Capítulo 4

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CAPÍTULO 4

Pasaron varios días desde aquella apuesta que era insufrible puesto que cada uno se encargaba de alterar al otro de manera pasivo agrevisa. Al que mejor se le daba era a RK900 el cual sabía qué decir y cuándo decirlo como para crispar al detective que cada día acababa con varios improperios en la boca y una acidez en el estómago por haberse aguantado tantas veces su ira o molestia.

Por ejemplo cuando le pedía algo el divergente le exigía que lo hiciera diciendo la palabra mágica por lo que Gavin acababa haciéndolo por su cuenta ya que se negaba a pedirle por favor a una máquina o por ejemplo cuando decía algo al divergente se las ingeniaba para jugársela y hacer algo que le molestara. Por su parte Gavin soltaba de vez en cuando alguna de sus opiniones sobre los divergentes de manera sutil, le costaba puesto que siempre había dicho las cosas directamente pero empezaba a cogerle el tranquillo.

Por su parte RK900 estaba harto de aquel juego pero no se iba a rendir, por suerte no era tan expresivo como si antecesor por lo que Gavin no podía saber exactamente qué le había molestado y qué no aunque cada día le entraban ganas de darle un puñetazo a ese tipo; menos mal que recordaba su apuesta y no estaba dispuesto a trabajar para él.

Una de aquellas mañanas Gavin fue a su mesa mirando la de enfrente que era la que ocupaba su compañero extrañado puesto que no había llegado, pensó que a lo mejor había estado ocupado con el caso que tenían pero si fuera así le habría avisado así que pensó que a lo mejor se había retrasado puesto que el divergente solía ir en metro hasta el trabajo a pesar de que sabía que Gavin tenía coche y podían compartirlo pero los dos se negaban estar más tiempo del necesario juntos.

La verdad es que se le hacía raro no verlo ahí con aquel porte y mirada de estirado engreído; y eso que había pensado hoy en varias ofensas encubiertas para molestarle, solo esperaba que no tardase mucho para empezar con aquel insufrible juego del que estaba seguro que ganaría... o sino acabaría en la tumba por una úlcera de estómago por contener la rabia, lo que surgiera primero.

Suspiró, miró de nuevo aquel asiento vacío e hizo su trabajo, pronto llegaría, estaba seguro.

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Había pasado una hora y RK900 no había llegado todavía, era algo inusual y no entendía aquella ausencia de alguien tan puntual y formal.

Ahora que lo pensaba hace unos días lo veía preocupado, no es que lo expresara mucho pero había algo en su mirada que parecía distinto, como si le ocurriera algo malo ¿y si era eso? ¿Y si estaba metido en algún lío? ¿En qué estaría metido? La verdad es que no le conocía lo suficiente ni tenía su número para llamarlo y ni siquiera sabía si conocía a alguien más fuera del cuerpo, es más ¿tendría algún amigo a parte de Connor? ¿Sabría algo de él?

No sabía ni cómo ni porqué pero estaba nervioso por su paradero así que de mala gana se acercó a la mesa del teniente Connor el cual se estaba preparando para salir probablemente a una investigación así que fue rápido

– ¿Dónde está el muñeco de plástico que tiene tu misma cara? – sí, Gavin como siempre tan amable

Connor le miró asombrado por que se acercara preguntando por él y algo incómodo por saber dónde estaría

– ¿RK900? Pues... se ha pedido el día libre

– ¿El día libre?

– Sí, por asuntos personales – ni siquiera le miró e incluso Gavin pudo notar que estaba triste

Maldita máquina (900Gavin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora