Primer Golpe

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7 de mayo, 2003

Creo que Edgar no está de muy buen humor, se le ve en el rostro, se está quejando por todo, nada le parece bien. Lo estoy acompañando para poder ver su nuevo departamento donde vivirá con Tamara mientras consiguen una casa, pero creo que es un mal momento, no comprendo porque esta así de un momento a otro cambio de actitud.

Según él, dejo aquella chica que no supe el nombre y se enfocó en su futuro matrimonio con Tamara que dentro de un mes se casara, pero presiento que me está mintiendo. Casualmente se puso de mal humor cuando le llego un mensaje, no me quiso decir nada al respecto y preferí callarme.

Edgar se estación enfrente de unos edificios, espero que Tamara ya se encuentra allí. Bajamos y fuimos directo a la entrada para subir el ascensor.

En toda la trayectoria, Edgar no ha realizado ningún comentario, yo tampoco le sacaré algún tipo de plática porque se ve que no está de humor para entablar alguna conversación.

Llegamos al piso correspondiente y salimos para dirigirnos al departamento, Edgar saco una llave y abrió la puerta. El paso primero y después yo, Tamara se encontraba en cuclillas buscando algo en una caja.

- Tamara, ya llegamos. -dice Edgar.

Ella voltea y nos sonríe en cuantos nos ve. Sus preciosos ojos celestes se encontraron con los míos y nuevamente siento esta extraña sensación en mi estómago cada vez que la veo.

Se acerca a Edgar y le da un beso en los labios, ella se aleja algo confundida ya que Edgar creo que no le correspondió el beso. Camina hacia mí y nos saludamos con un beso en la mejilla.

- Estaba tratando de acomodar algunas cosas, los muebles llegaran en dos días. -dice Tamara.

- Me parece bien. -Susurra Edgar. Se dirigió al refrigerador y lo abrió.

- ¿No has traído ni agua o algo? -frunce el ceño.

- Apenas comencé acomodar. -responde Tamara desconcertada.

- Puedes tomar agua de la llave. -digo.

- Saben perfecto que el agua de la llave no me gusta. -Cierra el refrigerador muy fuerte haciendo que Tamara de un respingo-. Iré al baño. -se pierde por un pasillo.

- ¿Mucho trabajo? -pregunta Tamara observando por donde se fue Edgar.

- Si, algo así. -respondo algo incómodo.

No me gusta mentir, estoy seguro que la actitud de Edgar es por alguien más, ni cuando esta estresado actúa de esa manera.

Minutos después Edgar sale del baño y parece más enojado que antes de haber entrado. Si definitivamente no fue al baño para hacer sus necesidades, sino fue para hablar con alguien.

- Edgar estuve pensando en que podríamos dejar las paredes así en color blanco. -dice Tamara mirando a su alrededor.

- Me da lo mismo. -susurra y se enfoca más en su teléfono.

- ¿Te pasa algo? -se cruza de brazos.

- Sí, estoy cansado y no estoy de humor para escucharte.

- Hermano, creo que no es correcto que le hables de esa manera a Tamara. -digo acercándome a ellos.

- Si tan cansado estabas hubieras dicho que no podías y listo.

- ¿Para qué? ¿Para qué estuvieras insistiendo a cada rato con que vengamos? Pues listo, ya estamos aquí. Ya le mostré el puto departamento a Bruno, ¿estas feliz?

No puedo creer que este presenciando su primera pelea y lo peor de todo es que esto está sucediendo antes de casarse, ¿este matrimonio tendrá futuro? Ya decía yo que no era buena idea casarse en tan poco tiempo.

- No te obligue, solo fue una maldita sugerencia que no pudiste tomar de buena manera. -comienza Tamara alzar un poco la voz.

Creo que eso fue lo que más le molesto a Edgar, a partir de aquí todo fue demasiado rápido. Se levantó de la silla y se acerca a ella para después darle una bofetada, provocando que su labio inferior comenzara a sangrar.

- No me vuelvas alzar la maldita voz. -dijo Edgar para después irse del departamento.

Yo estaba en shock porque Edgar nunca le había pegado a una mujer, eso era algo que el detestaba. Los dos detestamos la violencia hacia la mujer, justo por eso una de nuestras opciones era ejercer derecho familiar y penal, para poder defender a cada mujer que sea golpeada o lastimada ya se física o psicológicamente.

Tamara comenzó a sollozar, su cabello negro cubría su rostro y yo me acerque a ella para abrazarla. Se sobresaltó cuando sintió mi toque pero no retrocedió, se quedó recargada llorando en mi pecho.

Tengo que hablar seriamente con Edgar, no puedo creer que la haya abofeteado, ni siquiera se han casados y ya está haciéndolo, no me quiero ni imaginar que hará cuando estén casados.

- Nunca me había pegado, no sé qué le pasa. -comienza a murmurar.

La aleje un poco de mí y con mis pulgares le quite unas lágrimas que recorrían en sus mejillas sonrojadas. Sus preciosos ojos estaban rojizos por estar llorando, me acerque a Tamara y deposite un beso en su frente.

- Lo sé. -Susurro-. ¿Qué le ha pasado a esa Tamara que se defiende? Estoy seguro que le hubiera regresado el golpe.

- Quede en shock porque no pensé que lo fuera hacer. -susurra.

- Déjame darte un consejo. -digo mientras observo pequeña sangre salir de su labio inferior-. Él ya te golpeo una vez y fue antes de casarse, quien lo hace una vez, lo hace dos veces. Sé que es mi mejor amigo y debo de estar de su parte, pero estoy consciente que él está equivocado. Así que piensa muy bien si te quieres casar con él.

- Pero lo amo.

- Pero no te dejaras golpear por amor, ¿o sí? -Solo se queda callada-. Siempre he pensado que es una tontería casarse en tan poco tiempo, es su decisión pero deberías de pensarlo mejor y más ahora que te acaba de hacer sangrar el labio. Lo vuelvo a decir: un hombre que golpea una vez, lo volverá hacer. -sus ojos comenzaron a humedecerse nuevamente-. Si vuelve a ponerte un dedo encima, deberías de cancelar la boda. Eres una chica preciosa que cualquiera estaría orgulloso de enamorarse de alguien como tú.

- Yo... yo... -comienza a tartamudear.

Yo solo negué con la cabeza para que no dijera nada, me acerque a ella y deje un pequeño beso en su comisura derecha. Cuando me aleje me observaba algo sorprendida, pero no me reclamo al contrario me regalo una sonrisa tímida.


Lo que les falta por averiguar:(

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