Capítulo 4: ¿Tu casa o la mía?

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They say love is pain, well darling, let's hurt tonight

They say love is pain, well darling, let's hurt tonight

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Alec estaba aterrorizado, era un hecho. ¿Realmente iba a hacer eso? Las manos de Clary e Izzy no le daban más opción, literalmente le estaban arrastrando hacía el club, cada una agarrando uno de sus brazos, sin darle una oportunidad de escapar.

Y si Alec era honesto consigo mismo, no estaba dando mucha pelea. A pesar de sus miedos, la perspectiva de pasar la tarde con Magnus aceleraba su corazón y llenaba de mariposas su estómago. De buena manera.

Pero aun así necesitaba algo para calmar sus nervios.

– Bebida, – masculló Alec, sabiendo que sus amigos podían escucharle. Miró a las caras sonrientes, se quejó bajo y se soltó para ir hacía el bar. Les amaba y agradecía su apoyo, pero realmente, ¿necesitaban venir? Se sentía como la exhibición de un zoológico.

Alec ordenó un shot de whisky para tomar coraje, sin preguntarles si querían algo a sus amigos. Se lo tomó de un trago antes de ordenar otro al bartender, un brujo de cabello dorado.

El resto de sus amigos ya se las había arreglado para llegar al bar, mientras Alec se tomaba de una el segundo trago, llegando a su estómago y tranquilizando sus nervios.

Alec no quería ser el centro de atención, él era de los que prefería quedarse en el fondo sin llamarla.

No siempre había sido así. De pequeño, Alec había sido el orgullo de sus padres. El hijo y heredero cazador de sombras de la dinastía Lightwood. Era presumido frente a los amigos, como la gran promesa.

Pero eso cambio cuando Alec cumplió nueve. Después del "incidente", como le llamaba, cuando su madre comenzó a empujarle hacía el fondo para que no llamara la atención.

– Se el mejor pero que no te noten, – era el lema de Robert. – Habla solo cuando debas hablar, así no te delataras, – era lo que su madre completaba.

Magnus vio a Alec al otro lado del lugar, inmediatamente encontrándole entre la multitud en el bar, como si Alec fuera el único ahí

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Magnus vio a Alec al otro lado del lugar, inmediatamente encontrándole entre la multitud en el bar, como si Alec fuera el único ahí.

Los ojos de Magnus le escanearon de cabeza a pies, desde sus botas de combate, sus pantalones rectos negros, una desgastada chaqueta de piel. Aunque solo podía ver la espalda del cazador, definitivamente le gustaba lo que veía.

El Ultimo Omega (Malec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora