Un cambio en la historia.

8. Hacia el búnker

Los días que vinieron fueron de mucho trabajo, la cabaña había quedado bastante dañada y había brazos y otros pedazos de zombis por doquier. Una vez que los chicos ayudaron en todo lo que pudieron Stan los dejó libres para que no estorbaran con el trabajo más duro. Dipper aprovechó ese tiempo para estudiar más detenidamente los secretos ocultos de Gravity Falls, había muchos, pero él sabía exactamente por dónde empezar: la clave de todo estaba en el autor y los diarios, y estaba decidido a encontrarlos. Estaba sentado en la terraza, la que Wendy les había mostrado al inicio del verano, cuando encontró una página bastante interesante que tenía información sobre un escondite y decía "Prepárate para el final". Si el autor temía que algo le pasara, algo de lo que Dipper estaba seguro debido a las últimas entradas en el diario, seguramente ahí se habría refugiado. Estaba considerando la idea de ir a investigar... pero no podía olvidar la "promesa" que le hizo a Stan, no debía meterse en problemas.

–Lo mejor es que no lo hagas, niño. –Una voz compuesta de ecos lo sobresaltó y poco faltó para que cayera del tejado. Como era de esperarse se encontraba en el escape mental, como Bill lo había llamado.

–¡Bill! ¡No te aparezcas de la nada! – Dipper se acomodó de nuevo y regresó su atención al diario.

–Es más divertido ver tus reacciones, Pino. Pero en serio, si tanto te molesta no deberías hacerlo, escucha mi consejo, será gratis por ser para ti. ¡Hahahaha! – La risa de ese ser era algo... inquietante y ¿cómo sabía lo que estaba pensando? ¿No estaba protegido? – No estoy leyendo tu mente, sigues protegido de eso, y tampoco es necesario hacerlo, tú cara lo dice todo, niño.

–Además de que seguro viste lo que acordé con Stan. Y por milésima vez: mi nombre es Dipper. – El triángulo flotante se había acercado y descansaba sentado a un lado de Dipper, era bastante pequeño, de manera que ahora el chico lo veía hacia abajo.

–Si dudas en hacer algo es por una buena razón, Pino. –Dipper sólo rodó los ojos ante al apodo. –Por otro lado, yo no me sentiría tan culpable, tu tío tampoco es tan confiable. Pero me estoy adelantando, ¿qué tramas hoy, niño?

–Pienso encontrar al autor. –Dipper regresó su atención a la página del diario que leía.

–Qué adorable. Suerte con eso. – Bill flotó hacia arriba a punto de irse cuando Dipper habló.

–El autor tenía un escondite en el bosque, no muy lejos de la cabaña, pienso ir ahí a investigar.

–Sí... No lo encontrarás ahí, ahórrate la molestia.

–¿Acaso lo sabes todo?

–Incluso un ser tan poderoso como yo no tiene todas las respuestas, pero esa sí. No vayas. –El tono de Bill se había vuelto frío.

–Tengo que. Y aunque no lo encuentre ahí hay cosas que puedo aprender.

–Si sólo quieres saber lo que hay puedo decírtelo. – Dipper arqueó las cejas, esto se estaba poniendo raro.

–Es mejor verlo yo mismo. – dijo Dipper decidido, pero Bill estaba igualmente decidido a disuadirlo de ir al búnker, sabía qué clase de documentos podría encontrar ahí.

–Mira, niño. Ahí dentro hay una criatura suelta que puede ser bastante peligrosa, es mejor que no vayas a curiosear, quizá no salgas vivo.

–¿Qué tipo de criatura es? – Dipper sabía que era podía ser verdad lo que Bill le decía, pero era algo escéptico, no terminaba de confiar.

–Es un cambiaformas, no es de por aquí, como su nombre lo indica puede cambiar a distintas formas de criaturas y cosas que haya visto con anterioridad. Te imaginarás el peligro que podrías correr, podría tomar la forma de una roca y no sabrías que está a tu lado, o la forma de alguien que conoces y no encontrarías diferencia. – Dipper se quedó callado unos momentos.