Lo que más me impactaba de la escena era que Joseph no la hubiese seguido, es decir, ahora tenía tiempo para correr hacia ella y decirle un par de cosas que de seguro arreglaría la situación. Por alguna extraña razón me sentía enfadada, Joseph aún no me habría y comenzaba a creer que él lo había olvidado por completo.
Empujé la puerta y salí de una vez.
—Gracias ¡¿Eh?! —Dije de mala gana y comencé a caminar para dejarlo abandonado en su cuarto.
— ¿Qué? Alto… Alto ¿Qué? —Sonó incrédulo, tomó uno de mis brazos e impidió mi paso.
—Creí que te habías olvidado de que me encontraba escondida, muy incómoda por cierto, dentro de tu armario —Dije un tanto frustrada, ofendida.
—Vamos ¿Cómo podría olvidarlo? —Sonrió a lo que solo correspondí con correrle la vista, no estaba de humor.
— ¿Escuchaste todo? —De expresiones alegres y desentendidas, pasó a una seria, incómoda y nerviosa.
— ¿Si acaso escuché? ¡Dios! —Exclamé molesta— Lo vi todo. ¿Quieres saber algo? Tu novia es una zorra —Musité cruzándome de brazos y mirando hacia un lado, no quería enfrentarlo.
Se suponía que mis ánimos debían de estar por las nubes, Joe le había negado y no había salido corriendo, rogándole perdón o tan solo ir por una disculpa, pero no, ahí estaba yo, enojada por alguna equis razón.
Me miraba serio, quizás molesto, después de todo estaba insultando a su pareja… ¡La gran cosa! No me importaba en lo absoluto que opinara respecto a mi comentario.
—Jessica —Había dicho mi nombre completo, si estaba molesto.
Ni si quiera contesté, estaba empeñada en irme.
—A ver si entiendo —Tomó mi rostro con una mano y me hizo mirar directamente a sus hermosos ojos almendrados. Estaba sonriendo ¡¿Quién lo entiende?! — ¿Estás tú celosa cariño? —Sonrió con crueldad.
Dios, que linda era la palabra saliendo de sus perfectos labios, más cuando era a mí a quien se refería.
— ¡Pff! —Exclamé riendo, una gran y falsa carcajada no estaba demás— ¿De esa cosa? Si claro, como si pudiera compararse conmigo —Volví a reír y sin despegar mis ojos de los suyos, había resultado mucha mejor actriz que él.
En ese corto tiempo, antes de que Joseph contestara algo a su favor, pensé: Era razón, no estaba enojada por haberme dejado en el armario durante… 5 minutos, si lo analizaba, no había sido un tiempo amplio, estaba enfadada por ella… era tan perfecta físicamente y se entregaba con tanta facilidad, que ya entendía por qué Joseph la tenía como novia.
Entonces… ¿Por qué diablos estás enojada? No te dejé encerrada en el armario durante mucho tiempo ¡No tiene sentido! —Comenzaba a molestarse… y de hecho no me importaba en lo absoluto. —Porqué pudiste haber hecho un mejor trabajo, ahora me duelen… las piernas —Mentiras. —Vamos Jess —Suspiró— De verdad lo siento y si viste todo lo que ocurrió, debes saber cuáles fueron las razones —Tenía razón, en poder de otro chico… me hubiera sacado del armario luego haber concretado. —Como digas, me quiero ir de aquí —Traté de imitar un suspiro parecido al que él había largado hace un rato: Cansado y vago. — ¿Te irás así como así? ¿Enojada aún conmigo? —Volvió a detenerme con una de sus fuertes manos apretando mi brazo sin presión dañina. Debo confesar que el torpe enojo había abandonado hace minutos mi cabeza y ahora solo quería que Joe me insistiese por el resto de la vida para no quedar mal, aparte de hacerme sentir importante, me daba cuenta que si le importaba. Estando de espaldas a él, sonreí y volví a concentrarme en mi actuación. — ¿Es que acaso te importa? No lo creo —Susurré girándome para poder enfrentarlo una vez más. Era lindo ver como sus ojos me suplicaban que lo perdonase, nunca se había visto más tierno y dulce.
