15. Misterio de la mansión Noroeste

6.1K 776 135
                                    

Después de que Bill lo hiciera ponerse el nuevo traje que le había comprado, tiempo suficiente para que las chicas confeccionaran unos vestidos con pegamento, partieron junto con Pacífica a su mansión.

–Bienvenidos a la mansión Noroeste, torpes. Traten de no tocar nada. –Las chicas no perdieron tiempo y se fueron a admirar todos los preparativos para la inminente fiesta mientras que Dipper se quedó con Pacífica para hablar con los señores Noroeste sobre su problema.

–¡Ah! Pero si es el hombre del año. –De esa manera lo saludó Preston, el padre – Espero que nos ayude con nuestra... situación, porque los invitados llegarán en una hora.

–Haré lo posible. – respondió Dipper renuente, esa gente no le agradaba.

–¡Espléndido! Pacífica lleva al invitado al cuarto de problemas y ah... él va a... quitarse la gorra, ¿cierto?

Te lo dije. –Dipper solo rodó los ojos.

–Yo me encargo. – respondió la rubia.


Al final tuvo que deshacerse de su preciada gorra por exigencias de Pacífica, no quería dar a Bill más acceso a su mente del que ya había tenido, al menos no por sentido común, pero parece que no quedaba otra opción. Bill había estado rondando alrededor de su cabeza sin parar, estaba más inquieto de lo usual, inclusive parecía estar de muy buen humor, solo se detuvo hasta que, después de lo que a Dipper le parecieron años, llegaron al "cuarto de problemas". Era un lugar con un aire algo tenebroso de por sí, oscuro y repleto de animales disecados, no parecía combinar con el resto de las habitaciones de la mansión.

–Sip. Es la clase de cuarto que yo embrujaría. Aunque no me preocupo, a los fantasmas se los clasifica en diez categorías, hacer flotar platos es de categoría uno. – señaló mostrándole el diario a Pacífica.

–Entonces ¿vas a enviarlo al más allá aburriéndolo con tu absurdo libro?

–Salpicaré al torpe con agua limpiadora y ya no te pondrá los... oxigenados pelos de punta.

–¿¡Qué dijiste de mi pelo!?

El chico estaba por responderle de manera sarcástica cuando su rastreador emitió el característico sonido de estar captando algo. Lo tomó y caminó por la habitación, repentinamente este se apagó y fue seguido de un corto grito de la chica que lo hizo girar a su dirrección. Gotas de algo demasiado similar a sangre caían a los costosos pisos de madera, objetos de todo tipo flotaron y empezaron a girar a gran velocidad alrededor de ellos, juntándolos y atrapándolos al centro de la habitación, extrañas voces indistinguibles podían oírse al fondo.

–Dipper ¿qué es esto? – preguntó claramente asustada.

–Es un categoría diez... – Además del ruido de la habitación, él podía escuchar la risa descontrolada de Bill, realmente estaba loco. Esto era mucho más para lo que se había preparado para enfrentar a un espíritu.

–¿¡Y ahora qué vamos a hacer!? –el fuego de la chimenea se avivó y de este surgieron unas manos esqueléticas ardiendo, le siguió una cabeza y el torso, después los huesos se cubrieron de algo que aparentaba carne y piel y por último una barba de fuego, era enorme. Lograron correr y ocultarse debajo de una mesa antes de que terminara de tomar forma. –¡Rápido! Revisa tu absurdo libro ¿quieres?

Dipper sabía que el único consejo que podía darle el diario para enfrentarse a un fantasma categoría diez no era precisamente el tipo de ayuda que necesitaban, era de las primeras secciones que había releído al descubrir las notas con tinta invisible. Si quería intentar algo necesitaba conseguir más tiempo. Tomó a Pacífica por el brazo y salió corriendo de ahí lo más rápido posible.

Un cambio en la historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora