El Vecino: capítulo 20

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Aunque lo único que me apetecía era tener a Fran solo para mí, sus amigos también tenían ganas de verle y el sábado al final quedamos por la tarde para tomar algo con ellos y con las chicas, además teníamos pendiente hablar sobre los días que pasaríamos en la cabaña.

Acordamos irnos de jueves a jueves, así tendríamos tiempo de prepararlo todo y yo podría volver el siguiente fin de semana para pasar algún ratito con mi hermano.

Ya en la cabaña, una de las tardes que estaba fuera tomando el sol, Irene puso la radio y ocurrió algo extraño, empezó a sonar una canción, Obsession de Sky Ferreira, y al escucharla yo me incorporé a la misma vez que Fran, que estaba sentado en el porche, se levantó del sillón y nuestras miradas se encontraron.

Se quedó en la puerta de la cabaña, observándome con atención mientras yo me acercaba hacia él.

-¿Estás pensando lo mismo que yo?- preguntó.

Le miré sonriendo, mientras me mordía el labio inferior.

-Si, estás pensando lo mismo que yo, vamos- cerró la puerta de la cabaña y agarrándome de la mano, tiró de mí en dirección a la buhardilla.

Algo se activó entre nosotros con aquella canción, habíamos tenido sexo en los días anteriores, pero no de aquella manera, no con esa excitación que nos había provocado el sonido de la música.

No dejamos de besarnos mientras subíamos las escaleras, tropezando un par de veces por no mirar ni siquiera donde pisábamos.

Me apoyé en la barandilla y él se hizo hueco entre mis piernas obligándome a separarlas un poco.

Sus manos recorrían mi cuerpo siguiendo cada una de las curvas de mi silueta, al tiempo que las mías se agarraban a su espalda con fuerza, temí por un momento perder la estabilidad y colocando mis manos en su pecho le impulsé hacia atrás, nos quedamos de pie en medio de la habitación, mirándonos durante breves segundos, sus ojos brillantes y con las pupilas dilatadas reflejaban el deseo que sentía, y mi respiración agitada le incitó a acercarse de nuevo a mí con rapidez, sujetándome con una mano por la cintura mientras con la otra intentaba desabrochar torpemente la parte superior de mi bikini.

Reí al comprobar que no era capaz de soltar el cierre y le ayudé a hacerlo.

-Estaba a punto de arrancarlo- dijo con un ligero tono de desesperación.

-Menos mal que los pantalones llevan cremallera- reí de nuevo.

Comenzó a besar mi cuello jugando con su lengua y provocando que se me erizase la piel.

Arqueé ligeramente la espalda inclinando mi cabeza hacia atrás mientras él seguía su recorrido hacia mi abdomen.

Bajó la cremallera del pantalón y se incorporó de nuevo para volver a besarme en la boca con pasión, nos deshicimos de la poca ropa que nos quedaba puesta y no sé cómo, pero terminamos apoyados contra la pared y no pudimos resistirnos más, apenas pasaron unos minutos, pero liberamos toda aquella tensión que habíamos sentido desde que Irene había puesto la radio.

Caímos sobre la cama cansados por la agitación del momento, y sintiéndonos aliviados.

-¿Qué es lo que nos ha pasado?- preguntó aún un poco asombrado por lo que acabábamos de experimentar.

-No lo sé, supongo que existe algo entre nosotros que nos conecta con la música de una manera especial, pero lo de hoy...ha sido algo único.

-Es extraño, pero sea lo que sea me gusta, solo espero que, si vuelve a suceder, no sea en un lugar público, lo íbamos a pasar mal.

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