La música alta retumbaba por toda la casa, el olor a alcohol empezaba a sentirse apenas pasaron por la puerta de aquella gran casa.
—Ya quiero irme— habló el ojiverde asqueado viendo cómo dos parejas compartían saliva.
—No jodas Erick, no gaste dinero en gasolina para nada. Vamos a tomar, emborracharnos y divertirnos ¿Entendido?— animó su amiga, agarrándolo del brazo para arrastrarlo hasta la barra de bebidas.
—Está bien—murmuró sin que Camila lo escuchara por la alta música.
Se sentaron y el ojiverde pidió agua mineral, pero su amiga lo miro mal y ordenó dos vasos grandes de cerveza.
—Ni te hagas el santo que antes te pedías las botellas llenas— le sonrió divertida.
El menor rodó sus ojos.
—Soy menor de edad.
—Estás en una fiesta de cumpleaños, no en un bar, no te trates de salirte con la tuya—le guiñó uno de sus marrones ojos.
—¿Sabés? Prefiero a Chris, él es más tonto y puedo engañarlo sin que se entere.
—¿Acaso quieres ver cómo Chris y Richard hacen el sin respeto?— sonrió señalando a la pareja atrás suyo y sus ojos se iluminaron cuándo las cervezas llegaron.
—Ni loco— dijo observando a Richard arrinconando a Chris contra una pared mientras se besaban—. Lo va a partir en dos, no me gustaría ser él mañana— ambos rieron y tomaron de sus vasos con cerveza.
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Camila y Erick ya se habían pasado de alcohol, ambos no estaban en sus cinco sentidos y se encontraban bailando sensualmente en la pista de baile ante las miradas y gritos de ánimo de los demás.
Erick miró a su lado y no encontro a su amiga, en su lugar vio va Joel acercarse a él. Rió y trató de irse de allí para seguir tomando, pero unas manos en su cintura lo detuvieron.
—Mí amor, viniste— habló el rizado en su oído, erizandole la piel.
—Pues sí, y no me llames “mí amor”, tarado—bufó tratando de salirse de su agarre, y lo logró llendo directamente a la barra.
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recuerden q pueden divertirse sin la necesidad d tomar alcohol.