Su mirada pasa de las manos entrelazadas hacía el rostro de su mejor amigo.
—¿Son novios?— preguntó sorprendido.
—Pues sí, es oficial— responde sonriendo Christopher y mira a su nuevo novio, Richard, para después besarlo.
—ugh, mejor me voy de aquí— murmuró asqueado viendo a sus dos amigos comerse la boca, literalmente.
"Y pensar que Joel y yo nos comíamos así" pensó y sacudió su cabeza para poder olvidar ya esos recuerdos.
Caminó por el pasillo, fastidiado de ver a tantas parejas besarse en ellas. Al llegar a su casillero tiró todas sus cosas dentro, solamente sacando lo que necesitaría para la clase.
Está orgulloso de poder haber llegado hasta último año, y más por sus buenas notas.
Lo cierra y va hasta una banca cerca de una puerta de algunos de los salones para sentarse y agarrar su celular para matar un poco el tiempo.
"Está bien, bonito. Te veré luego, adiós"- Joel.
Suspira y mira nuevamente la foto de perfil mordiendo su labio inferior, la ha cambiado y se sigue preguntando cómo a podido ponerse tan bueno.
Desde que rompieron, según Erick; él se ha puesto peor. Al principio, lloraba todas las noches y cuando iba a la escuela todos lo miraban horrorizado con su aspecto; ojeras negras, sus ojitos verdes hinchados y su pelo azabache alborotado, al llegar al punto que no le importó nada y fue en pijama a la escuela. Claro que eso llamó la atención de los profesores y lo citaron a la oficina del director, algo estúpido para él.
Una mueca de disgusto se formó en su rostro al recordar esos tiempos, la había pasado jodidamente mal en su primer ruptura amorosa.
—Oye, enano— escuchó a sus espaldas.
Se dió vuelta con el ceño fruncido, encontrándose con Camila acercándose, para seguido sentarse junto a él.
—Ni que tú estuvieras alta, estúpida— le sonrió a su amiga.
—Cállate, ¿qué hacías?— preguntó sonriéndole la castaña.
Camila ha sido su mejor amiga desde segundo año. Al igual que él, ella está en último año.
—Nada, como siempre, sólo con mí soledad— suspiró fingiendo tristeza.
—Eres un dramático— ambos rieron— ¿Sabés que hoy en la noche hay una fiesta?— cambió de tema.
Erick negó con el ceño levemente fruncido y miró a su amiga para que siguiera hablando.
—No necesitas invitación, va toda la escuela. Elisa lo organizó por su cumpleaños y es en su casa, ¿Irás?— agregó.
—Sí— contestó luego de unos segundos pensando.
—Genial, Er, hace mucho no salíamos juntos de fiesta—sonrió con emoción Cami.
El menor asintió dándole toda la razón. Desde aquel día no salió más a bares o fiestas, se la pasaba echado en su cama, había dejado de lado a sus amigos y se hundía en sus problemas, sin ánimos de nada. Pero eso hoy cambiaría, se pondría sexy y bailaría con todas las personas de ese lugar, se la pasaría genial.
