Capítulo 11.

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«Tiempos turbulentos crean personas fuertes, personas fuertes crean tiempos de paz, los tiempos de paz crean personas débiles, y los débiles crean tiempos turbulentos. Es...un ciclo sin fin».

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"Annual tradition of mass destruction
In the name of total reconstruction
My biggest source of confusion
The reason of decay and disillusion
Under permanent ice we found a breathless paradise
No, we're not dead
No, we're not dead
Just enjoying coma"

La canción se repetía en un murmullo, mientras la joven pelirroja, seguía buscando el libro del destino de la familia real de Domino.

El templo submarino de las ninfas en Andros no fue difícil de ubicar, sólo necesitó un hechizo básico para rastreo bajo el agua y la ayuda de Stacy para trasladarse a esa gran distancia, nada, para la ama y señora de la velocidad de la luz al vacío, y actual hada del Sirenix...bueno, actual y única en su tiempo.

Las enormes torres de lo que parecía ser mármol con intrincados diseños en molduras de oro con forma de sirenas le dieron la bienvenida, mientras usaba su energía para respirar bajo el agua, creando a su alrededor oxígeno, descomponiendo el agua en sus componentes principales, oxígeno e hidrógeno. Involuntariamente, la experiencia le recordó cuando tuvo que acompañar a Stacy al templo de la ninfa Hellis en el mar resplandeciente de Solaria, misión en que la rubia casi muere.

Cerró los ojos, luego los abrió, buscando cómo enfocarse en el lugar. El altar en el centro del templo era amplio, de color jade y dorado, las telas vaporosas le daban un encanto místico al sitio, y rodeado por imágenes de antiguas ninfas. Había muchos libros cubiertos por un encantamiento que evitaba su deterioro o que estuvieran mojados, y pudo reconocer la energía. Era de una ninfa, podía sentirlo, al captar lo que parecía ser una especie de melodía, pero al ser diferente a la energía de su tía, era obvio que era de Politea, la ninfa traidora.

El templo submarido ubicado en la fosa más profunda y oscura del mar oriental de Andros, destacaba por parecer una joya de color turquesa en medio de la roca oscura. La presión era fácilmente superada por un hada de gran poder, hadas Sirenix y sirenas eran las opciones más obvias, y al no haber muchas, era un gran escondite para ese libro. Ese templo también se caracterizaba por rechazar a todos aquellos que no fueran o tuvieran sangre de una ninfa. y lo único que logró hacer que el templo le aceptara, fue derramar algo de sangre y dejar que el símbolo se dibujara, rosáceas ignis, helleborus nigris y helliantis paradoxus rodeaban el sello del Dragón.

No era una ninfa, pero descendía de ninfas. Su tatarabuela Lady Earyen Oðrsson, fue después de todo una ninfa y por los rumores, una muy poderosa, sólo superada por Lady Evelynn Oðrsson, que vivió doscientos años atrás, y su tía, Daphne.

A como había descubierto en una investigación ligera en compañía de Rosalie LeFay y su madre, Roxanne, las ninfas no sólo son una clase, sino seres tan antiguos como la dimensión misma y responsables indirectas de la creación de aquellos planetas en los que luego el gran dragón descansaría, siendo Domino, el séptimo y más joven de todos.

Si el templo le aceptó, fue por la genética milenaria recorriendo sus venas.

Tras una hora más de búsqueda, concluyó que no estaba ahí. Tras un mensaje a Lux para el hada del sol por medio de Liv, y un posterior resplandor, la joven hada del dragón regresó a su habitación en Alfea.

—Ahhh, qué mierda. Y yo pensé que podía superarlo esta vez.

La solari dejó caer un cronómetro, marcando cinco minutos y treinta y siete segundos.

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