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8 años en el infierno
Desde esa noche que conocío a Jayden, Rose podía decir que su vida se había vuelto un poco mas entretenida. Jayden aunque no estuviera a servicios de Cade se mantenía cerca nunca no dejándose ver por muchos días. Aunque ya habían pasado dos semanas desde la ultima vez que lo había visto. Rose ya se estaba angustiando pero como siempre le tocaba seguir la rutina. Entrenar, torturar y luego entretener en los hoyos de pelea.
Los días que Jayden lograba infiltrarse dentro de su rutina eran días mejores. Menos oscuros que el resto. Jayden no era una persona de bien o que buscara con buenas intenciones pero si podia hacerla sonreír, de forma verdadera. Algo que se había vuelto casi inexistente desde haber llegado ahí.
Katherine en esos últimos años seguían siendo la misma persona quisquillosa. Aun estando en su habitación Rose podía sentir sus ojos cafes encima de ella esperando que cometería un error para informarle a Cade. Rose sabía que no era de su agrado. Sabía que le disgustaba el favoritismo que Cade le había comenzando a tener desde el momento que la vio matar a alguien por primera vez en los hoyos de pelea.
El salon de entrenamiento estaba en la parte baja del templo, casi siendo subterráneo. Por debajo de este corría el fuego del infierno, por eso siempre se hallaba tan caliente. La pelirroja estaba ahí, con el pelo amarrada en una cola y con cada vez mas gotas de sudor cubriendo su frente y su cuello. Llevaba puesto lo que la mayoría de veces usaba, un pantalón y una blusa que ya se hallaba desteñida. Había días que el calor del salón era tan insoportablemente que se quitaba todo y entrenaba en sostén y pantaloncillo. Los días que Cade quería verla entrenar le tocaba usar ropa de mejor calidad.
Esos eran los días que se sentía como una marioneta.
Sostenía con fuerza los dos palos de madera y respiraba lentamente. Su corazón latía con fuerza contra su pecho. Sudor ahora también cubría su estomago. Había ya entrenado por una hora. Golpeando con fuerza el maniquí enfrente suyo. También había escalado una especie de barras y caminado por la barra de equilibrio.
El area de entrenamiento se encontraba en la parte subterránea del templo de Cade. Por eso el calor siempre era mas fuerte. Justo debajo corría el fuego del infierno. Solo los elegidos por Cade podían tener el privilegio de utilizar el lugar. Solo los que el veía potencial para ser sus servidores.
Rose suspiro tratando de volver a concentrarse y se coloco en posición en modo de ataque. Sostuvo los palos enfrente de su rostro y empezó a golpear. Cada golpe que seguía iba con mas fuerza. Cortos gemidos salían de sus labios cuando su cuerpo ya pedía descanso. Siempre era lo mismo.
Trataba de descargar todo el despreció y odio que crecía dentro de ella en sus golpes. Como si en verdad fuera a Cade a quien estuviera atacando, no el maniquí sin vida que era usado por todos. Así continuó por unos quince minutos.
