Triángulo Amoroso (Hannah, Jessica)

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      Ambas chicas se miran retadoras, Hannah deja escapar un suspiro, mientras que Jessica se dedica a sonreir con burla.

—¿No te conformas con todo lo que hiciste ya?—pregunta Hannah molesta.

—No sé de qué hablas—murmura Jessica—Sólo te diré una cosa, alejate de ella, no te quiero en mi camino.

—¿Y si no lo hago? Es mi mejor amiga desde siempre—reclama Hannah—Tú no vas a cambiar eso.

—Bien, mantente en ese término, y todo estará bien.

    Milena, que volvía de la clase de Ciencias, camina junto a ellas, quienes no dejan de mirarla.

—¡Milena!—la llama Hannah.

—¡Hola Baker!—devuelve el saludo mientras se acerca a ellas—Hola Jess.

—Quería preguntarte...¿podemos vernos hoy?—sonríe—Hace mucho que no salimos.

—Es verdad, los exámenes nos tuvieron ocupdas—Milena le da la razón—¿Hoy en mi casa? Una pijamada.

—¡Suena interesante!

    La castaña mira a Jessica con triunfo, mientras que la ultima nombrada no parece muy alegre.

—Jessica, tú también estas invitada—dice Milena, sacándole una sonrisa a la morena, pero la de Hannah se desvanece.

—¡Genial!—exclama ella—Nos vemos hoy entonces.

    Jessica extiende sus brazos hacia Milena, quien no duda en acercarse y abrazar a la morena.

—¡Adiós, chicas!—se despide Milena, alejándose del pasillo.

—Bien—masculla la ojiazul—Nuevo juego.

—Al parecer si.


[...]

—¡Jessica!—la recibe—Hannah aún no llega.

—Al parecer tendremos que empezar la diversión sin ella—simula una mueca de tristeza.

—Pues, si. Vamos, entra.

     Ambas muchachas se dirigen a la habitación de Milena, donde en su mesa de noche había una botella de cerveza, y varias latas.

—Oh, ¿tu si tomas, verdad?.

—¡Claro!.

—Qué bien, no sabia si les gustaría.

—Si estás tú lo demás no interesa—suelta, sin pensárselo dos veces.

—Oh, qué tierna eres, Davis—Milena sonríe—¿Qué podemos hacer mientras Hannah viene?.

—Juguemos...Yo nunca, nunca—propone Jess—Pero con una condición, la que nunca lo haya hecho deberá hacerlo en el momento.

    Jessica tenía un buen plan en mente, quizá se aprovecharía de la situación, pero era ahora o nunca.

    Las dos se sientan sobre la cama de Milena. Luego de un rato jugando, Jessica decidió que ya era el momento.

—Yo nunca nunca, besé a una chica.

—¡Diablos, Jessica!—exclama la otra chica con asombro.

—¿Qué?—pregunta encogiéndose de hombros y bebiendo un sorbo de su cerveza—Sólo...quiero experimentar.

—Bien, de acuerdo.

    Milena se prepara sonriente, haciendo que Jessica se supiera nerviosa en ese momento.  La morena la besa lentamente, luego sube de tono, sin darse cuenta.

   Hasta que el timbre suena.

—Maldición—piensa Jessica rodando los ojos.

—Nada mal—dice Milena riendo—Iré a ver.

     La dueña de la casa va a abrir, encontrándose con Hannah.

—¡Milena!—exclama abrazandola, llevando descaradamente sus manos a la cintura baja de la nombrada.

—¡Baker! ¡Qué bien que llegas! Vamos, Jessica nos espera.

     Hannah se enoja un poco, Jessica había venido más temprano a propósito para pasar tiempo a solas con Milena.  Otra vez, había jugado sucio.

—Jugábamos yo nunca, nunca—anuncia Milena, pasándole una lata de cerveza a la recién llegada—Sólo quiso "experimentar".

—Bueno, no es mi culpa—bromea Jessica retadora, sonriendo a Hannah.

—Vaya, creo que sé que pasó—susurra la castaña sorprendida—¿Y que pasa si yo también quiero experimentar?.

     Hannah se sienta sobre la cama, acomodándose mejor, y estirando sus manos hacia el rostro de Milena.

—Aquí voy de nuevo—ríe ella.

     La sangre de Jessica hierve al verlas besarse, tal cual había pasado con ellas antes de que Hannah llegara.

    Los labios de Hannah se movían al compás con los de Milena. La castaña deseaba que ese momento jamás terminara, pero tenía que hacerlo en algún momento.

—Ya experimentaron mucho por hoy, creo—dice la morena tratando de no sonar molesta.

—Tal vez—Hannah se encoge de hombros—Tenemos toda la noche.

—Si, además, ¿que tiene?—pregunta Milena—No significa nada.

    Eso habia destrozado por dentro a sus dos amigas.

    Las había hecho caer en la realidad. Tal vez la rivalidad entre ellas era en vano, porque de todos modos, Milena no estaría con ninguna.

—Es cierto—responden las dos, con una sonrisa algo triste.
















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