JurgenSe había desmayado. Samantha se había desmayado por segunda vez. ¿Qué anda mal en ella? No podía estar tranquilo, había algo que no sabía sobre ella y me tenia inquieto.
Habíamos pasado un momento juntos, tranquilos y sin peleas. Disfrutamos de una velada que parecía mágica y había logrado hacerla sonreír, y ella había logrado lo mismo conmigo, me hiso sonreír. Mi vida no había sido muy fácil como a todos les parecía. Había perdido a mi padre a muy temprana edad, casi no tenía muchos recuerdos con él y los pocos que tenía se iban diluyendo con el tiempo. Mi madre partió también. Me quedé solo pensando en lo difícil que es estar parado en el mundo y ser parte de él, ser un niño con miedos alrededor y sentirme desprotegido por no tener padres a mi lado a quien acudir. Ver a los demás disfrutar de ellos y quedarme mirando y recordar esos pocos momentos en que los tuve conmigo. Y lo peor era ver a aquellos que aun teniéndolos vivos no saben valorarlos. Todo lo que me había quedado eran los libros de mi madre, en los que me había refugiado y en donde ella aun vivía. Pero Sam hacia que todas mis penas se fueran, ella con su sonrisa lograba algo tan único e increíble que me hacía dudar si todo era cierto o estaba atrapado dentro de mi imaginación creando una historia como la de los libros que solía escribir. Samantha se había convertido en la cura de mi soledad, en esa historia bonita de la cual yo quería ser el protagonista y juntos vivir la mejor historia de libros jamás contada. Y pensar de esa manera me inspiraba para escribir. Estaba decidido a convertir a Samantha Morgan en la fuente de mi inspiración basándome en ella para mi nuevo libro. Pero toda la atención que estaba poniendo en ella hacía difícil mi concentración, Sam provocaba tantas cosas en mi.Anoche al llegar se desmayó de regente, no logré descansar en toda la noche preocupado por ella.
El sonido de unos pasos desde la escalera me hiso prestar atención a la entrada de la cocina en donde me mantenía ocupado preparando un desayuno para dos. Pronto Sam apareció con su vestido azul arrugado y con su cabello desprolijo debido a haber dormido hasta hacia un momento. La observé esperando que algo hiciera pero ella se mantuvo tensa por unos segundos, estaba confundida.
— ¿Quieres desayunar? — pregunté cortando el silencio, ella se despabiló y colocó ambas manos en su cabeza.
— ¿Por qué aun estoy acá? — Cuestionó preocupada — ¿Qué pasó anoche? ¿Dónde dormiste tú? ¿No dormimos juntos? ¿¡Verdad!? ¡Mi madre debe estar preocupada!
— Anoche te desmayaste, no podía llevarte a tu casa porque no sé donde es — aclaré acercándome a ella y tomándola de los hombros intentando calmarla, ¡cielos estaba alterándose demasiado! — antes de que se bloqueara tomé tu teléfono para llamar a tu madre pero ella no respondía a la llamada, debió haber estado dormida en ese momento y terminé dejándole un mensaje para que luego no se preocupara. Todo está bien.
— ¿Qué le escribiste? – Preguntó molesta y sacando mis manos de ella — Dame mi teléfono — me ordenó. Le señalé la encimera de la mesada donde su teléfono estaba cargándose. Al verlo se acercó y lo tomó para revisarlo. Ahí encontró el mensaje que había enviado a su madre: “Me quedaré en casa de Mandy esta noche a dormir” — Que alivio — suspiró dejando el teléfono nuevamente en su lugar — ¡Ya es tarde! Hay que ir a la escuela.
— ¿Iras sin tus cuadernos y sin tu uniforme? — Solté percatándola de ese detalle — por hoy faltemos a clases — propuse sabiendo que no le quedaba otra opción — Sam… ¿Por qué te desmayaste anoche?
— Demonios — expresó en un suspiro frustrada — Espera… si yo dormí en tu cama… ¿En donde dormiste tú?
— Yo dormí en la habitación que esta junto a la mía, todo un muro macizo nos separó, tranquila.
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Te Busco Entre Páginas
Novela JuvenilUn escritor anónimo de libros, que ha ocultado su identidad por años, se ve envuelto en una difícil relación con una lectora. Esa lectora sueña con tener un amor de libro como todas las que ha leído, y aunque a veces la vida puede golpearnos duramen...