—Pero Jess —Se quejó con una pataleta, era tan parecido a un niño de 5 años— ¡Tuve a Madison semidesnuda en mi cama y no hice nada por ti! Estaba nervioso y sudando —Se quejó una vez más y esta… dolió. Lo quedé mirando en medio de un doloroso silencio, era increíble cómo hasta podía oír a mi corazón hacerse pedazos. ¡Hacia unas horas atrás, más o menos, había estado conmigo! ¿Ya ahora me decía en la cara que había dejado a Madison por mí culpa? Bueno, para que tuvieran una idea de cómo me sentía, era algo parecido a esto: Una basura, un estropajo. Me habían pasado a llevar, y había sido él. Sin decirle nada, corrí mi rostro para que no notara lo llorosos que estaban. Solté mi brazo de su agarre y salí corriendo sin decir más. — ¡Jess! —Lo escuché exclamar y al igual que no corrió tras Madison, menos lo haría por mí. Siendo torpe y sin darme cuanta por donde era es que mis pies pisaban, tropecé con una de las mesitas decorativas de los pasillos, pero en microsegundos una fuerte mano me sostuvo para no caer al suelo y evitar el más que un seguro golpe en mi cabeza. —Dios, ese hubiera sido una fea caída —Suspiró con el mismo alivio que yo sentía por no haber caído al suelo. Nicholas. —Muchas gracias —Susurré haciendo un gran esfuerzo para que mi voz no delatara mi pena, pero resultó ser peor, estaba quebrada.
—Jessica… ¿Estás bien? —Buscó mi mirada escondida bajo algunos mechones de mi cabello. Entre el tropiezo y la carrera a casa, había quedado lo suficientemente desordenada como para que mi cabello cubriese la mitad de mi rostro. Asentí con la cabeza, pero ya era tarde, las lágrimas comenzaba a parecer y a Nick, era imposible negarle más de una vez en cuanto a los sentimientos, sabía a la perfección cuando estaba bien o cuando simplemente no lo estaba. —Dios… —Susurró— Ven aquí. Tomó de mi mano y me guio como una muñeca de trapo por el pasillo directo a su habitación. Me dejó sentada en su cama y se dedicó a prender varias luces con un delicado resplandor, que decoraban a la perfección el cuarto. —Que rayos hizo mi hermano ahora —Susurró molesto, sentándose a mi lado, siempre había ignorado su preocupación por mí, y ahora, luego de su confesión, era difícil no notarlo. —Nada, es solo… una estupidez mía —Traté de sonreír y pegué los ojos en mis pies colgando en el costado de la cama. —Se lo inútil que es mi hermano, así que no te creo —Dulce Nicholas, hasta en los peores momentos solía sacarme una sonrisa. Me veía tan obligada a contarle lo que había sucedido, pero era tan incómodo teniendo presentes sus sentimientos hacia mí. —Dijo algo que… no debí haberlo tomado a mal, pero sabes lo sensible que soy, era de esperar que sucediera algo así —Y de alguna forma me las ingenié para no contarle lo que sucedía, ya no podía decírselo todo.
—Entonces debe tener más cuidado, es increíble que se conozcan hace tanto tiempo y no sepa como dirigirse hacia ti —Sonrió con los ojos brillantes. Sabía por qué lo decía, él siempre me trató con respeto, cariño y sabía muy bien las palabras adecuadas al dirigirse a mí, se podía decir que era la persona que nunca en la vida me había hecho algún tipo de daño y estaba segura que nunca lo haría. —Es que tu si sabes cómo tratar a las personas —Sonreí y por primera vez miré a los ojos sin tener alguna sensación incómoda. —Y por eso creo que debería enseñarle un poco a mi hermano —Carcajeó dulce. —No estaría mal —Acompañé su risa y con suavidad empujé uno de sus costados. —Oye, no debes sentirte mal por aquello, tarde o temprano Joseph irá de rodillas pidiendo una disculpa, tu solo hace como si no te importara —Y estaba en lo correcto, era tal cual como debía ser. —Creo… que ese es el mejor consejo —Sonreí. —Ahhh… y oye, sé que quizás lo de hace un rato fue incómodo, te debo una disculpa, creo que está bien que seamos solo… —Amigos —Interrumpí con una mirada y sonrisa comprensiva.
Él sonrió y extendió los brazos, nada en estos momentos podía ser mejor que recibir un abrazo de su parte, acogedores y protectores, nada mejor. Me quedaría siglos estando ahí, una amistad como la que ofrecía Nicholas era imposible de rechazar. — ¡Ahá! ¡Con que ahora corres a sus brazos! ¿NO? ¡PERFECTO! —Su molesta, enojada y furiosa voz apareció en un instante en la habitación. Deshice el abrazo que sosteníamos y miramos en dirección a la puerta, era obvio, Joseph.
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In Another Life
FanfictionJessica es una muchacha de 17 años, quien ha pasado la mitad de su vida enamorada de su mejor amigo, Joe. Nunca se había atrevido a mencionarle algo sobre sus sentimientos hacia él, más pronto se le presentara una oportunidad para hacerlo.