Capítulo I 'The a Team' Octubre 2018, Liam Payne.

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Capítulo I

‘The a Team'                                                          Octubre 2018, Liam Payne.

 It’s too cold outside for angels to fly, an angel will die

covered in white, closed eyes, hoping for a better life

Un día de grandes y profundas nubes grises combinado con una persistente lluvia acompañaban el doloroso amanecer de duelo. Sus labios estaban blancos y fríos haciendo juego con su pálido rostro de ángel dañado.  Tan hermosa y joven, tantas cosas por hacer y soñar, pero todo se había acabado, o al menos, por un largo tiempo de puros sueños.

A lo mejor contar esta historia repleta de pequeñas historias no sea tarea sencilla, sería como desentramar un gran telar repleto de pequeños hilos, cada uno guardando un increíble secreto, muy diferentes unos de los otros pero que juntos forman un hermoso y unido tapete lleno de colores y vida. Y si bien, nudos de diversos tamaños se pueden interponer, a fin de cuentas, se pueden deshacer y formar una gran armonía.
De esta manera sería la más fácil de comenzar con nuestra, algo enmarañada y complicada historia, dando un fiel ejemplo de cómo llagamos a concretar nuestra amistad, como poco a poco pudimos ir superando nuestras dificultades y formando esta gran familia que hoy compartimos. Pero para llegar a este momento hay que remontar a los comienzos, al dolor, tristeza y desolación de cada uno de nosotros, y la mejor forma de hacerlo es comenzar por la historia de la hermosa Ángeles que, como su nombre lo indica, hoy dejó de formar parte de nosotros, para ser verdaderamente uno.

Todo había comenzado hacía poco más de dos años, un frío atardecer de noviembre, los vientos se intensificaban, las nubes cubrían el cielo de una extraña manera, parecía un cielo triste, con unas inmensas ganas de llorar. A lo mejor se comparaban con mi estado de ánimo, no habían sido unos buenos tiempos aquellos. El clima comenzaba a cambiar, el invierno poco a poco se acercaba, la noche caía lentamente  y los negocios de aquellas calles comenzaban a cerrar, dejándolas desoladas. 
 Cerré mi abrigo, introduje las manos en los espaciosos bolsillos y me dispuse a regresar a mi hogar. Intentaba distraer mis pensamientos, estaba cansado de todo; miraba a las personas pasar, cada uno sumidas en sus propios pensamientos como para ver lo que yo veía. 
 En una de las grandes entradas de uno de los negocios que iba apagando sus luces se encontraba una hermosa joven, cubierta con una vieja manta, esperando llamar la atención de alguien que por allí pasara y comprara alguna de sus pequeñas cosas que intentaba vender.  Por alguna extraña razón, mis sentidos decían que debía ayudarla. Me acerqué y senté a su lado e instantáneamente sus ojos se fijaron en los míos. Era realmente bella, pero había algo que transmitía un intenso sentimiento entre tristeza, dolor y rendición.  Era dueña de unos hermosos ojos ámbar, que transmitían mucho más que un color. Debajo de ellos se podía ver el cansancio y las largas horas de frío y sin dormir representado en unas pequeñas bolsitas violáceas que los rodeaban. Era frustrante verla tan débil, vulnerable  y no poder hacer mucho. 
 Compré una de sus objetos a vender y con una palabra que llevó a la otra me contó su historia.

Sus ojos comenzaron a nublarse por un fina capa transparente cuando poco a poco iba avanzando en su triste historia. Era una chica que vendía su amor y cuerpo a extraños. Con cortos dieciocho años había caído en ese oscuro y turbio mundo, dejando su vida atrás, viviendo de fantasías, pero todo lo contrario pasaba realmente. Necesitaba pagar sus cuentas,  la renta aumentaba, y no tenía otra forma, a su criterio, de afrontar la situación. Además había algo que le avergonzaba, pero que poco a poco la iba consumiendo,  padecía una maldita adicción a las drogas. Su justificación era que era la única forma de sentirse plena, olvidar todo y volar lejos, a “su lugar”; había intentado dejarlo pero ella misma se había dado cuenta, simplemente era esclava de su adicción, lo único que quedaba era nadar y tratar de mantenerse a flote. 

La luz se había ido completamente, un día más había terminado. La ayudé a ponerse en pie y me ofrecí a acompañarla a su casa.
De regreso, saco un pequeño paquetito de uno de sus pequeños bolsillos, y como lo sospeché, eran unos pocos gramos de eso que la iba matando lentamente.  Lo encendió y acercó a sus labios, sus ojos iban volviéndose cada vez más cansados, su rostro palidecía,  la garganta iba secándose,  sus pulmones quemando y un sabor amargo se hacía presente en ella.
En un silencio ensordecedor llegamos a su pequeña casa,  y con un cálido abrazo se despidió. Una larga noche la esperaba, hacía frío afuera, y ella no quería estar allí.

A partir de ese momento me dije a mi mismo que algo tenía que hacer, y allí fue donde nació la idea de hacer una especie de centro de ayuda, donde gente que la necesite asista, para poder entre todos solucionar nuestros problemas,   o al menos intentarlo.  Y eso, fue lo que dio lugar a conocer hermosas personas con duras historias que fuimos conociendo poco a poco e intentando superar juntos, como un fuerte equipo que logramos formar, como una familia.

 Y ahora es donde regreso al presente,  avanzando dos largos años, donde nos encontramos los diez mejores amigos que puedo pedir, apoyándonos entre todos, entre las frías paredes del hospital que conocíamos tan bien, abrazándonos , algunos en parejas un poco más apartados, otros en pequeños grupos, aguardando porque el médico nos dé alguna noticia. Pero cuando éste apareció nuestras esperanzas desaparecieron con un fuerte y duro golpe. Todo ese esfuerzo se había esfumado, esa noche era muy fría para que los ángeles vuelen, sin embargo, uno esa noche murió, cerró sus hermosos ojos, esperando por una mejor vida.

Help you, help me {+} One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora