JurgenNo podía dormir tranquilo, no podía sacar de mi mente la imagen de Samantha Morgan inconsciente en mis brazos. Sentía inquietud nada más de pensar en lo que sucedió ese día. Sus gritos de dolor me atormentaban cada noche al acostarme y sabia que nada bueno estaba pasando. Lo peor era que no podía saber nada de ella y la preocupación me estaba matando. El solo hecho de recordar las expresiones de tormento en su rostro me hacían querer salir corriendo a buscarla y protegerla. Sé que lo haría por cualquier persona, ¿Pero por que con ella era diferente? No solo era el deseo de salir a buscarla, era también la necesidad de saber que está bien.
Al tomar por primera vez las manos de Sam mi corazón palpito de manera extraña, en ese momento temí que ciertos sentimientos surgieran en mí, no quiero enamorarme porque sé que será difícil, una parte de mi quería mantener distancia pero otra exigía a gritos buscarla.
Por otro lado me sentí molesto cuando pegaba su cuerpo a ese amigo suyo, ¿Con que necesidad? ¿No podía solo bailar como todos lo hacíamos? Admito que me contuve para no tomarla del brazo y sacarla de ahí a rastras ¿Pero con qué derecho podía yo hacer eso? Solo terminaría logrando que ella me odie realmente.
No quiero perder la cordura tan pronto, pero ella me estaba volviendo loco esa noche con su vestido corto y su comportamiento innecesario al tal Elioth. Me sentía sofocado.
Ya había pasado casi una semana desde aquel incidente y lo último que supe de Samantha fue que su madre la llevaría al hospital. En el momento que cayó inconsciente en mis brazos pude sentir el miedo dando vueltas a mí alrededor. Tomé el teléfono y llamé a su madre como ella me lo había indicado momentos antes. La voz de su madre al llegar y ver a su hija desmayada me partió el alma, su desesperación se hacía notar en el tono quebrado de su voz. No sabía que su pánico a las tormentas era tan grave al punto de desmayarse. Su madre la cargó en un taxi al cual le indico ir hasta el hospital más cercano de la zona. Fue todo tan rápido que no tuve tiempo de darle el teléfono de Sam a la mujer, ni de preguntar nada. Ahora tengo su teléfono en mis manos pero no puedo hacer mucho con el debido que tiene contraseña, si pudiera ya habría llamado a su madre para preguntarle sobre el estado de Samantha. Mandy me lo había pedido durante las clases pero yo siempre le decía que lo había olvidado en casa, una simple excusa para no devolvérselo, quería que Sam llamara y así podría hablar con ella para saber como está. Pero ni una llamada, ni un mensaje, absolutamente nada.También intente hablar con Mandy para preguntarle sobre su amiga pero ella solo se limitaba a decime que estaba haciendo reposo en su casa.
Todos los días pensaba en ella, todos los días miraba el asiento vacío del salón de clase, todos los días miraba su teléfono esperando una llamada, todos los días despertaba y dormía con su imagen en mi cabeza, todos los días miraba por mi ventana y me decía a mí mismo "ella está bien".Sentía que la desesperación se apoderaba de todo mi cuerpo.
Mierda, estaba exagerado. ¿Pero faltar una semana a la escuela por un desmayo? ¿ Que tan grave puede ser tener pánico a algo?
Un golpeteo en la puerta de mi habitación me sacó de mis pensamientos.
- Permiso joven - Doris abrió la puerta asomándose - tiene visitas, lo esperan en la sala.
¿Visitas?
Había olvidado que hoy retomaríamos la reunión con mi editor y mi agente. Pensaba tanto en todo lo que había ocurrido que no recordé tal asunto, Sam había arrasado con mi mente haciéndome olvidar todo.
Tomé unas zapatillas y una campera deportiva para bajar a la sala, no esperaba verme bien para esta simple reunión. Mi agente y mi editor eran de confianza, dos tipos que conocía desde pequeño cuando ambos trabajaban con mi madre. En esos tiempos era mi madre quien escribía los libros de HeavenBook. Ella era una amante de la literatura, me enseñó todo lo que hoy se sobre el mundo de la lectura. Mi madre se sentaba junto a su ventana y pasaba horas escribiendo todas las alocadas y maravillosas historias que ahora el mundo conoce a través de los libros. Era una mujer simple, de baja relevancia pero con una mente y un corazón asombroso. Nunca pretendió ser mejor que nadie, pero tampoco se rindió ante sus anhelos y eso fue una gran enseñanza que me quedó de ella.
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Te Busco Entre Páginas
Teen FictionUn escritor anónimo de libros, que ha ocultado su identidad por años, se ve envuelto en una difícil relación con una lectora. Esa lectora sueña con tener un amor de libro como todas las que ha leído, y aunque a veces la vida puede golpearnos duramen...