𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖔𝖈𝖍𝖔: 𝕻𝖗𝖊𝖘𝖊𝖓𝖙𝖆𝖈𝖎𝖔́𝖓 𝖊 𝖎𝖓𝖈𝖔́𝖒𝖔𝖉𝖎𝖉𝖆𝖉

2 0 0
                                    

CAPÍTULO OCHO: PRESENTACIÓN E INCOMODIDAD.

Narra Liam.

Estaciono la camioneta frente a la casa de Nirvana, ella se ha quedado dormida. Intento despertarla, pico su cara, intento hacerle cosquillas, grito y hago muchas cosas.

Pero es imposible, parece una piedra, lo único que he conseguido es unos pequeños y casi imperceptibles gruñidos.

Suspiro y me bajo de la Jeep, camino hasta su puerta y la abro con cuidado de que ella no caiga, por muy ridículo que parezca revisó que esté respirando y cierro la puerta, decido dejarla en el auto hasta que abran la puerta de su casa.

Me acerco hasta la entrada y toco.

Una señora no muy grande, que supongo debe ser la madre de Nirvana abre la puerta, su parecido con ella es impresionante.

Tienen el mismo tono de cabello y los mismos ojos azules que ella, es más alta que Nirvana y tiene algunas arrugas que parecen imperceptibles.

—Buenas noches, ¿qué sucede joven?.—pregunta con una voz confundida, sin embargo aún así es amable.

—Buenas noches, salí a tomar un café con su hija mayor y se quedó dormida

—¿Qué? Pero Daira está en casa.—habla y yo frunzo el ceño.

—Hablo de Nirvana.—respondo y ella sonríe.

—Ella es mi segunda hija.—responde.

—Lo siento, Nirvana no me habló de Daira.—respondo incómodo.

—No se llevan bien, Nirvana pretende que no existe.—habla cansada.

—Bueno, ella está dormida en mi auto.—digo señalando mi camioneta.

—Ay, su padre no está, déjame hablarle a su hermana para que me ayude a llevarla.—me contesta.

—Yo puedo cargarla, no se preocupe—respondo despreocupado.

—¿Enserio? ¡Muchas gracias!.—responde agradecida.

Tomo a Nirvana del auto y la cargo, su madre me dirige hacia su habitación.

Es adorable, tiene tonos rosas y lilas, un femenino tocador y un closet de color blanco.

Sin embargo tiene algunos pósters de bandas clásicas así como una guitarra acústica en una esquina.

La depósito sobre su cama, la cual es como la de una princesa, con muchos velos de tonos rosas con lila.

Bajo las escaleras y veo a su madre, junto a ella está otra chica con las mismas características de Nirvana y su madre.

—Hola, mucho gusto, soy Daira.—saluda estrechando mi mano.

—Hola, soy Liam.—saludo sin ánimos.

—¿Qué comieron?.—pregunta la madre de Nirvana.

—En realidad, nada y ahora que lo pienso no conozco su nombre, ¿cuál es?.—respondo restándole importancia.

—Soy Dione, lamento no haberlo dicho antes.

Aquí nadie tiene un nombre cliché más que yo.

—No se preocupe.

—Quédate a comer, por favor.—pide Dione.

—Lo siento, no puedo.—respondo.

—Si que puedes, ya mandé a Amira a que te sirva la comida.—dice.

Mi boca se seca y mi estómago se encoge.

—Mira, ahí viene esa pequeña pilla.—dice con amor y melancolía en la voz.

Volteo y observo a la pequeña Amira.

Tiene los característicos ojos azules y un pañuelo rosa en su pequeña cabeza.

Mi corazón se rompe.

—Oye.—habla jalando mi pantalón, pues me llega a la cintura.

—Dime.—respondo en el tono más suave que puedo.

—¿Eres el novio de Ame?.—pregunta.

—No, somos compañeros.—respondo.

—¿Por qué la traes si sólo son compañeros?.—pregunta confundida.

—Bueno, en sí, somos amigos.—respondo con una sonrisa

—¿Y por qué no son novios? ¿Mi hermana es fea para tí?.—habla arrugando su pequeña nariz

—No, claro que no, tu hermana es muy bonita, igual que tú.

Amira se sonroja.

—No puedes coquetear conmigo, tengo 10 años, pero puedes salir con mi hermana, nos parecemos mucho, sólo que ella sí es de tu edad.-sonrío y asiento.

—Lo tendré en mente, aunque olvidarte parece difícil.—digo en un fingido tono seductor que ella no parece notar.

—Lo mismo dice mamá.—me contesta y me rompo.

Se me hace un nudo en la garganta.

—La comida ya está servida, vamos.—habla la madre de Nirvana rompiendo la burbuja que Amira y yo habíamos formado.

Hasta ahora todo han sido presentaciones e incomodidad.

----

Este capítulo en realidad no me gusta, lo reescribí unas diez veces pero al final no me gustó y me resigné a que no importa cuántas veces lo escriba, seguirá sin gustarme del todo.

¿A ustedes qué les pareció, bellos panquecitos?

All the love, Lu.

Esclavo de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora