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4 años en el infierno
Jayden Calore era una de las tantas almas que desde milenios atrás se pudría en el infierno, pero a diferencia de la mayoría Jayden sabía que el tenía que estar ahí. Un joven vampiro que había quitado tantas vidas en sus momentos estando vivo merecía cumplir sentencia en el inframundo. Los primeros años habían sido los mas difíciles, soportando torturas o tener que pelear en los clubs de pelea pero ahora ya llevaba tiempo para saber como andar por el lugar.
El joven inmortal había aprendido a manipular a la gente a su alrededor. Ha ser alguien entre los pecadores que andaba alrededor.
Había estado ahi, observando entre las sombras como la nueva integrante Rosalie Lightwood descendía de los escombros que eran los nuevos y se volvía la favorita de Cade debajo de Katherine Pierce.
La había visto ganar cada batalla en los círculos de pelea, con sangre roja cubriendo su rostro y cuerpo. Y al igual que Katherine se había fijado en el collar que colgaba de su cuello a todo momento. Parecía tener valor y como todas las cosas de valor el lo quería. Esa era su única forma de ganarse algo, vendiendo lo preciado.
Y por eso Jayden no se encontraba en la lista de favoritos de Cade, si no mas bien en la de los que apuntaban amenazas de romper su sistema.
Jayden tenía control aunque fuera pequeño lo tenia sobre la gente que buscaba algo de el. Algunos le pagaban por matar otros por robar y aveces hasta le ofrecían cantidades por pasar las noches con el. La gente le temía pero lo respetaban.
Rose ya llevaba mas de un año en el infierno y había escuchado de Jayden Calore algunas veces aunque nunca lo había visto en persona. Los que rondaba decían que tenía una cabellera rubia dorada y ojos del mismo color. Un rostro perfecto y una figura que podría camuflarse entre las sombras.
Rose lo escuchaba y pensaba en un mercenario cualquiera y seguramente no hubiera vuelto a pensar en ese nombre, hasta que Cade le ordeno que lo buscara y lo trajera ante el. Rose en esos momentos podía darse cuenta que aunque el fuera el creador Cade no tenia el control completo si es que no lograba localizar al mercenario por su cuenta....o tal vez quería que ella lo trajera a las malas por diversión.
Con el diablo nunca se sabe....
Así que ahí se encontraba, caminando por las calles con una capucha en la cabeza, cubriendo su cabello rojizo y su rostro. Era de noche pero en verdad en el infierno siempre había obscuridad. El viento era fuerte pero había aprendido a acostumbrarse. Las personas que pasaban a su lado pasaban sin darse cuenta quien era.
La gente sabía quien era. Rose Lightwood la ayudante de Cade. No su segunda, pues ese puesto era de Katherine, pero si alguien que el mantenía en sus favoritos. La cruda asesina que derramaba sangre cada día.
