Un cambio en la historia.

9. En el búnker

Dipper iba delante del grupo mientras descendían a la entrada del árbol, atento a todo lo que pasaba alrededor en caso de que el cambiaformas estuviera ahí.

Al cruzar la entrada todos se sorprendieron. Lo que había a la vista era un cuarto de un buen tamaño que tenía una cama pegada a una pared, en la otra había una estantería llena de cajas que tenían marcados años desde el 2015 hasta el 2070, al fondo en la esquina había un armario con armas.

–¡Es absurdamente cool! – dijo Wendy. Soos inmediatamente se puso a curiosear aquí y allá, Wendy se adueñó de un letrero y Mabel metió su cabeza en un bote que estaba lleno de orugas.

–Jajaja, se durmió mi cara.

–Es un refugio nuclear o algo así, debió pertenecerle al autor. ¡Esto es increíble! Es como si se preparara para el desastre, pero ¿qué clase de desastre necesita provisiones para más de 60 años? – No sólo le intrigaba, también le preocupaba, o el autor tenía conocimiento sobre algo muy importante o estaba verdaderamente demente, o quizá ese algo lo había llevado a la locura...

Bill estaba escuchándolos, aunque tenía un limitado acceso de toda la escena, Sixer se había asegurado de eso cuando construyó el refugio, de verdad había exagerado con todo, nunca entendió su propósito con el portal, en vez de eso trató de detenerlo y terminó algo paranoico. Se preguntaba qué es lo que estaría pensando el saco de huesos de todo eso, era muy fácil leer sus expresiones, le decían que estaba analizando todo su entorno y uniendo piezas en su mente generando nuevas preguntas, pero no le arrojaban información concreta.

–Esperen chicos, ¡una lata! – Mabel llamó la atención de todos y señaló una lata de comida en el suelo, Dipper la levantó.

– Esta lata fue abierta hace poco tiempo.

–El autor debe seguir vivo, ¡aquí abajo! – Dipper no quería desanimar a Soos, lo más probable es que el cambiaformas siguiera vivo ahí abajo gracias a las provisiones del autor. No estaban seguros ahí abajo, tenía que sacarlos de ahí.

–Eso es Pino, debiste escucharme. Aún puedes salvarlos...

Bill... así que de sí seguía ahí. Se molestó, no iba a hacer lo que él le decía, le demostraría que era capaz de protegerlos.

–Un momento... –Wendy se dirigió decidida a un mapa del pueblo pegado en la pared llamando la atención de Dipper de vuelta a la realidad. Arrancó el mapa revelando una trampilla que daba a un túnel. –Creo que sé dónde puede estar. – Antes de que pudieran considerar su decisión ya estaban gateando a través del túnel hasta llegar a un pequeño cuarto con símbolos repartidos por las cuatro paredes. Dipper estaba seguro de que conocía esos símbolos... aquello le hizo recordar algo que había preparado la noche anterior, sacó de su mochila unos stickers de gatitos que Mabel le había obsequiado en una ocasión, discretamente pegó uno en la espalda de sus amigos.

Muy astuto, niño. Pero eso no te ayudará si no logras superar todos los obstáculos.

–Este cuarto da miedo. – comentó Soos.

–No tanto como su historial de internet– respondió Mabel burlonamente. –¿Cierto? ¡Pow! – Empujó toscamente a Dipper provocando que diera un paso al frente y pisara uno de los símbolos en el suelo, la trampilla por la que habían entrado se cerró y los símbolos se encendieron de un tono rojo, los diferentes paneles que componían la habitación empezaron a moverse hacia ellos, si no encontraban una salida pronto quedarían aplastados.

–¡Aaah! ¡Las paredes!¡Estas paredes locas nos atacan!

–¡Y no se detienen!

–¡Dipper! ¿Qué hacemos ahora? – Habían empezado a juntarse, pronto no habría ningún espacio para resguardarse, sus amigo lo miraban con temor en los ojos, esperando una respuesta. Ante la situación desesperada el cerebro de Dipper encendió, ¡esos símbolos los había visto en el diario! Pasó las páginas frenéticamente hasta dar con ellos, encendió la lámpara ultravioleta revelando un código.

–¡Busquen estos cuatro símbolos! ¡Rápido! Todos presionen uno. – Hicieron los que le dijo, Dipper accionó el último, se abrió una puerta, pero las paredes no se habían detenido.

–¡Corran por ahí! – Se apresuraron a salir, Dipper fue el último y apenas lo logró, su chaleco quedó atrapado por las paredes, tropezó a la salida con los demás y su corra se cayó. Bill vio una oportunidad...Pero no se esperaba lo que encontró en su mente.

Lo primero que hizo fue buscar el verdadero nombre del chico pero no llegó ahí, la superficie de la mente de Dipper estaba ocupada por una abrumadora cantidad de pensamientos diferentes, lo más evidente era su alivio por haber salvado a sus amigos y seguir vivo, por otro lado estaban teorías y preguntas sobre el búnker, lo que había ahí y cómo empezaba a relacionarlo con toda la información de diario, uniendo cabos a una velocidad peligrosa para Bill...con menot ruido habían pensamientos dirigidos con algo de enojo al demonio y otros sobre la adolescente pelirroja. Bill estaba por internarse una capa más en su mente, donde alcanzó a percibir algo de nostalgia...

–Hermano, ahí está tu chaleco. – Dipper se incorporó viendo a donde se dirigía su gemela, en ese momento alcanzó a ver su gorra tirada a un lado de una máquina, podía apreciarse el resplandor plateado del aluminio. Rápidamente fue por ella y se la puso, la comunicación se cortó.

–Así que aluminio, simple pero efectivo. Me quito el sombrero, Pino.

–Cállate, Bill. – Dipper se sonrojó un poco, (casi) nadie le hacían cumplidos por las cosas que hacía. Por suerte nadie lo escuchó, Mabel estaba de espaldas a él tratando de recuperar su chaleco y los demás celebraban seguir vivos. Wendy era la más eufórica.

–Sí ¡Sí! Fue... wow. ¡Fue colosal! – Se acercó un poco a Dippr y le dio un golpe amistoso en el hombro. –¡Estuviste increíble ahí, amigo! – Dipper solo pudo reírse nerviosamente y sonrojarse más aún.

Así que  ahora el cumplido de una humana  vale más que el mío.

–Gracias. – dijo, pero Wendy ya estaba explorando la nueva habitación junto a Soos, quien estaba jugando y haciendo cosas graciosas. Mabel se unió después, regresándole el chaleco a Dipper, pero conservando la bola de papel que encontró en este.

–Vaya, qué extraño cuarto de vigilancia.

Y era verdad, a ambos lados de la habitación había tableros de control, muchas pantallas, botones encendidos, dando a entender que aún funcionaba todo, palancas, matraces, algunos documentos regados aquí y allá. Todo se veía antiguo, pero a la vez muy tecnológico.

–¡Chicos! – les llamó la otra chica. – Dipper, tienes que ver este extraño clóset.

–Ya voy – dijo Dipper con una voz un poco más aguda de lo normal. Era la oportunidad de Mabel, pero no estaba segura... conocía a su hermano y sabía que si le mencionaba el tema solo lo negaría todo y quizá se molestaría con ella.

Bill observaba con detenimiento al chico, un pequeño vistazo a su mente le hizo saber definitivamente que se veía más tonto de lo que era, tenía que evitar a toda costa que encontrara más información sobre el autor o incluso sobre él mismo. Así que se le ocurrió algo.

–Él quiere decírselo, pero tiene miedo. – Bill le susurraba a Mabel imitando su voz. – Tal vez necesita un empujón.

–Buena idea Mabel – se respondió a "ella misma".

–Gracias, Mabel.

Se apresuró hacia su hermano que iba a encontrarse con Wendy, lo abrazó por un hombro.

–Hermano, pase lo que pase sólo quiero que sepas algo: – se puso seria un momento. – Es por tu propio bien.

Empujó a Dipper al clóset y lo cerró.