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—¿Qué mierda?— susurró confundido, un hilo de sangre salía de su nariz.

Subió su vista para mirar a la persona que lo golpeó sin razón, un rizado que se veía realmente furioso, con él.

—¿Qué te pasa?— habló con tranquilidad, levantándose con algo de dificultad.

Él era un chico tranquilo, rara vez se enojaba o acudía a la violencia. De la cual estaba en contra.

—¡Te ibas a meter con mi novio, hijo de puta!— le gritó enojado y fue hasta Erick, quién seguía durmiendo como si nada.

—Oye, disculpa, pero...

—A la mierda con tus disculpas.

Joel lo alzó como recién casados y caminó hasta la puerta, pero antes de salir por completo miró al tipo.

—Si vuelves acercarte a él, voy a desfigurarte toda tu cara ¿Escuchaste, estúpido?

Joel no conocía al tipo, y no podía ser ex-alumno, así que supuso que era un alumno más de la escuela de su pequeño.

El rubio asintió con algo de miedo, suspiró aliviado al verlo salir con el menor en sus brazos. Su ojo aún dolía. Luego de unos minutos, lentamente salió de aquella habitación para dirigirse hasta la cocina por una bolsa de hielo.

×××

Agradeció internamente al escuchar la casa de Erick en silencio, suponía que sus padres no estaban. Caminó hasta la habitación del ojiverde y al entrar lo dejo en su cama.

Al principio, no fue fácil poder entrar a su casa, con él en brazos no podía buscar la llave que estaba bajo el tapete, dónde
siempre la dejaba y deja el menor, al final se las arregló, como pudo.

Rió al verlo soltar balbuceos, sin dejar de mirarlo, sacó sus zapatos y se acostó junto a él.

Prestó toda su atención en el rostro de Erick, para Joel no había cambiado mucho, seguía siendo su bebito; su piel suave, sus pestañas que hacían resaltar sus ojitos verdes y sus labios rosados.

Perfecto.

—¿Joel...?— murmuró Erick aún dormido, removiéndose un poco.

—¿Qué pasa, pequeño?— contestó de igual manera.

—Te extraño...

El menor se acercó al cuerpo del mayor y lo abrazó, escondiendo su rostro en su cuello.

Su corazón de aceleró, sonrió emocionado y una chispa de esperanza se instaló en él.

—También te extraño, demasiado.

Pero... No podía ilusionarse, Erick estaba borracho.

ʀᴇᴄᴜᴘᴇʀᴀʀʟᴏ ♢ ᴊᴏᴇʀɪᴄᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora