El Vecino: capítulo 16

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El domingo era nuestro último día en la cabaña, nosotros nos habíamos levantado un poco más tarde que el resto y fuimos a desayunar a la cocina mientras los demás ya habían salido fuera.

Les observamos desde la ventana, Irene estaba con Álvaro y Adrián limpiando la barbacoa.

Ana paseaba con Mateo por el muelle y Carol y Jaime reían y tonteaban sentados en las escaleras del porche.

Bromeamos sobre lo curioso que era que hubiesen congeniado tan bien.

-Creo que se gustan- le dije mirando hacia ellos.

-Mateo y Jaime son buenos chicos.

-Sí, y mis amigas son increíbles y esos dos no han podido resistirse a sus encantos- bromeé.

Un rato después salimos al jardín con ellos y después de comer empezamos a recogerlo todo para marcharnos.

Estábamos en la buhardilla preparando la maleta y pensé en lo especial que había sido esa semana, me marchaba de allí con mucha pena y me costaba hacerme a la idea de que las vacaciones con él terminaban.

-Podríamos volver un par de días solos tú y yo antes de que terminen las vacaciones, tengo la sensación de que no hemos tenido tiempo suficiente- dijo.

-Estaba pensando exactamente lo mismo, se me ha hecho corto y no quiero que acabe, este lugar ya es especial para mí.

Pero tengo que ir a casa, quiero pasar al menos un par de días con mi hermano, lo veo muy poco y el jueves se irá con mis padres al camping.

-Entonces nos venimos el viernes y nos encerramos aquí todo el fin de semana ¿Qué te parece?

-Me parece un plan perfecto.

El lunes por la mañana mi hermano llegó a casa, hacía meses que no lo veía y echaba de menos tenerle por allí y durante los días que estuvo con nosotros, pasamos mucho tiempo juntos.

Quizá porque ahora éramos más mayores y podíamos tener más cosas en común, nuestra relación empezaba a estrecharse, hasta el punto en que él fue el primero de mi familia al que le hablé de mi relación con Fran.

Al día siguiente también quise hablar con mis padres, ya no quería ocultarme más, quería contarles a todos que estábamos juntos y que le quería.

Tuve que aguantar algunas bromas y comentarios de mi madre referentes a lo evidente que era y lo mal que yo lo había disimulado.

Esa tarde íbamos a salir y le envié un mensaje a Fran por si le apetecía unirse a nosotros.

"Voy a salir con mi hermano ¿te vienes a tomar algo?"

Enseguida me contestó.

"¿No le parecerá un poco raro que vaya con vosotros?"

Sonreí intentando imaginar su cara al leer mi respuesta.

"En esta casa acaban de enterarse todos de que estamos juntos, así que, si te atreves a bajar, será tu presentación oficial"

De nuevo, el sonido de un mensaje.

"Seguro que ahora mismo te estás riendo y pensando en alguna maldad, pero recuerda que tu tendrás que hacer lo mismo el próximo día que subas a mi casa. Bajo en 15 minutos."

No lo había pensado, me divertía mucho la idea de hacerle bajar a casa y ponerle en algún compromiso, pero tenía razón y además le conocía, sabía que, si le provocaba, habría venganza, seguro.

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