Capítulo IX 'Lego House' Abril 2016, Lea Miller.

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Capítulo IX

‘Lego House’                                                              abril 2016, Lea Miller

                                  I’m gonna pick up the pieces and build a lego house,
                                                  when things go wrong we can knock it down

Ya nada era como antes,  las palabras se las llevaba el viento, junto a las promesas y sueños. Lo que antes eran juegos sin sentido se habían convertido en lágrimas, lo que juntos habíamos construido ya no eran más que nostálgicos recuerdos, cada caricia, cada beso que me habías dado se había esfumado dejando una borrosa imagen y un amargo sabor. ¿Cuándo habíamos cambiado tanto? ¿Cuándo habíamos preferido la tristeza a la felicidad? ¿Una lágrima a una sonrisa?  Tantas preguntas y tan pocas respuestas se formulaban en mi cabeza. Las cosas habían dado tan amplio y repentino giro que no había sido capaz de darme cuenta. No quiero decir que yo no cambié en este tiempo, porque ambos sabíamos que no era así. Ambos habíamos madurado y crecido juntos. Éramos tan felices, y sí, lamentablemente tengo que hablar en un maldito tiempo pasado porque todo había terminado.

Y como tantas noches, me encuentro sentada en el sillón del living con una manta en mis hombros y una taza en mis manos ¿recuerdas cuántos momentos pasamos aquí? Las interminables conversaciones sin sentido en las madrugadas, largas películas por las tardes y hermosas mañanas que jamás volverían.
 Despegué mi vista del ventanal para encontrarme con la pequeña estructura de legos blancos y rojos. ¿Lo recuerdas? No, no creo que lo hagas.
 Corrían los últimos días de verano cuando entre risas habíamos juntado esas piezas para construir una casa de lego, nuestra casa de lego.  Y así, si las cosas iban mal podíamos derribarla y luego construir una más fuerte cuando todo se solucionara. Pero sabía que esta vez no habría una nueva construcción.
 Me acerqué lentamente meditando lo que iba a hacer, era uno de los pocos recuerdos que me quedaban, pero debía seguir con lo que habíamos acordado. Caminé los últimos pasos que quedaban y tomé la pequeña casita entre mis manos, y observándola por última vez, la dejé caer. Cientos de piezas volaron y quedaron esparcidas por el suelo. Sólo atiné a juntar cada una de ellas con una lentitud extraordinaria mientras recordaba cómo fue que todo se había ido por la borda.

Estaba oscuro en un frío diciembre pero te tenía a ti para mantenerme cálida, tus abrazos y cariños eran todo lo que necesitaba. Habías prometido cubrirme de la tormenta, reparar viejas heridas. Pero ahora la tormenta ruge y yo me encontraba perdida bajo la lluvia.
 Sin embargo, la situación había cambiado en los últimos tiempos, eras más distante, tus abrazos ya no eran los mismos y tus ojos puros como el cielo me ocultaban algo, las palabras eran frías y yo no comprendía lo que estaba sucediendo.
De todas formas tú jamás aclaraste algo, nunca me explicaste que pasaba contigo realmente, ¿se había ido el amor? ¿O jamás lo habías sentido? ¿Habría hecho algo mal y no me había enterado de ello? 

La única certeza que tengo es que solo usaste la estúpida frase “no eres tú, soy yo”, me regalándome un último beso y jamás volví a verte.

Y aquí estoy una vez más, llorando otra vez, sentada junto al cristal, mirando hacia las calles, es tarde en la noche, y yo con la maldita esperanza de que algún día vuelvas. Estoy usando tu sweater, pero ya estoy fuera de la realidad, del amor, y a pesar de todo, creo que te amo mejor ahora.

A lo lejos veo una sombra que lentamente se acerca. Los colores dejan de ser negros para poco a poco ir haciendo que esa sombra vaya tomando forma, ¿acaso eres tú? ¿O es sólo mi imaginación jugándome una mala pasada, siguiendo una serie de números imaginarios para colorearte y enmarcarte en el caso que quede bien, siendo sólo un producto de ella?

Sin darme cuenta cuando, llegas a donde yo estoy y me envuelves en tus brazos como solías hacerlo antes, se siente tan bien recibir un poco de amor, el tuyo…
 Me ayudas a ponerme de pie y como si fuéramos protagonistas de nuestro propio cuento de hadas, príncipes y princesas, comenzamos a balancear nuestros cuerpos al ritmo de la inexistente música. La sonrisa felizmente regresa a mí, mi corazón vuelve a latir.

