29. Calabozos, calabozos y + calabozos

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Los días siguientes fueron frustrantes, por decir lo mínimo, para Dipper Pines.

La cabaña del misterio estaba temporalmente cerrada por reparaciones (de nuevo) debido a algunos destrozos causados por las anomalías físicas, resultado del portal en funcionamiento. Según lo que dijo Stan, estaría cerrada por el resto del verano, que en realidad estaba más cerca de lo que ninguno sospechaba.

Dipper esperaba hablar con el autor, su tío, más a fondo sobre lo que había pasado todos esos años viajando entre dimensiones, sobre su investigación en Gravity Falls, de los experimentos que estaba realizando durante todo el día en el sótano y, sobre todo, de Bill Cipher. Había sido "recompensado" por sus tíos con los tomos 1 y 2 del diario, más que nada Stan lo había sugerido para mantenerlo en casa durante el tiempo que les quedaba a los gemelos en Gravity Falls y así evitar que se metiera en algún lío peligroso. Pero ni eso lo había mantenido ocupado tanto como les hubiera gustado, nadie en la cabaña sabía qué es lo que le pasaba a Dipper, pero los libros en lugar de apaciguarlo y entretenerlo le habían hecho estar más activo, más curioso, con aún más empeño en encontrar respuestas, respuestas que estaban bajo el mismo techo que él.

Después de que Ford les contara cómo había llegado a Gravity Falls, los diarios y el incidente que lo envió a otra dimensión, se encerró en el sótano y ni siquiera salía para comer con el resto de la familia, era casi un misterio cómo sobrevivía ahí abajo. Hubo una ocasión en la que mientras Dipper, Mabel y Stan se encontraban pasando el tiempo en la tienda de recuerdos, Ford salió repentinamente del sótano junto con una criatura bastante parecida a un pulpo, al parecer una observación se había salido un poco de control.

–¡Tío Ford! – el castaño alcanzó al hombre antes de que regresara al sótano después de recuperar a la criatura– ¿Quieres ayuda con eso? Leí todo sobre esas criaturas en tu diario y creo que sé cómo...

–¡No! Lo siento, Dipper. El oscuro camino que yo tomo es muy riesgoso para un niño.

–La próxima tal vez, ¿si? O no... o nunca...

Pero el mayor ya había desaparecido por la máquina expendedora, no era la primera vez que pasaba algo así.

El humor del chico iba menguando cada día, sustituido por frustración que pronto se convertiría en puro enojo, había esperado ayudar con Ford en sus experimentos y expediciones, pero quizá eso era pedir mucho, sabía de la pelea que habían tenido sus tíos y el temor de Stan de que él y su hermana corrieran peligro por las investigaciones de su gemelo... Pero Dipper tan solo quería hablar con él, no pedía más , eso no podía ser peligroso realmente, ¿verdad?.

Mabel había tratado de animarlo sutilmente, sabía cuánto le afectaba que el hombre que había buscado y admirado todo el verano viviera ahora bajo el mismo techo y no pudiera acercarse ni un poco, pensó que al fin encontraría a alguien que comparta sus intereses y lo tomara en serio.

No es que no disfrutara pasar tiempo con su familia, Mabel, Stan, también Soos y ocasionalmente Wendy, hacer travesuras y tonterías era divertido, aún era joven, pero su mente necesitaba más retos y ocuparse en otro tipo de cosas. Aunque tampoco es que estuviera totalmente solo... y eso era exactamente lo que buscaba cierto demonio.

–¿De nuevo Fordsie te ignora? – Dipper entró a la habitación y se dejó caer en la cama aplastando en el proceso al triángulo que estaba jugando a mezclar miniaturas de animales terrestres y otros que estaba seguro no eran de la dimensión. –¿Qué de-? ¿¡Qué crees qué haces, saco de carne!?

Salió de ahí con un poco de magia, fingiendo estar molesto.

–No estoy de humor para tus bromas, Bill.

Un cambio en la historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora