Capítulo 16:

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Veamos si entendía: Con todas esas señales que Joseph dio a conocer… ¿Acaso estaba celoso?

—Eso me suena a celos Joe Jonas —Sonreí buscando su mirada, que en algún momento se me había escapado.

Enseguida me miró con seriedad, pero luego de segundos, estaba sonriendo con cinismo.

— ¡Pff! —Agitó su mano— ¿Yo celoso? ¿De Nicholas y tú? ¿Yo celoso? —Decía con una risa nerviosa y aun así no respondía a sus propias preguntas.

—Sí, tu celoso… —Sonreí.

Nos quedamos en silencio con las miradas fijas. Yo no podía hacer más que sonreír traviesa ante esos serios ojos, que no me entregaban más que una dulce ternura.

Me dio un fuerte empujón, cosa que al principio tomé como una ofensa, pero luego reaccioné, me había empujado al interior de una habitación; La suya, para luego cerrar la puerta y presionar mi cuerpo contra esta misma y su anatomía.

—No me… No me provoques —Susurró con sensualidad sobre mis labios.

Sentía las aceleradas palpitaciones de mi corazón, los pelos se me ponían de punta y no sabía que hacer o decir. Hace cinco segundos era yo quien estaba jugando con él, ahora era su turno y lo estaba haciendo más difícil de lo que creía.

Tenía a mis labios dibujados en sus ojos como punto fijo y entreabría los suyos desando capturar a los míos, ¡Como disfrutaba torturarme de esta manera! Llegaba a ser cruel y no me quejo, lo estaba disfrutando, quizás con impaciencia, pero en el fondo si lo disfrutaba.

Mordí deseosa mi labio inferior, ¿Por qué no me besaba y ya? Sabía que la tortura también le jugaba en contra.

—Madison… Madison está en la casa —Susurré ahogando lo agitada que me sentía en esos momentos.

—No lo arruines —Susurró otra vez y mi cuerpo tembló por completo al sentir la vibración de sus labios sobre los míos.

De una buena sola vez tomó mi rostro entre sus manos y con euforia besó mis labios. Su carnosa y exquisita lengua no dio tiempo a esperar para adentrarse sin cuidado, pero con sensualidad y placer en mi boca. Esta vez, sintiéndome más entregada a él y sin la timidez que alguna vez hubo, tomé sin temor ni mayor temblor sus manos para arrastrarlas por mi cuello, pechos, vientre hasta llegar al inicio de mi remera y pronto hundirlas bajo ella. Sus grandes y calientes manos daban los más deleitables masajes en mi piel y a pesar de que cada vez se iban volviendo más profundos y serios, no dejaban ese suave cariño y ternura… No tenía idea de cómo lo lograba, pero era magnifico y nada podría compararse con aquello que me entregaba.

 ¡Joseph! ¡¿Estás ahí dentro?! —Y todo ese mágico, placentero y exquisito momento, desapareció con la chillona voz de su muñeca cuando apareció al otro lado de la puerta, dando suaves golpes que temblaban en mi espalda. —Dios… —Susurré sin evitar una terrible expresión de miedo ¡Estábamos encerrados! ¡Atrapados! Joseph aún mantenía sus ojos bien abiertos, ni uno de los dos sabía qué hacer, estábamos estáticos. —Eh… ¡Linda! ¡Voy enseguida, estoy cambiándome de ropa! —Exclamó luego de alejarse ciertos pasos de la puerta. Tomó de mi mano y comenzó a girar desesperado buscando el lugar que me escondiera a la perfección. —Perfecto —Lo escuché susurrar. Abrió un closet, sacó algo de ropa y la dejó caer sobre su cama. —No hagas ruido, prometo sacarte lo antes posible de aquí —Sonrió dejándome en una posición no muy cómoda dentro del gran mueble. Solo asentí, no había ni otra opción. — ¡Joe! Demoraste bastante… ¡Y andas con la misma ropa! —La escuché ingresar a la habitación. —Este… ¡Sí! ¿Ves toda esa ropa tirada en la cama? Bueno, pensaba ponerme algo de eso, pero no encontré nada mejor, así que… opté por lo que… La habitación quedó en silencio de un momento a otro, ¡detestaba que hubiera silencio! Pasaban miles de imágenes por mi cabeza. Siendo cuidadosa entreabrí unos pocos centímetros la puerta del closet y me preparé para observar sea lo que sucediera.

