Magnus miró a su mate, quien veía por la ventana con ojos tristes. Ya todos se habían ido y Magnus podía sentir el estrés de Alec por medio del vínculo
– ¿Qué pasa, amor? – Magnus preguntó, abrazando a su omega, queriendo protegerlo de sus propias emociones.
– Es solo el estrés de todo esto, – contestó Alec, aspirando el aroma de su alfa y besando la marca. – ¿Qué pasara si mi padre no puede cambiar? ¿O si Maryse se sale con la suya? ¿Qué pasara cuando capturen a Valentine y sus seguidores? Es demasiado. –
– Cargas el peso del mundo sobre tus hombros, Alexander. Hay que ir de problema en problema. Pero de una vez te aseguro que Maryse no se saldrá con la suya, – dijo Magnus, mirándole directamente a los ojos.
De repente se le ocurrió algo. Alec no había dejado el departamento en días. Así con un chasquido los vistió a ambos.
– ¿Qué traes en mente, Sr. Bane? – Alec jugueteó con su alfa. Le gustó la ropa cómoda que Magnus eligió para él, unos pantalones y una playera gris, mientras que Magnus se puso una camisa con varios botones abiertos, demasiado tentadores.
– Vamos a tener una cita, amor, – Magnus le contestó, besando el puchero de su omega.
Creo un portal, el cual atravesaron tomados de la mano. Alec miró sin poder creerlo.
– ¿Machu pichi? – preguntó, sorprendido, viendo pasar un grupo de turistas con mapas y cámaras.
– ¿Vienes? – Magnus estiró su mano para que Alec la tomara y poder seguir a los turistas.
Escucharon al guía turístico y se tomaron varias fotos en las ruinas. Pasaron un gran rato ahí hasta que Magnus creo otro portal, llegando a un lugar cálido y soleado.
– La torre Eiffel, – Alec suspiró, sonriendo maravillado.
Magnus tomó una foto intentando capturar la luz en los ojos de Alec, para después tomarle de la mano y llevarle a la cima de la torre. Ahí estuvieron un buen rato abrazados y apreciando la vista.
Alec miraba a todos lados, viendo el paisaje y las felices parejas. De pronto comenzó al llorar al ver como una mujer se arrodillaba para pedirle matrimonio a su novia, quien gritó un si de alegría.
– Vamos, hay algo que quiero hacer antes de ir a nuestro siguiente destino, – Magnus le susurró a Alec.
Desprendiendo felicidad, ambos caminaron por las calles de Paris hasta detenerse en una boutique de ropa de bebe.
– Quiero vestir a nuestras niñas con la mejor ropa, – Magnus le dijo a Alec, llevándole dentro de la tienda.
– ¿Niñas? ¿Cómo sabes que no serán niños? – Alec rio, al ver la emoción en su mate.
Cuatro meses realmente no era demasiado. Ya comenzaba a sentir su pancita crecer, y sabía que pronto crecería bastante, considerando que llevaba dentro dos bebes.
– Facil, – Magnus dijo confiado, viendo varios vestidos en el mostrador. – Tu padre dijo que cada hombre de tu familia era un Omega, y mi padre dijo que yo me enlazaría con el último omega hombre. Así que por eso nuestros bebes serán niñas. –
Alec le miró, dándole la razón. Pasaron varias horas viendo ropa y accesorios para bebes, desde adorables sombreros hasta zapatitos, que Alec no pudo evitar comprar.
Finalmente, Magnus mando todas las cosas compradas a su loft y abrió otro portal.
– Mumbai, – Magnus le susurró al oído a Alec.
Caminaron por el mercado. Alec disfrutando de los picosos olores, y Magnus admirando la brillante y hermosa decoración del lugar. De repente Alec le abrazo.
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El Ultimo Omega (Malec AU)
Fiksi PenggemarLos omegas masculinos ya no existían. Él último había muerto hace 200 años. Entonces, ¿por qué Alec Lightwood reconoce a un hermoso Alfa Brujo como su alma gemela a un nivel tan profundo? Y ¿cómo es que Magnus Bane le hace sentir tan seguro cuando t...