Levanté un poco la cabeza y bastó para que mis ojos se abrieran como platos y mi mandíbula atravesara el suelo. No podía creer que lo que estaba viendo.
— ¡Joe! —Exclamó la chica visiblemente desesperada, nerviosa. Era su fin.
Su estado iba empeorando de a poco, ni siquiera atinaba a moverse, aún seguía sobre el regazo de un muchacho, quien no traía remera puesta, al igual que ella. Siempre lo dije, zorra, zorra.
—Dios —Susurró alejándose del chico y tomando su ajustada prenda tirada en el suelo— Joseph, de verdad puedo… yo puedo… —Su voz temblaba y se acercó a Joe para tomar de sus brazos, más el solo se alejó de la puerta dándole espacio para salir.
—Es urgente, debo entrar —Susurró sin la voz quebrada ni nada, tenía una gran fuerza para no perder el control, llegaba a asombrarme.
La chica miraba a Joe directo a los ojos, sin entender su extraña reacción, no esperaba a que estuviese tan apacible luego de presenciar tal escena.
—Pero Joe, debemos hablar… de verdad, tengo razones —Pataleó y el chico de cabellera rubia la miró de la mala gana, sabiendo que ya no hacía más, salió del baño y desapareció por los pasillos.
—No Madison, ahora… lamento haber interrumpido, solo necesito un poco de agua, pueden volver más tarde —Sonrió, tomó de mi mano y se incorporó en la habitación de blancos azulejos relucientes.
Madison al parecer no había notado mi presencia, por lo que apenas sus furiosos ojos verdes se fijaron en mí explotó en ira… yo sería su simple excusa.
— ¡TÚ! —Me apuntó con un dedo acusador— ¡Tú eres la culpable de que estas cosas pasen entre él y yo! ¡Eres una maldita desgraciada! ¡Arruinaste mi relación! ¡Nada de esto hubiese ocurrido si no te hubieses interpuesto entre los dos! ¡Puedes irte al de…
— ¡Ya basta! —Exclamé furiosa, nadie tenía el derecho de humillarme, menos alguien como ella— ¡Todo lo que ocurre entre Joe y tú es por tu propia culpa! ¿Cómo diablos es que no te das cuenta? ¡Y no vengas a meterme en tu problema! Con solo mirarte se puede adivinar el tipo de chica que eres y no quieres una relación, sino a cualquier chico que esté dispuesto a acostarse contigo —Fuertes y crueles palabras, y que no decían más que la verdad.
Me quedó mirando con los ojos en llamas, estaba dispuesta a seguir debatiendo, pero sus argumentos se habían agotado y yo era la ganadora.
Estaba orgullosa, ahora jamás me buscaría para decirme algo, más no tiene nada que decir. Entre el tenso momento, mi cabeza parecía dar vueltas y sentí mi cuerpo más liviano que nunca.
— ¡Dios! —Exclamó Joseph sujetándome en sus asustados brazos— ¿Quieres irte? Por favor —Musitó dirigiéndose a Madison.
Con mi vista borrosa y desviada, pude apreciar con dificultad como Madison se alejaba… que humillación, ¡Sin dignidad!
Joe cerró la puerta con seguro, me sentó en el borde de la tina, tomó de mi rostro y desde lo alto analizó mi nariz.
¿Duele? —Preguntó calmado, mirándome con los ojos preocupados. —No, no… está bien, solo sangró un poco, nada más —Sonreí poniéndome de pie y caminé hacia el lavamanos para humedecer mi rostro. —Te mareaste —Agregó mirándome a través del espejo. —Es normal —Dije mojando mi nariz— Supongo que Los golpes en la nariz suelen dejarte así ¿No? —Cerré la llave del agua y me giré para mirar a Joe. —Entonces… bien —Suspiró y sonrió— No tendré que llevarte a urgencias —Carcajeó. —Siempre exageras las cosas —Reí. En un corto instante de silencio, analicé por completo a Joe, no se notaba apenado… no había ni un indicio de tristeza, es más, estaba mucho más interesado en mi estado. —Jess ¿De verdad no te duele nada? —Se acercó y tomó mi rostro entre sus cálidas manos para confirmar por sí mismo si era verdad que estaba en buenas condiciones. Rodé los ojos y sonreí. — ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? —Carcajeé mirando con detención sus perfectos ojos. Sonrió y besó mi frente. Entrelazó sus dedos con los míos y salimos del baño. —Rayos, esta casa es un verdadero laberinto —Río caminando de un lado a otro. Maldita escalera, se había escondido o nosotros teníamos pésimo sentido de orientación.
