Capítulo 4

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ANTES

Como dije antes, no he podido dormir del todo bien. He cerrado los ojos por momentos pero no he caído en sueños.

Gran parte de la noche me he cuestionado como es que nunca me he fijado en ella, es una chica hermosa. Pero, cada vez que aparecía una posibilidad de pensar en un nosotros intenté dormir.

Ya casi es la hora de despertar. Desde niños siempre le he dicho a Molly que era musicámbulo. Siempre encontré gracioso el hecho de despertarla cantando.

Comienzo a hacerlo hasta que puedo ver sus ojos verdes ser iluminados por la hermosa línea de luz del sol que pasa por la ventana.

Luce algo molesta, no puedo evitar sonreír al ver su cabello todo alborotado. Pasados los minutos decidimos levantarnos e ir a desayunar.

Sus padres no están y no hay comida. Decimos ir a Mimmo's como plan b. Molly le informa que iremos. Para cuando llegamos, el hombre ya nos está esperando con sus típicas dos tazas con café amargo, galletas y una historia.

Toda la tarde resulta de maravilla. Ya cerca de la tarde decidimos volver y mi amiga ya me ha avisado que no dormirá conmigo. No quiere despertar con mis dulces cantos, a lo cual solo río del saber que tendré todo un dormitorio para descansar.

Ya se acerca la noche, no hemos cenado. Sus padres aún no regresan.

— ¿No quieres pedir unas pizzas? -Sugiero mientras abro la puerta que va al jardín.

Enciende las luces traseras. — Claro, iré por el teléfono.

El jardín de los Smith es mucho más grande que el mío. Tienen casa del árbol, columpios, una tienda para acampar, gran parte de mi infancia está aquí.

Me trepo por las ramas hasta llegar a la construcción de madera que hizo Roger. Esta casa nunca dejó de ser útil para Molly o para mí.

Si nos enojábamos, o si alguno se sentía mal, este lugar nos reconfortaba. Creo que esa es una de las muchas razones por la cual mi amigo suplicó para que no la tiren abajo.

Kathie y Noah no solían usar esta casa, les gustaba más la tienda. Que estúpidos. Una tienda no es tan divertida.

Pasan los minutos y la chica vuelve. Me levanto y entro a la cueva, este lugar estaba decorado a la perfección.

Cuando sus padres la construyeron, Julianne supuso que podría haber una posibilidad de que nos durmiéramos allí. Entonces decidió colocar un sofá, luz, dos camas, y muchos juguetes.

Molly sube cual mono ya que las escaleras nunca se arreglaron y se acerca a mí.

— ¿Estás aquí por algo en especial? - Pregunta mientras se sienta en el sofá.

Me acerco al hueco que simula ser ventana y miro las estrellas. — No, solo quería estar aquí.

— ¿Cómo es que estás tan tranquilo? - Ríe.

Me volteo a verla. Esta recostada y juega con su collar. — ¿A qué te refieres?

— Digo, no comprendo cómo es que no te da miedo empezar las clases mañana.

Yo tampoco sé cómo es que estoy tan en calma con ese tema. — Supongo que el ir contigo lo hace más fácil.

Se acerca y mira el cielo conmigo. — ¿Crees en la vida después de la muerte?

— Claro que sí.

Me mira y sonríe. — ¿En serio? ¿Por qué?

Una de las cosas que más amo de esta chica es que nunca termino de conocerla. Desde pequeños somos amigos y aun así ambos mantenemos nuestros misterios.

Señalo al cielo. — Todas esas estrellas... Son hermosas, unas brillan más que otras pero todas juntas hacer una hermosa obra de arte.

— ¿A dónde quieres llegar con esto? -Dice apoyándose en mi hombro.

— Están muertas. - Digo sin dejar de verlas. — Gran parte de las que estamos mirando están apagadas.

No responde.

— Piénsalo de esta manera. ¿No es increíble que podamos ver algo que técnicamente no está?

Se aleja de mi hombro y me mira. Sus ojos se iluminan gracias a la bella luna que tenemos esta noche.

— Creo que siempre queda algo de nosotros... Aun cuando no estamos. - Concluyo.

Da un gran suspiro a lo cual solo consigo sonreír. — ¿Y si algún día no estás?

— Mira las estrellas.

Molly, ¿Dónde estás? [PARTE II - ELS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora