Nadie nunca se había metido bajo la piel de Magnus de esa forma. No podía entenderlo. Una conversación y ya había caído.
Solo había tocado al cazador de sombras para estabilizarle, y con ese toque sintió una energía recorrer su cuerpo. Y ahí supo que no podía dejarle ir, no quería hacerlo.
Alexander Lightwood. Hermoso.
Los más hermosos ojos llenaron su mente, la luz los iluminaba, haciéndole sentir que en ellos podría encontrar el alma más pura.
Su cabello, lo único que quería era pasar sus dedos por él y asegurarse de que era tan suave como se veía. Ese tembloroso pero fuerte y musculoso cuerpo con esa pálida piel...
– Magnus, siento haberte echo esperar, pero desafortunadamente la manada no se maneja sola, – una voz interrumpió sus pensamientos. Que mal, pensó.
Estaba sentado en una esquina de restaurant Takis. Magnus vio a un hombre alto y con cabello negro, con lentes un poco chuecos y una camisa de franela verde cómoda.
– No te preocupes Lucían, no llevo mucho esperando. Espero que todo esté bien con tu manada. Escuché que tienes nuevos reclutas. ¿Maia y Bartholemew? ¿Cómo lo llevan? – Magnus preguntó, tomando con la guardia baja al Líder de la manada de Nueva York, Luke Graymark.
Tomar por la guardia baja a un hombre lobo no era buena idea. Por suerte, dado que ahora era el líder de los subterráneos de Nueva York, era su trabajo saber esas cosas, además de que ya había conocido a los lideres de sus respectivos clanes y Luke era un hombre bastante decente.
Algo que no se podía decir del resto de ellos.
Magnus había tratado varias veces con reina de las hadas a lo largo de sus casi cuatro siglos de vida. Ella era una horrible perra que sería capaz de arrancarle las alas a un duendecillo solo para experimentar. Lo bueno es que ella nunca iba a las reuniones, siempre mandaba a un representante.
Aunque Meliorn no era mucho mejor y tampoco se le daba mucho la puntualidad. Por suerte la junta de hoy solo era con Luke y un misterioso invitado de este.
Y ahí apareció, Raphael Santiago, el que había ocupado el lugar de Camille Belcourt hace tiempo.
Magnus tenía que admitir que si le daba un poco de lástima como había terminado la chica. A pesar de que al final su relación no había terminado bien.
Además, Magnus sabía que si Camille fuera aun la jefa del clan de vampiros, la alianza entre subterráneos no existiría. Y, aunque realmente no era una gran alianza, al menos ya no estaban en guerra.
– Si, son una buena suma para nuestra manada. Es raro que una pareja de mates te pidan unirse a una manada ya establecida, y más aun si son ex miembros de Praetor. Pero supongo que no les quedó otra opción después de que el pequeño bastardo Morgenstern les diera caza, solo porque le miraron mal, – las maños de Luke estaban empuñadas.
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El Ultimo Omega (Malec AU)
Fiksi PenggemarLos omegas masculinos ya no existían. Él último había muerto hace 200 años. Entonces, ¿por qué Alec Lightwood reconoce a un hermoso Alfa Brujo como su alma gemela a un nivel tan profundo? Y ¿cómo es que Magnus Bane le hace sentir tan seguro cuando t...