Logramos dar con una escalera, pero no era la que buscábamos, esta subía y siendo larga y angostaba… daba un aspecto escalofriante. — ¿El entretecho? —Preguntó pisando el primer escalón. Sujeté con fuerza su mano e hice que mis pies se apegaran al suelo, no era el mejor plan subir, era muy miedosa y con todas esas películas de terror, mi imaginación volaba alto. — ¿Qué? —Preguntó volteándose a verme, yo solo sonreí nerviosa— ¡Oh! Ya veo, tienes miedo —Me miró con los ojos traviesos… se burlaba. —No. Te desafío a que subas, cobarde —Río y se apegó a la pared, seguramente dándome espacio. Entrecerré mis ojos, detestaba que hiciera eso. — ¿Y qué es lo que gano? —Me crucé de brazos, tenía que haber algún tipo de recompensa, o si no… no. —A ver… Te llevo al cine por tres fines de semanas seguidos, yo invito — ¡Oh! Que tramposo era, sabía que el cine era una de mis debilidades— Más chocolate por una semana —Río. — ¡Perfecto! —Reí y comencé a correr escaleras arriba con los ojos fijos en los escalones, la luz no estaba prendida y debía tener cuidado. Sentía los pasos de Joseph atrás y como carcajeaba viendo mi intento, por primera vez desafiaba al miedo, era una ganadora y todo por películas y chocolate. Llegué a la puerta y la abrí sin pensarlo, tenía que vencer.
Apenas di tres pasos y me apoyé en mis piernas para recuperar el aire… ¡Cuantos escalones! Joseph reía detrás de mí y yo rogaba para que prendiera la luz, ya no aguantaba tanta oscuridad, menos si estábamos donde era típico un asesinato en las películas, donde aparecían fantasmas y se escondían los cadáveres. Gracia al cielo, terminó prendiéndola en segundos. —No sabía que eras tan valiente —Carcajeó acercándose y antes de mirarlo observé todo mi alrededor, habían cajas, sillones viejos y todo tipo de artefactos llenos de polvo. —No… tienes… idea que es… lo que puedo hacer… por chocolate… y películas —Reí jadeante. Él seguía riendo y descubriendo cosas en la habitación. Mientras parecía un niño pequeño explorando un salón de juegos, me dediqué a observarlo, maldición, el no merecía que una chica le hiciera tal daño como Madison lo había hecho. —Joe —Musité sin acercarme a él. — ¿Si? —Se volteó para mirarme con los ojos calmos. —Lamento lo de hace un rato, yo… tenía que defenderme —Me excusé, quizás el aún sentía algo por ella. —No te preocupes —Sonrió y se acercó— Las cosas hace tiempo iban mal, y no dejes que te lleguen sus palabras… sabes que siempre te tubo celos y… estaba en lo correcto, eres mucho mejor que ella —Volvió a exhibir su hermosa dentadura y extendió los brazos para darme un caluroso abrazo.
No lo podía creer, mi corazón saltaba de felicidad y todo mi cuerpo parecía impulsarme a bailar, estaba siendo la chica más feliz del universo y todo gracias a unas simples palabras. Me alejó de su pecho y acercó su rostro para chocar su frente con la mía. Sus manos me sujetaban sin presión en los brazos, por alguna razón sentía que no me dejaría huir más, que me quería así de cerca… y yo no emitiría queja alguna. Sus labios entre abiertos dejaban que su aliento dulzón me atrapara por completo y comenzaba a sentir ese torturador acercamiento.
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In Another Life
FanfictionJessica es una muchacha de 17 años, quien ha pasado la mitad de su vida enamorada de su mejor amigo, Joe. Nunca se había atrevido a mencionarle algo sobre sus sentimientos hacia él, más pronto se le presentara una oportunidad para hacerlo.