CAPÍTULO 3
A la mañana siguiente Gavin despertó por la ruidosa alarma del despertador, por él lo lanzaría contra la pared pero era su móvil y prefería no destrozarlo. Bostezó fuertemente maldiciendo su suerte y quejándose de la luz que entraba por la entrada
– ¿Por qué cojones no soy rico? – farfulló de mal humor mientras se levantaba a duras penas.
Odiaba madrugar y no había nada que le pusiera de buen humor, ni siquiera tomando un café bebida que ahora detestaba porque cada vez que le ordenaba a RK900 que le trajera uno siempre acababa de mala manera y con el mismo discurso de que no estaba allí para servir cafés pero Gavin era cabezota y había decidido que un día el divergente le obedecería y haría lo que quisiera puesto que estaba en su naturaleza como máquina.
Se lavó los dientes y sin ni siquiera desayunar salió de casa y subió a su coche sin ganas de empezar el día en la oficina pero no podía escaquearse como lo hacía el teniente Anderson con aquella excusa barata con lo su depresión o lo que fuera que tuviera aunque para el castaño era solo un viejo gandul que no quería trabajar y con un enchufe con el capitán Fowler.
Por suerte, o para su desgracia, según se viera. Llegó en menos de veinte minutos a la oficina por lo que fue directo a la sala de descanso donde cogió unos dónuts y se preparó un café bien cargado para afrontar su día y seguir con su investigación. Al volver a su mesa ya vio que el divergente de ojos azules estaba sentado frente al ordenador con el LED en amarillo pero pronto parpadeó cambiando poco a poco a azul y miró al detective que ya tenía su característico ceño fruncido
– Buenos días detective Reed – saludó como todos los días
– Te preguntaría si vives aquí pero por lo visto no es así – se sentó en su sitio preguntándose cómo llegaba todos los días tan temprano
– ¿Cómo quiere que viva aquí detective? Sería práctico no lo dudo pero a la larga improductivo puesto que hay estudios que demuestran que es mejor desconectarse del trabajo durante...
– ¿Me ves con cara de que me importe? – le cortó mientras se sentaba en su sitio sin muchas ganas de empezar a trabajar así que se comió y masticó lentamente cada trozo de donut hasta que se le acabó por lo que pensó en otra cosa para retrasar su trabajo e hizo algo que nunca creyó – ¿cómo está tu gato?
RK900 dejó de mirar la pantalla y se quedó mirando al humano por un momento puesto que no se esperó aquella pregunta y que además sonara que lo hacía con interés, incluso le pareció raro que le preguntaran eso alguien del trabajo salvo Connor
– Bien gracias
– ¿Desde cuándo tienes esa cosa y cómo que te dejan tenerlo?
– Lo tengo desde antes de ayer y en mi contrato de alquiler no dice nada de que no pueda tener mascotas así que no hay problema ¿o lo que pregunta es que cómo un androide puede tener a un ser vivo a su cargo?
– Es más lo segundo – no se cortó en aclararse ya que le daba igual ofender a una máquina puesto que para él no podía ofenderse esa cosa
– Que yo sepa antes entre las funciones de los androides era cuidar de los humanos ¿por qué no vamos a poder cuidar de un animal?
– ... eso es cierto – esta vez no le discutió nada – y ¿cómo que estando tanto tiempo viviendo tan cerca no te he visto nunca?
– Porque voy directo del trabajo a casa por lo que no he salido mucho, ayer fue algo puntual porque tuve que llevar a mi gato al veterinario – explicó dando por zanjada la conversación y volviendo con su trabajo pero a Gavin no le apetecía todavía meterse entre papeles por lo que a su desgracia siguió hablando con el divergente
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Maldita máquina (900Gavin)
FanfictionAl divergente RK900, el nuevo detective de la policía de Detroit, le asignan al peor compañero que podía tener en su vida; era una persona de mente cerrara, anti-divergentes, misógeno, misántropo y todo lo que no podía aguantar RK900 pero pronto se...