su propio mundo.

Jamás dejo de desear, ni de soñar con una vida diferente: y la hizo realidad.

Tomó el teléfono con manos temblorosas, y con su voz ronca, acompañada de una sonrisa de profunda emoción, llamó a Song, su pareja:

—Creo que ya sé que historia quiero contar —dijo al hombre al otro lado del teléfono, que conocía la ilusión en la voz de Mo—. Aunque creo que debo contar mucho más, mostrar al mundo esas historias de todas las personas sorprendentes que conocemos, todas esas maravillas que lograron crear de las experiencias más tristes.

— ¿Y tienes un nombre en mente para este proyecto? —preguntó la voz de su Alfa, conmovido por el sentimiento con que Mo le decía todo eso.

Mo sabía que tendría una tarea difícil por delante, que habrían momento en que esas personas no querrían contar sus vidas, o quizás se sentiría incapaz de contarlas como debe ser, pero sentía que era un propósito que debía cumplir él.

Mo, volviendo a dejar correr un par de lágrimas por sus mejillas, respondió con fuerza en su voz:

"Un cuento de maravillas."

Maravillosas Cartas [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora