Primer Engaño

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10 de febrero, 2003

Observaba todos los documentos que se encontraban en mi pequeño escritorio, los comencé acomodar por orden alfabéticos, justo como mi jefe me lo ordeno.

Edgar y yo pudimos encontrar un trabajo como asistentes con un abogado, Ramón Verduzco. No es algo que nosotros realmente hubiéramos querido pero necesitamos algo de experiencia en este ámbito para comenzar a ejercerlo en nuestro propio Bufete. No trabajamos en un Bufete, más bien trabajamos desde un pequeño despacho que tiene nuestro jefe en su casa, no es un trabajo en un gran Bufete pero es lo que logramos encontrar de momento.

Levante mi mirada y me encontré con Edgar sentado en un pequeño sofá mirando su teléfono entre las manos, parecía algo disgustado ya que hacia pequeñas muecas.

- ¿Qué sucede hermano? -pregunto.

- Nada, solo son estupideces mías. -guarda su teléfono.

- Somos hermanos, ¿no? Cuéntame lo que quieras. -Edgar se levanta del sofá y se sienta en una silla que está enfrente de mí.

- Si te digo me vas a querer golpear o me dejaras de hablar. -susurra avergonzado.

- Edgar, de ti me puedo esperar cualquier cosa, además, ya sabes que respeto lo que hagas por muy estúpido que sea la situación es tu vida y no me puedo entrometer.

- Bien. -suspira-. Ya sabes que dentro de unos meses me casare con Tamara. -murmura.

Tamara, la chica preciosa, la chica de ojos celestes. Si, efectivamente Edgar se casara con ella. Edgar no se cansó hasta conquistarla y lo logro, aunque cuando Edgar me aviso que se casaría con Tamara, se me hizo una gran estupidez. Apenas llevaban 7 meses de conocerse cuando iniciaron su relación, ahora llevan casi 3 meses juntos y ¿se van a casar? Como le dije antes a Edgar, es su vida y no puedo decirle nada ya que él sabrá de sus errores, pero definitivamente casarse con tan poco tiempo de relación es una... dios mío, ya ni tengo palabras para describirlo.

- Si, ¿qué pasa con Tamara?

- Con ella todo está bien, es conmigo. -Hace una mueca-. La engañe.

- ¿En qué aspecto? -digo seriamente.

- Engañar, me metí con otra mujer. En ese aspecto.

- Eres un pendejo, así de fácil. -digo molesto-. ¿Cómo se te ocurre meterte con otra mujer? -Suspiro varias veces para no perder la cordura-. Se supone que le propusiste matrimonio a Tamara porque la amas, esas fueron tus palabras cuando te dije lo estúpido que sería casarse en tan poco tiempo.

- Lo sé. -Pasa sus manos por su cabello desesperado-. Pero lo hice, tú sabes que antes de Tamara fui así, se me presento la oportunidad y la tome, fui un idiota, lo sé.

- ¿Le dijiste a esa chica que estas por casarte?

- Estaba a punto de decírselo pero me invito esta noche ir a su departamento.

- Obviamente le dijiste que sí. -Edgar solo se me quedo mirando-. Que pendejo. -Me levante de la silla para alcanzar su cabeza y darle un golpe-. Esto no demuestra para nada que amas a Tamara.

- Claro que la amo. -suspira-. Es demasiado diferente a todas, ella siempre se da su lugar y no se rebaja a nada.

- Pero es más que obvio que tú no le das su lugar. -lo mire unos segundos-. No la he tratado lo suficiente como para defenderla, pero ella en realidad esta ilusionada contigo. -Se me formo un nudo en la garganta-. Se nota que te ama en serio. -Susurro-. No es justo que le hagas esto y mucho menos antes de casarse.

- Si, tienes razón. -Suspira y saca su teléfono-. Ahora mismo le diré a esa chica que no y que me casaré.

- Pero no solo lo digas, hazlo. -digo serio.

- Lo haré, Bruno. -susurra mientras teclea algo en su teléfono.


¿Edgar realmente ama a Tamara? ¿ustedes que opinan? o ¿prefieren descubrirlo más adelante?

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