Samantha
Llevaba días haciendo lo mismo, leer el mismo libro junto a mi ventana después de la escuela.
Ese día Jurgen dijo que escuchara los audios que grabó para mí en mi teléfono. Al principio no entendí por que grabaría audios. Recuerdo que al llegar a casa lo primero que hice fue sentarme en mi cama con mis audífonos listos para reproducirlos, eran dos audios. El primero era su voz indicándome que tomara mi libro favorito, una taza de café y me sentara junto a mi ventana a leer mientras escuchaba el segundo audio. Como si fuera una obligación hacerlo, lo hice, pensé que quizás no sería mala idea. Tome "Bajo el árbol de cerezos" y una taza de café caliente, me senté junto a la ventana de mi habitación con los audífonos conectados a mi teléfono y comencé a reproducir el segundo audio. Era un sonido que me tensó el cuerpo entero, un sonido que me invadía la mente de oscuros recuerdos que no hacían más que acelerar mis palpitaciones, era el sonido de la lluvia caer. Sujeté con fuerza mi libro clavando la mirada en la página abierta tratando de contenerme. Leí un fragmento del libro tratando de enfocarme solo en lo que veía y no en lo que escuchaba: "el paisaje pintado por las hojas del cerezo, parecía una lluvia rosa del árbol más bonito que había visto. Esa lluvia de pétalos que hacía a cualquiera fascinarse por tan espectacular belleza de la naturaleza, y bajo esa lluvia estaba ella". En ese instante la calma llegó a mí poco a poco relajándome como nunca habría imaginado, lo que era para mí un estremecedor sonido de lluvia comenzó a convertirse en un sonido de calma que acompañaba a la perfección la lectura de un gran libro.
Fue desde ese día que comencé a leer escuchando el sonido de la lluvia desde mi teléfono. No era un sonido aterrador, no se oían los relámpagos, solo la lluvia en una armonía constante y apaciguadora. Mi miedo desde el día del accidente había sido incontrolable, sin embargo de alguna manera ese sonido me estaba haciendo bien.Estaba a punto de llegar a la escuela, la mañana estaba algo calurosa. Faltaban treinta minutos para el horario de inicio y aun no había entrado al instituto. Al pasar por la tienda de dulces que estaba junto a la escuela los colores de refrescos de diferentes sabores parecían llamarme a gritos para que comprase uno. Al entrar una mujer observó como miraba deseosa un jugo de fresa que había en unos vasos en el mostrador. Quería comprar uno.
— ¿Quieres comprar uno? — preguntó la mujer con una sonrisa amable en el rostro.
— Sí, se ven deliciosos. Quiero uno de fresa — pedí mientras ella tomó un vaso para colocarle el liquido y unos cubos de hielo dentro.
— También quiero un igual, por favor — Jurgen había entrado a la tienda a comprar también — Buen día Samantha — me dijo mirando fríamente al mismo tiempo que guardaba las manos en sus bolsillos.
— Buen día — contesté de forma cortante. Supongo que por fin ya había acabado de fingir preocupación por mí, era un alivio.
Ambos esperamos en silencio hasta que nuestros refrescos estuvieron listos. Saqué mi billetera buscando dinero para pagar.
— Sam — habló Jurgen, me detuve y lo observé expectante — gracias por el refresco — anunció dándose la vuelta para salir de ahí.
¿En qué momento dije que pagaría por él? Había salido a pasos acelerados y con una sonrisa triunfante. Mientras yo debí pagar dos refrescos como si nada. Acababa de comenzar la mañana y ese idiota ya había logrado poner mi sangre a hervir.
Al salir de la tienda apresuré mi andar para llegar a él, no sabía que decir pero esto no quedaría así.
— Idiota, ¿Quién te crees que eres? — le espeté con desprecio.
— Me llamo Jurgen Miller, no idiota — replicó dándose la vuelta hacia mi — ¿Samantha tanto trabajo te cuesta aprenderte mi nombre?
— Me debes dinero, págame — le solté con fastidio ignorando sus palabras.
![](https://img.wattpad.com/cover/161650452-288-k604794.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Te Busco Entre Páginas
Teen FictionUn escritor anónimo de libros, que ha ocultado su identidad por años, se ve envuelto en una difícil relación con una lectora. Esa lectora sueña con tener un amor de libro como todas las que ha leído, y aunque a veces la vida puede golpearnos duramen...