Capítulo 5:

520 44 1
                                    

Me miró sin comprender, noté como trataba de encontrar algo que respondiera a mi pregunta, pero sin saber todo lo que yo llevaba dentro… de seguro no sabría qué decir.

— ¿A qué te refieres? —Apoyó sus manos en la larga mesa apegada a la pared, hizo fuerza y al segundo se encontraba sentado sobre ella.

—No lo sé —Musité calma—… nada —Sonreí— no… no me hagas caso.

Miré el suelo y me sentí presionada contra mis sentimientos y su necesidad de ayuda.

—Está bien —Susurré sin ganas.

— ¡¿Enserio?! —Exclamó.

Asentí y seguí con los ojos pegados al suelo.

— ¡Genial! ¡Eres la mejor amiga que hay en el mundo! ¡¿Sabias?! —Exclamó con felicidad y me atrajo hasta él para envolverme en un fuerte abrazo.

Seguía hablando y alabando mi ayuda, pero solo podía escuchar los mormullos mientras me hundía en él delicioso perfume esparcido por todo su cuello.

Lo fui empujando suavemente de mí y sonreí.

—Mejor será que estudiemos matemáticas —Volví a pegar un sorbo a mi jugo y caminé arrepentida y frustrada hasta mi habitación.

Ejercicios, problemas, gráficos, funciones… y más ejercicios. Ya no podía más y pasado los 15 minutos de que había comenzado a explicarme, ya no entendía.

— ¡Basta! —Tiré el lápiz lejos y hundí mi rostro en la almohada que acomodaba a mi cuerpo en el suelo.

—Oye, no hemos hecho nada aún —Lo escuché carcajear.

— ¡¿Ha no?! —Bramé levantando el rostro— Hace más de media hora que vengo escuchando un: bla, bla, bla —Me quejé haciendo que mi voz pareciera quebrada.

Río simpático al verme tan fastidiada por la materia.

—Ok, como tú quieras —Sonrió y cerró el cuaderno— Y… ¿Qué planeas hacer ahora?

—No lo sé… ¿Una película quizá? ¿Palomitas? —Sonreí entusiasmada, una película y algo de comer siempre fue mi panorama preferido.

—No tengo dinero para ir al cine si es eso a lo que te refieres —Murmuró tomando los útiles y poniéndose de pie.

—Tonto —Sonreí— Tengo palomitas y posiblemente estén pasando algo bueno por la televisión —Me puse de pie.

Me acompañó hasta la cocina y preparamos lo que serían nuestros alimentos. Pronto nos encontrábamos con un recipiente repleto de palomitas apoyado en mi estómago y dos bebidas.

—Que idiota —Comenté en voz alta la película mientras aplastaba una palomita de maíz en mis manos.

—Oye, es solo una película —Carcajeó mirando mi mano.

—Es un imbécil, ¿Cómo es capaz de hacer algo así con ella? —Volví a farfullar sin despegar mis ojos de la pantalla.

—Para la próxima vez descartamos las películas románticas ¿Si? —Tomó el control de la televisión y dio a fin la película.

— ¡Oye! ¡Estaba en la mejor parte! —Exclamé sentándome en el acolchado para reprocharlo con mis ojos.

—No, es lenta y aburrida, además, ya te estabas quedando sin uñas y estabas desperdiciando la comida —Me miró calmado y se sentó para quedar frente a frente.

—Y entonces… ¿Cuáles son tus planes para ahora? —Dejé las palomitas en un velador y lo miré aburrida.

—Sería… ver una película de verdad ¿No te parece? —Se burló.

Lo miré ofendida, él había accedido enseguida cuando pedí ver IfOnly.

—No te negaste a verla, hubiéramos elegido otra cosa —Musité seria, detestaba que se burlara de mis gustos.

—Jessica ¿Por qué es que nunca te das cuenta de cuando solo bromeo? Caes muy fácil —Suspiró.

—Es que nunca podré saber cuándo hablas enserio o no —Dije seria. Era verdad, nunca se sabía cuándo hablaba enserio o solo bromeaba.

Nos quedamos en silencio. ¿Qué se supone que haremos ahora? ¿Seguir estudiando? Ni loca.

—No crees… no crees, que sería… bueno que… —Habló entrecortado con la vista agachada, estaba pensando en algo que de seguro le incomodaba.

— ¿Si? —Lo invité a seguir, que soltara palabras que no digieran nada me urgía.

— ¿No crees que sería bueno que practicáramos? — ¡Bingo!

Supuse que sabía que si me volvía a hablar de matemáticas lo echaría a patadas.

— ¡No! —Exclamé rodando mis ojos— ya te dije que estoy harta de esa materia del demonio, estoy muy segura de que las matemáticas son el mismo infierno.

Me miró serio durante unos segundos y luego sonrió… ¿Con ternura?

— ¿Por qué sonríes así? —Pregunté cortante, pobre de él si se estaba burlando de mí.

—Es que… —Seguía sonriendo y agachó el rostro— No es eso a lo que me refería.

Volvió a mirarme y me congelé, mi corazón comenzó a bombear sangre a más velocidad y corrió una cosquilla por todo mi cuerpo.

In Another LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora