Jian tenía cerca de cinco años cuando vio por última vez a Kang Lee. Era muy pequeño para poder comprender las razones tras esto; demasiado joven para saber entender que no volvería.
Byung Jian esperó el regreso del Omega, y Byung Mae no tuvo el valor de decirle que aquello no ocurriría.
Si algo siempre caracterizó a Mae fue su terquedad y su osado carácter, uno que siempre tuvo que reprimir.
Al ver a Jian sentarse en la cocina, esperando a quien no volvería, decidió ir por respuestas: nunca obtendrían consuelo, y siempre se preguntarían si Kang Lee pudo recibir algo diferente a donde fue, aunque tuviera la certeza de que no fue así.
—Madre —se plantó frente a la altiva mujer en uno de los interminables pasillos de la propiedad; esperó hasta que la mujer observó a su hijo, esperando la razón de su intervención—, él... ¿A dónde fue Kang Lee? Jian lo extraña, y pregunta...
—Eso no importa, sólo se fue, ¿Está bien? —Respondió ella, impaciente por irse, intentó pasar junto a su hijo, y este volvió a interponerse en el camino de la mujer—. ¿Qué? —gruño molesta.
— Eso es mentira madre, tú, y la madre de Jian siempre saben todo —contestó enojado Mae, comenzando a levantar la voz—. ¡Todos son unos mentirosos! —la voz del niño hizo eco, en conjunto al sonar del golpe de la mano de su madre contra su mejilla.
Mae observó con rabia, una muy profunda para el chiquillo a su edad, y no menguo la intensidad de su mirada, ni siquiera hizo amague de tocar su mejilla para disminuir su dolor.
—¡Cómo te atreves! —vociferó ella, azotando sus tacones en el suelo—. Sí tanto lo quieres saber, y espero te calles, que llevo prisa para ver a tu hermano. Él fue mordido por tu hermano; el muy estúpido de Kang Lee olvidó contar bien los días para su celo: espero aprendas algo de esto.
—Pero...él no tiene la culpa —dijo el niño lidiando con la noticia, su madre no fue sutil.
—Fue entregado a otro Alfa —finalizó la mujer—. Un Omega debe estar donde un Alfa; que seas aún joven, no debe impedir que lo entiendas; su madre siempre había sido una mujer de trato impersonal, una Beta bien educada, pero siempre frustrada con el hijo Alfa que no pudo engendrar.
Me aprendería después algo que ocultaba la sociedad: que la mordida de un Alfa podía desaparecer a deseo de este si no tenía alguna conexión; su hermano nunca quiso a Kang Lee, pero igual obligaron a enlazarse al pobre joven con un extraño: con el curso de su vida, realmente no pudo seguir el rastro de quien los cuidó cuando niños.
Mae, aquella noche escuchó a Jian tener pesadillas—y era evidente, el niño tan sensible a los cambios, además de ser muy pequeño, padeció la ausencia de Kang—, por la cercanía de sus habitaciones.
Esa noche se acostó junto al chiquillo para calmarlo, y el mismo no pudo soportar su angustia de sentirse abandonado, expuesto sin la casi nula protección que les ofreció Kang Lee: lloró en silencio cuando el Alfa se quedó dormido.
Y se prometió cuidar a Jian en lugar de él; en realidad, siempre se tuvieron el uno al otro.
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El niño estaba de pie rígido, esperando recibir a su padre que regresaba de su jornada del día. El hombre entregó a la servidumbre su pulcra toga, que usaba para ejercer sus funciones como senador del gobierno. Jian no quería ver el rostro de su padre, que siempre lo observaba esperando encontrar una falla.
Algo normal, en un chiquillo de no más de cinco años. El pequeño era prodigioso en su aprendizaje, tenía que serlo con los estándares que sus padre imponía, y que esa familia esperaba: si bien era ignorado buena parte del tiempo—la atención y recursos buscaban asegurar el futuro del heredero—, el ser un Alfa, indicaba que su camino ya estaba trazado, para solidificar las bases y reputación de los Byung.
— ¿Tus clases? —Murmuró su padre con voz ronca, bajando la mirada a los ojos verdes de su hijo; quería bajar la mirada, y Jian nunca estaba seguro de cuando era buena idea hablar—, espero los resultados que pedí; te distrajiste mucho con la presencia de ese Omega que te cuidaba.
—Debimos contratar a un Beta —concordó la mujer; su madre era un Beta, que realmente no figuraba en su vida, y siempre parecía dispuesta a obedecer a su padre—. No hagas perder tiempo a tu padre, contesta Jian.
—Excelencia en la clase —contestó con voz baja, le era hasta doloroso no estremecerse con la falta de expresión en los rostros de la familia.
—Bien —fue lo único que solía recibir Jian. Su padre después de eso, se fue a una cena con figuras políticas de ese tiempo.
Los Byung eran una familia compuesta por senadores, políticos y grandes abogados: era evidente el camino, como resultados, que se esperaba de un Alfa.
—Ve a prepararte, tu tutor vendrá en media hora —indicó su madre con una sonrisa, de esas que más era un gesto acostumbrado que genuino—, hoy tienes lecciones de matemáticas, francés y creo que música. —enumeró su madre.
El niño iba a la escuela sin falta, pero sus padres saturaban sus días con infinidad de cosas que tenía que aprender.
Aquella sociedad donde se suponía la modernidad emergía con cada día, Jian pensó que su familia parecía cernirse a las usanzas demasiado viejas, y crueles: no tuvo tiempo para ser un niño tampoco; pero pensó que aprovecharía el camino que le dieron, para ayudar a personas como Mae.
Sus pequeños momentos buenos, esos que por nada querría olvidar, se componían con el tiempo que pasó con Kang Lee, y sobre todo Mae. Ambos jugaban, pasaban el tiempo contándose cosas, e incluso leían juntos—que Jian fue quien prácticamente enseñó a Mae a pulir sus habilidades de lectura y escritura, dado que la familia no estaba interesada en cultivar la mente del Omega—, y esa fue la forma en que Jian enseñó a su única familia, la forma de sacar todo lo que le agobiaba: las cartas.
—Es un mensaje escrito, puedes mostrarlo cuando quieras —explicó a Mae; el Omega de casi nueve años se quedó reflexionando sobre aquello.
Esa noche tomó una hoja de papel que pudo conseguir, y en la soledad de su habitación comenzó a derramar sus pensamientos a través de la tinta:
"Querido Jian...."
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N/A: Ya corregido el capi, ¿Qué les esta pareciendo las historia de Mae y Jian? :)
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Maravillosas Cartas [Omegaverse]
Fanfiction[Saga un cuento de Maravillas: Spin off. Es necesario leer el primer y cuarto volumen]. Byung Mae, en realidad tiene una historia tan complicada, que prefiere no contarla, aunque su primo, y a quien considera su hermano, vuelve a encontrarse con él...