Capítulo 15: Pérdida

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Seguía luchando contra las cadenas, intentando ver si podía hacer que una de sus manos se liberaba de la esposa, pero no había logrado nada más que dañarse las muñecas.

Había caído directo en la trampa de Kagami, todo este tiempo creyó que Kuroro era el responsable de la muerte de Pairo, y no fue así; bueno al menos no lo había empujado de la azotea, aunque era responsable de otras formas.

Sus brazos estaban cansados de luchar, pero no podía darse por vencido, no quería que ese pervertido de Kagamine lo tocara. Sabía que sería brusco con él, y no le importaría si lo lastimaba o no.

Escuchó pasos, estaba seguro de que él estaría de regreso, apenas si habían pasado 10 minutos. Decidió entonces qué tal vez su mejor táctica sería fingir que estaba a merced de Kagami, y en cuanto éste bajará la guardia, intentar escapar. Era la única forma que podía pensar para liberarse.

La puerta se abrió lentamente, y al ver a la persona que apareció tras ella, Kurapika se sintió aliviado. Lo conocía, era Shalnark, uno de los amigos de Kuroro.

El chico hizo una seña con su dedo, indicándole que guardara silencio.
Cerró la puerta tras de él con cuidado y se acercó a la cama, sacó una pequeña caja con herramientas diminutas, y comenzó a deshacerse de los seguros de las esposas, no tardo demasiado en hacerlo. Cuando estaban en clases, nunca se hubiera imaginado que poseyera tales habilidades.

-¿Qué haces aquí?- preguntó Kurapika en voz baja.

-Después de que Kuroro fuera arrestado, me pidió que mantuviera un ojo en ti, cuidándote. Te perdí de vista en la estación de policía, pero logré dar con el lugar gracias a la señal de tu celular- dijo el chico castaño.

-¿Y Kuroro? ¿Sigue en la cárcel?

-No, logramos probar su inocencia así que deben estar liberandolo en estos momentos. Así que no te preocupes, está bien.

-No es como que estuviera preocupado por él- mintió Kurapika, a pesar de que sí lo había estado.

-Rápido, debemos irnos de aquí, antes de que regrese.

Kurapika siguió a Shalnark por el almacén subterráneo, había uno que otro guardia desmayado. Estaba sorprendido de que Shal hubiese sido capaz de derrotar a esos sujetos, tal vez no debería subestimarlo por su apariencia tan inocente.

Siguieron por los pasillos, y repentinamente un pitido ensordecedor resonó, haciendo que ambos se taparan los oídos al instante.

-Mierda, se han dado cuenta de tu escape, corre- dijo el joven, sacando una pistola de la parte trasera de su pantalón y corriendo, Kurapika tomó un palo que encontró a la mano, no serviría de mucho pero al menos esperaba poder defenderse con él. Siguió al joven, de vez en cuando se encontraban con uno que otro de los guardias de Kagamine, y Shal se desharía de ellos en un parpadeo. Kurapika notó que uno de los hombres a los que le había disparado se levantó, y con la velocidad de sus reflejos logró golpearlo, dejándolo inconsciente.

Shal silbó impresionado; -Buen golpe, vamos.

Encontraron unas escaleras, y subieron por ellas, Shal reviso la puerta del primer piso. Sería imposible salir por la entrada principal, habían demasiados hombres armados, y no podría hacerse cargo de todos ellos.

-Vamos, tendremos que buscar otra salida.

Afortunadamente para ambos, el joven había memorizado un mapa del edifico abandonado, y guío al rubio hasta las escaleras de emergencias. El acceso a ellas había sido bloqueado por un derrumbe en esa zona, pero si salían por una de las ventanas cercanas, podrían bajar por ellas.

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