Help you, help me {+} One Direction

Capítulo XVII 'Sunburn' Septiembre 2018, Louis Tomlinson.

Capítulo XVII

‘Sunburn’                          Septiembre 2018, Louis Tomlinson.

                                     Don’t drop me in, it’s not my time. If you cut deep then
                                          I might die, scared and left me, like sunburn… 

Los patines ya estaban ajustados y las primeras señales otoñales nos regalaban una fresca noche. Nos encontrábamos sentados en los bancos de espera, mientras que la maquina emparejaba el hielo con gran precisión. Parecía hacer magia, como de una rasposa superficie pasaba a ser una gran planicie, sin ninguna marca, tanto que daban ganas de acariciarla, pero el hielo era traicionero. Te podría hipnotizar con su blancura, pero caer allí era un golpe seco, tal como la vida, o al menos la mía. Había sido engatusado y embellecido por ella, para luego darme un tremendo golpe, del cual había sido prácticamente imposible de salir.
 Sin embargo, luego de tales dificultades y golpes, había podido ponerme en pie nuevamente, había regresado al juego que implicaba la vida. De todas formas, jamás habría podido lograrlo solo. Salir de la oscuridad y del mundo en el que había sido introducido sin darme cuenta, o a lo mejor, sin querer hacerlo, resultaba prácticamente imposible.

La voz del encargado de la pista nos avisó que era tiempo de ingresar, era nuestro turno. Con gran emoción nos pusimos de pie, tomaste mi brazo y con dudosos pasos a causa del calzado especial que debíamos usar, nos dirigimos al interior. Un silbato sonó, dando inicio a nuestra hora en el hielo.
 Sin previo aviso te soltaste de mi brazo y comenzaste a patinar con gran gracia y agilidad. Sobresalías entre todos y eso que, si bien había muchos patosos como yo y caían infinitas veces, también se podían ver experimentados patinadores. Sin embargo tu dulzura, encanto y simpatía se destacaban, y de eso no existían dudas.
 Tu cabello lacio volaba por los aires acompañando tu danza y una hermosa y cálida sonrisa que iluminaba hasta el día más oscuro, jamás se podría comprender todo lo que habías sufrido.

Tu tímida sonrisa que no llegaba a tus ojos en el día en que visitaste al grupo por primera vez llego a mi mente. Estabas tan nerviosa, cualquiera podía notarlo, incluso yo, que estaba sumido en mis propios recuerdos, acordándome de Alice, en los momentos que ella estaba y yo creía que éramos el uno para el otro, viviendo de recuerdos, pensando que nunca podría volver a ser el mismo chico bromista y alegre que solía ser, estaba en busca de ello.
 Sin embargo algo sucedió en mí. Te miré a los ojos y entonces vi a Alice mirándome, pero tú no eras ella, a pesar de que trataba de verte de manera diferente.
 Las cosas no eran claras para mí. Había intentado mantenerme alejado cuando la imaginación me traicionaba y la veía  a ella en ti. Aunque algo en mi interior quería verte junto a mí, por más que nunca jamás lo habíamos intentado, ni siquiera habíamos hablado mucho. No pensaba a largo plazo, sólo quería salir del doloroso tormento y poder regresar a ser lo que era, y con el apoyo de los chicos lo estaba logrando poco a poco. Pero algo más faltaba para recuperarme y sentirme completo. Y fue en ese momento cuando entendí que a pesar de que echaba de menos a Alice necesitaba volver a creer, tenía que encontrar a alguien que se adaptara a mí y yo a ella.
 Y allí estabas tú, tan bondadosa y fuerte, tan predispuesta a ayudar y ser ayudada.

Un día, cuando la hora de irnos había llegado me armé de valor, y olvidando todo prejuicio, inseguridad y mal recuerdo, me acerqué a ti; quería conocerte, estar contigo, escucharte y compartir momentos especiales. Sentía que eras ese complemento que faltaba en mi vida, te sentía distinta.
 En aquellas horas el sol ya se había ocultado y la noche era fría. De todas formas, esos no fueron motivos para impedir nuestro paseo, en el cual pude conocer la parte que intentabas ocultar o superar, la parte frágil y débil, que con un pequeño soplido podía desmoronarse fácilmente. Varias lágrimas se dejaron ver en la profundidad de la oscuridad mientras ambos contábamos nuestras vivencias y experiencias. Cuando la primera lágrima se escapó de tus bellos ojos me prometí ser tu refugio y quien te protegería de cualquier oscuridad.
 Y a partir de esa noche las cosas fueron cambiando. Había encontrado esa luz que necesitaba para iluminar la salida de ese oscuro camino en el cual me había sumergido, te había encontrado a ti. Poco a poco  los días cobraban sentido y las noches ya no eran tan tortuosas como solían ser. El viejo Louis estaba regresando.

Estaba tan hipnotizado y perdido viéndote patinar y tan sumido en mis pensamientos que no me di cuenta que venías hacia mí, sino hasta que sentí tus delicados dedos entrelazándose con los míos, jalándome hacia ti. Pero, a diferencia de tus angelicales movimientos, los míos son demasiado torpes. Cualquier espectador que estuviera en la espera por ingresar, creería que mis movimientos se asemejan a los de un robot, porque realmente lo son. De todas formas seguimos durante unos minutos más, hasta que, sin avisarme, aceleraste el paso, desconcertándome. Íbamos demasiado rápido y la adrenalina iba en aumento.
 De repente, uno de los patinadores distraídos choca contigo, haciéndote perder el equilibrio. En un auto reflejo te tomo de la cintura, evitando que caigas. Me pierdo por vez un millón en tus ojos y estoy completamente feliz porque hace tiempo ya que he dejado de ver a Alice en ellos. Ella es una hermosa historia que quedará siempre en mis memorias, pero supe pasar de página, y aprender a vivir el presente. Tú eres mi presente.
 Con una enorme sonrisa y acortando la escaza distancia que nos separa y pienso:
 Gracias Clare, por no dejarme caer antes de tiempo, porque esos cortes profundos que había sufrido en mi vida podrían haberme matado o dejado su cicatriz como una quemadura de sol. Y así, susurrándote un “te amo” beso tus labios, agradeciéndote por hacer que esas quemaduras de sol se vayan borrando con el correr de nuestros días. 

 

Este es el último capítulo, sólo queda el epílogo... 
Quería agradecerles a todos los que han leído esto, hay muchas más visitas de las que alguna vez esperé. Como una vez dije, me gustaría conocer a quienes leen, porque he visto varias vistas, de las cuales voy a estar infinitamente agradecida, pero no muchos comentarios, me gustaría saber que opinan :)

Dejo de aburrirlas y me despido, nos leemos pronto!