De repente algo sucede, todo se torna negro nuevamente, el mágico cuento de hadas se vuelve en uno sombrío de terror. Tu bello rostro se comienza a distorsionar y el ambiente regresa a ser mi frío cuarto. Me encuentro sola, abrazada a la almohada.
 Más lágrimas comienzan a caer por mi rostro, es tan difícil decirlo, pero ya he pasado por esto. Siento que voy perdiendo la razón, estoy fuera de mí, viviendo una realidad que no existe, no quiero admitirlo pero estoy cayendo en un pozo de locura.

Miro mi reloj, las horas han ido corriendo, la noche ya está avanzada, lo último que queda por hacer es ir a la cama, a lo mejor tenga suerte y no sueñe contigo.
Me recuesto en la comodidad de la gran cama y tomo el álbum de fotografías para mirarlo por vez un millón. Decenas de fotos juntos lo llenan, en todas con una bella sonrisa en nuestros rostros. Sigo pasando una a una las páginas hasta llegar a mi favorita. La habíamos tomado en nuestro último viaje, ambos nos veíamos felices, o al menos lo simulabas realmente bien. Un penoso suspiro se escapa, te extraño tanto Josh.
 Sin ganas de seguir con todo esto cierro el álbum, sacando aquella fotografía y llevándola a mi pecho me escondo entre las sabanas. Y nuevamente estoy fuera de mí al sentir tus brazos rodeando mi cintura, como en los viejos tiempos.
 Dejo que un último pensamiento me atormente antes de caer en un profundo sueño. Es triste saber que lo haría todo por ti, en cualquier momento y sin todas estas cosas que he hecho, te sigo queriendo incluso más. Con tu último recuerdo cierro los ojos, realmente estoy perdiendo la cabeza.
~

Los rayos filtrándose por las cortinas interrumpen mi sueño, como era de esperarse, te encontré allí de nuevo. Y para ser sincera ya me estoy cansando de todo esto. Estiro mis brazos y giro hacia el lado derecho de la cama y te veo. Demonios. Malditas alucinaciones otra vez. Ya no puedo seguir así. No puedes detenerme por más tiempo. Creo que los soportes se están rompiendo y todo esto es más de lo que puedo soportar.
 Tengo que volver a la vida, debo superarte, no puedo vivir de esta ficticia realidad. Tienes que desaparecer Josh, quiero mi vida de regreso y hoy comenzará ese cambio.

Tomé lo primero que encontré en mi guardarropa y salí rumbo a la calle. Al hacerlo respiré profundo, hacía tiempo que no salía y sentir el aire fresco en mis pulmones, me hacía sentir renovada.

Caminé y caminé durante horas, despejando mi mente, volviendo a ser yo, sin embargo algo faltaba en mí, no me sentía completa. Hacía tiempo ya que había perdido a mis amigos, todos se habían alejado. De todas formas me había replanteado buscar la forma de salir de esta locura que me estaba consumiendo, y lo haría.
 Seguí mi camino sin rumbo hasta que, sin percatarme, llegué a un remoto supermercado. Genial, necesitaba revivir mi apartamento, y para ello debía comprar algunas cosas.
 Ingresé al local y comencé a rebuscar entre las góndolas y cargar lo necesario en el carro. Hacía tanto que no salía, realmente no recuerdo cuando fue la última vez, ya prácticamente lo había olvidado, viviendo en la oscuridad y tristeza de mi interior, había olvidado lo que era sentirse viva.
 Sumida en mis pensamientos seguí empujando mi carrito, verdaderamente no prestaba atención al recorrido cuando choqué con otro que iba en dirección opuesta, haciéndome volver a la realidad.
 Iba a disculparme por mi torpeza cuando algo mágico pasó.  El chico que se había cruzado en mi camino no era cualquiera, era un antiguo compañero de aventuras, un viejo amigo de la secundaria. De todas formas, eso no fue lo extraño, sino ese sentimiento algo confuso dentro de mí al momento en que ese no tan extraño me reconoció y regaló un abrazo de reencuentro ,que tanto necesitaba, junto a aquella hermosa sonrisa que tanto amaba cuando sólo era una adolescente.
 Y ahí algo nuevo sucedió, me sentí viva nuevamente, con ganas de seguir, volver a ser yo. Las piezas parecían unirse y encajar otra vez.
 Para ser sincera, no comprendía lo que estaba sucediendo, pero el destino me había regalado una segunda oportunidad, y yo aún no era consciente de ello, ni de que aquel chico de ojos miel sería quien me ayudara a salir de la oscuridad que había provocado, devolviéndole la luz a mi camino. Liam Payne sería quien me devolvería a la vida, prestándome a mi nueva familia y con quien sería dichosa de reconstruir mi casa de viejas piezas de legos, pero que esta vez sería tan fuerte y resistente que nada ni nadie podría derribarla. 

Help you, help me {+} One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora