Capítulo 12

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ANTES

Apenas puedo abrir los ojos, puedo ver el cielo nublado, es de noche. Mi ropa está húmeda, al igual que mi cuerpo lo cual hace arder mi brazo que está ensangrentado. Parte de mi está en la tierra, la otra intentando salir del agua. No sé donde estoy. Logro levantarme, todo da vueltas. Mi ropa esta llena de sangre, comienzo a revisar mi cuerpo para verificar que no tengo más heridas. Comienzo a caminar hasta encontrar ayuda, todo el lugar es oscuro. Hay un río a mi lado, supongo que el agua me trajo hasta aquí. Así que decido caminar por la orilla hasta encontrar la forma de subir. Intento recordar como llegué a este punto pero el pánico comienza a surgir cuando no puedo hacerlo. No recuerdo nada.

Veo un puente, me alegro al hacerlo, tal vez haya alguien que pueda ayudarme. Millones de preguntas limitadas surgen en mi cabeza... ¿Cómo llegué aquí? ¿Por qué estaba en el agua? ¿Alguien sabe que estoy aquí?

Encuentro forma de subir y mi energía se agota. Me comienzo a asustar del tiempo que tardo en llegar, pero lo hago. Al llegar todas mis esperanzas se lanzan por donde me encuentro, no hay nadie. Lo único que ilumina el lugar son pequeños faroles que se encuentran a metros de aquí. Intento seguir hasta poder encontrar la ruta, con suerte alguien podrá encontrarme.

Intento mantener la calma y seguir el camino, pero mi brazo esta cada vez peor. Sangra más de lo que debería, y me comienza a bajar la presión. La angustia y el miedo de lo que pueda ocurrir conmigo estando sin conocimiento se apoderan de mi y corro lo más rápido posible hasta llegar donde los carros y personas deberían estar. Pero perdí mucha sangre, más de la que debería para estar despierto, y caigo.

<< - ... ¡Ya suéltame! >>

<< - ¿Cómo llegaron a esto? >>

<< - ... Yo te ... >>

Despierto. Me duele todo el cuerpo, siento que un elefante se sentó sobre mí. Mis dolores se pausan en el momento que noto que estoy en una casa. No hay nadie, apenas puedo levantarme, no tengo fuerzas para ello. Así que solo observo el ambiente. Es de día, estoy recostado sobre un sillón, mi brazo está vendado. Creo que puedo descartar estar en la casa de una asesino serial.

Una chica entra a la sala con una taza en su mano. Su cabello es oscuro y ondulado, es baja, no tiene pinta de ser criminal así que decido no hacer nada.

- Buenos días. - Dice sentándose en frente. - No has tenido una linda noche por lo visto. - Concluye dejando la taza en la mesa.

Me gustaría saber si es cierto, pero no recuerdo nada. Aunque terminar así... No creo que haya sido la mejor noche de mi vida tampoco. - Eres buena adivinando. - Consigo decir.

Se ríe por lo bajo. - Soy Rosie.

- Yo... No se quien soy.

Su expresión cambia al escuchar mis palabras. - ¿No recuerdas como te hiciste eso?

Niego con la cabeza. - Solo recuerdo despertar en medio de la noche en un lugar desconocido. - Confieso mientras me acomodo en el sofá y los dolores vuelven a sentirse.

- Mis padres ya vendrán, fueron a buscar vendas y desinfectantes para tus heridas. - Dice mientras me ofrece la taza. - Es café, te mantendrá despierto.

Decido tomarlo, y esperar a que el tiempo me ayude a recordar al menos mi nombre. Pero no lo hace. En esas horas pude conocer más a Rosie. Fue muy amable conmigo y pude sacar más información de ella y de donde estamos.

Minutos después llegaron sus padres. Ambos son médicos, lo cual me sorprende considerando que estamos en medio del campo. Su padre es cirujano y terapeuta y su madre es pediatra. Aseguran que la vida es mas tranquila viviendo aquí, no lo dudo, es muy silencioso el lugar. Aunque debe ser un largo viaje hasta el hospital.

- No lo es. - Afirma Larry.. - Es un viaje de veinte minutos en carro.

Luego de pasar toda la tarde conociéndolos me informan que ningunas de mis heridas fueron tan graves, excepto el brazo. Tardaron en mantenerme despierto sin ir al hospital. Dijeron que ir sin documentos haría más difícil el proceso en ser atendido. Agradezco haber caído en sus manos.

Rosie me mostró gran parte de su casa. Cuando dijeron que estábamos en medio de la nada no lo creí hasta que volví a ver el cielo. Su casa es enorme, pero somos los únicos aquí. Con suerte se puede ver la casa más cerca, está a quinientos metros.

- Debemos llevarte a la comisaría. - Dice el padre de Rosie mientras se pone de pie. - Pero lo haremos mañana, no quiero que te desmayes en el camino.

Permanezco sentado en el sofá y solo afirmo con la cabeza. No recuerdo nada y ellos no me conocen. Debo volver y tal vez recuerde algo.

- No creo que sea una buena idea, papá. - Suelta la morocha mientras me coloca hielo en algunos moretones.

- ¿De que hablas?

Se pasa la mano por el rostro. - ¿Recuerdas como lo encontré? Solo míralo, es claro que alguien quiso lastimarlo. Debemos esperar a que recuerde y entonces lo llevaremos.

Debo admitir que tiene razón. No recuerdo mucho de lo ocurrido, necesito recordar para poder hacer algo. No puedo ir muy lejos - con esta memoria de un pez.

- De acuerdo. - Dice el padre con un tono inseguro. - Debo ir a comprar algo para cenar esta noche, volveré en una hora.

Entiendo su reacción, la opción más correcta sería ir y pedir ayuda. Pero no puedo correr el riesgo de que alguien se aproveche de mi discapacidad.

Me cuestiono una y otra vez como he llegado aquí. No encuentro respuesta a nada de lo que mi cabeza cuestiona. Necesito ver, oír, sentir para recordar.

- ¿Puedo acompañarte?

Rosie apoya su mano en mi hombro. - Necesitas descansar. Ni si quiera recuerdas tu nombre.

Intento defenderme. -Tal vez salir me ayude a hacerlo.

Solo asiente y me ayuda a levantarme.

Molly, ¿Dónde estás? [PARTE II - ELS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora