Capítulo 1

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Tamara:

30 de agosto, 2011

Me mire en el espejo, tome mi maquillaje y comencé aplicarlo un poco en el moretón que tengo en mi comisura, después pase un poco por mi cuello donde tengo otro moretón. El del cuello está un poco más reciente por eso me quejo un poco.

- Mami. –dice Andrés entrando a la habitación.

Trato de sonreír lo más que puedo por el bien de mi hijo.

Mi hijo tiene 6 años, gracias a Dios que no tiene un gran parecido a Edgar. Solo son algunos rasgos como la nariz y sus labios, pero lo demás prácticamente lo heredo de mí. El cabello negro, la piel blanca y esos ojos intensos de color azul.

Volteo para verlo de frente, el corre hacia mí y lo tome entre mis brazos. A pesar de que ya está grande no pesa mucho, es delgado y tiene un peso promedio, a mí me encanta cargarlo, aunque a Edgar eso le molesta demasiado, dice que no es un bebé, pero para mí siempre lo será.

- ¿Qué ocurre cariño? –bese su mejilla.

Camine a la cama, me senté y acomode a Andrés en mi regazo.

- Llamo Ana, dijo que no podía venir a cuidarme. –dice mientras toma un mechón de mi cabello y juega con él.

Ana es la niñera que contratamos para que cuide a Andrés cada vez que nosotros no podamos. En realidad la idea fue de Edgar, ya que yo prácticamente me la pasó encerrada en casa, no trabajo, no pude ejercer mi carrera universitaria. En estos años que Ana ha trabajado para mí, solo dos veces yo le he llamado para que venga a cuidarlo y son las mismas dos veces que siempre me cancela, casualmente solo a Edgar le hace caso, él le llama y viene enseguida, para mí siempre ha sido sospechoso pero tengo prohibido protestar.

- ¿Solo te dijo eso? –pregunte.

- Sí. –Asiente con la cabeza-. ¿Ya no iras con mi tía Bárbara?

Mi hijo a pesar de sus 6 años, habla bastante bien y es muy platicador, siempre tiene algo que comentar, juega demasiado y es muy risueño a más no poder. Claro, solo es así cuando estamos solos o cuando esta Ana, su tía Bárbara y su padrino Bruno. Cuando se encuentra Edgar se cierra mucho, le tiene miedo a su propio padre y ni se diga yo.

- Entonces, me tendré que quedar contigo. –sonrió algo desanimada y acaricio su cabello.

- Pero querías ir con mi tía, mami. –Frunce el ceño-. ¿Y si vamos los dos? Quiero verla y así tú también vas. –dice emocionado.

Si pudiera lo haría, pero si Edgar llega y ve que no estamos ninguno de los dos, no quiero pensar lo que me espera.

- Tengo una mejor idea. –sonrió-. ¿Qué te parece si hacemos palomitas y colocamos alguna de tus películas favoritas?

- ¡Me encanta! –dice emocionado.

- Entonces ve a escoger las películas y no hagas mucho desorden, ya sabes.

Mi hijo asiente con la cabeza y se baja de mi regazo para irse corriendo de la habitación.

Me levante de la cama y fui al closet para tomar mi pijama. Estoy consciente que son las 2 de la tarde, pero desde que inicie mi vida de casada, solo me la paso encerrada en casa y con pijama. Ahora que me pongo a pensar, creo que tengo años sin saber lo que es una fiesta, reírse entre amigos, disfrutar de la vida. Me quede observando el fondo del closet y sentí unas inmensas ganas de llorar.

Todos tenían razón, no debí de casarme. No me arrepiento de haber tenido a Andrés, es la única persona que me da fortaleza, pero me arrepiento demasiado que haya nacido justo en estos momentos, donde debe de vivir lo que yo vivo.

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