Capítulo 22.

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«La luna despierta con el dormir del sol, Sunna alejándose poco con la luz dispersa, Dagaz cerca, el hechizo inicia.»

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*Tiempo Futuro*

*Solaria, 12 del mes solari de Asthal*

Había sido todo.

Su plan elaborado se deshizo en pedacitos frente a sus ojos. Su lucha hasta ese momento había sido en vano.

Brandon Nimak Seren reposaba en grave estado, con una horrible quemadura en el brazo derecho, y en sus intentos de sanarle, sólo había logrado que no quedara tan marcado.

Y eso no era lo peor.

Aquello que le invadía no era un hechizo fácil de contrarrestar. La energía vil jamás era fácil de contener. Si Stacy usaba un hechizo concentrado de luz arcana, podría desintegrar a su padre. Si no lo hacía, este podía morir o en el peor de los casos, convertirse en un demonio.

Las líneas oscuras que surcaban parte de la piel eran testigo de su limitado tiempo.

Con la mano enguantada se secó el sudor que caía por su frente tras la carrera que hizo, cargando el peso del hombre encima de sus hombros. Tratando de soportar y agradeciendo internamente que su armadura tuviera más cuero que metal, y las fuerzas, que no sabía si se debían a la adrenalina, o alguna ventaja genética.

Atrás había quedado la mascada color melocotón que usaba, que representaba una de las últimas cosas que le unían a Stella, atrás uno de sus guanteletes, y justo ahora renegaba el no haber sido más curiosa, e irse a aprender un poquitin de magia rúnica, ya que ni siquiera con su técnica más preciada, pudo escapar de Budarthil.

No que tuviera esperanza alguna de aprenderla. Las runas están limitadas a los Oðrsson después de todo…

Pero… sí tan solo logrará resonar con la llamada runa del Sol...

Stacy, tras la llegada a su propio tiempo y tras salir de la nave por medio de la teletransportación, salió hacia la luna habitada de Snorx, juntando a un pequeño equipo de solaris lo suficientemente locos para intentar rescatar a su padre.

Un grupo suicida, en pocas palabras.

Tras su desaparición de la nave, esperaba que Gilliam y Zoe lograran dar un buen reporte al General Laurent... tan bueno como una misión fallida y la perdida de la General de Vergrdrassil, pudiera ser. Esperaba que Trish y las demás no hicieran ninguna locura. La pelirroja por lo que sabía, estaría en Kalimdor o en el norte de Los Reinos del Este... era lo más seguro, la piedra de hogar que portaba de seguro la llevó a Darnassus, o Undercity ya que dudaba que en ese estado, Trisha fuera a Gea.

Esperaba que fuera Undercity. No que no confiara en los kaldorei, Galadwen era poderosa, si, podría frenarle por la fuerza, si... pero Iladris era un buen freno para las peligrosas tendencias de la domini, frenando en ocasiones esos impulsos autodestructivos con esa temple de hielo que portaba la hija de las sombras.

Stacy no se llevaba bien con Iladris Windrunner, la actitud arrogante de esta, además de siempre aliarse a Altalune le hacían algo...castrosa a ojos de la hija del Sol, pero si esa elfa era capaz de mantener a la menor de las Oðrsson en el plano de los vivos, lo agradecía. Lo necesitaría en este momento.

Vidia estaría en la Tierra, resguardando a Rose, como era su deber. Eso esperaba. Las noticias de su recuperación apenas habían ingresado a su sistema. Los reportes vía INT_Gaya, del hada eólica eran gratos. Stacy se sentía en parte culpable, la misión que dejó al hada erakli al borde de la muerte había sido en Solaria.

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