Era de esperarlo, no me encontré con mejor escena que a la Barbie sobre Joseph, ¡Dios! ¿Estaba desesperada o qué? Sé que Joe desencadena un montón de cosas inexplicables y uno no sabe cómo actuar, que hacer, pero por lo menos sé que tenía algo de dignidad y delicadeza para hacer las cosas…. Madison parecía ser totalmente lo contrario; Tiraba de la remera de Joseph de una manera impresionante, mientras que él estaba quieto devolviendo el beso sin problema alguno, pero aun así… había algo que no lo comparaba a como tocaba mis labios, quizás era idea mía o por el simple hecho de que Joe tuviese presente de que estaba en el interior de la habitación y posiblemente como espectadora. —Madison… Madison —Lo escuché pronunciar con dificultad en medio del eufórico beso que la muchacha proporcionaba. — ¿Qué sucede? —Pronunció ella alejándose centímetros para poder mirarlo a su comodidad. —Es que… —Balbuceó. — ¿Dónde está Jessica? — ¿Yo? ¿Por qué preguntaba por mí? —En… en… se fue a su casa —Musitó visiblemente nervioso. —Entonces… no hay de qué preocuparse… —La escuché con dificultad, estaba susurrando— ¿Joseph? — ¿Si? —Hazme tuya esta noche —Se quejó sensual. ¡QUE ZORRA ERA!

Inevitablemente los celos se apoderaron de cada esquina de mi cuerpo, como deseaba salir del escondite y arrojarme encima de ella para destrozarle su perfecto rostro. Estaba a punto de farfullar en su contra, como la detestaba… pero debía mantenerme calmada y en silencio, por lo que no pudo ayudar de mejor manera que mi mano derecha tapando mis labios, en una de esas se me salía alguna que otra frase amenazadora… pero pondría en riesgo mi vida y al mismo tiempo la de Joseph. Suavemente se besaban y ella misma tomaba la iniciativa de sacar un poco de ropa. Se sentó en la cintura de Joe y tomó el inicio de su polera para quitarla y dejarla caer en un costado del acolchado. Maldición, era de esperar que fuese perfecta y me frustraba pensar que Joseph la prefiera a ella solamente por su estado físico. Sentía el nudo en mi garganta… estaba jurando no enfrentarlo nunca más, ni darle la cara si llegaban a hacer el amor en frente de mí… claro, no en mi cara, pero… aun así estaba escondida y Joe… tenía claro que yo sabía a la perfección que era lo que sucedía. La chica volvería atacar los labios de su novio, pero él, la frenó antes de que pasara. — ¿Qué sucede? —Preguntó ella, era obvio que estaba desconcertada.

Maddi… Madison no creo estar preparado para dar este paso —Sonaba tan serio como sincero… y eso no hacía más que mi corazón bailara de felicidad… Alto… ¿Dijo… que no estaba preparado? ¿Significaba que nunca… había estado con ella? ¿Acaso significaba que fui su primera chica? ¡Ok! Era oficial, si era la mujer más feliz del mundo. — ¿Qué? ¡Dios Joe! Estoy semidesnuda frente a ti ¿Y tú me rechazas? —Sonó ofendida. Pobre, ese es el resultado por ser tan… tan… ¡Estúpida! Si eso. —Lo lamento… yo… —Musitó con la voz baja y la alejó de su cuerpo— De verdad lo siento, pero no creo… que estemos listos… yo no estoy listo Madison —Suspiró y le entregó la polera a su chica. Ella sin decir nada más, volvió a la prenda a su lugar y le dio la espalda a Joe para tomar su rostro entre las manos. Debió sentirse humillada, Joseph la había negado. —Linda… no… no tienes porqué ponerte así —La tomó de los hombros y ella con brusquedad se alejó. —Ya no importa, me voy —Tomó su bolso tirado en la cama y sin más esperar, abandonó el cuarto.

In Another LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora