Capítulo 5

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Tamara:

Andrés se removió entre mis brazos y yo le acaricie lentamente la espalda para no despertarlo. Esta noche decidimos ver películas toda la noche, hasta que Andrés no pudo más y se durmió en el sofá, así que lo tome en brazos para llevarlo a su habitación.

Edgar no sé dónde demonios esta, ya pasan de las once de la noche y no aparece. Hace como una hora comencé a marcarle pero no contesta, me preocupa no saber nada de él. Sé que no ha sido el mejor marido que alguien desearía tener pero tampoco le deseo el mal, por eso quiero saber dónde está y no sacar conclusiones estúpidas.

Cuando llegue a la habitación de Andrés, abrí la puerta y me encamine a la cama. Quite la colcha como pude con una sola mano y después coloque a Andrés, lo acomode en la cama. El comenzó a removerse y a quejarse.

- Shhh... -susurro-. Duerme amor. –digo bajito y me agache para besar su frente.

Andrés se acurruco más en la cama y en ese momento observe como unas luces de auto iluminaban enfrente de la casa. Edgar ha llegado.

Salí de la habitación de Andrés y baje las escaleras prácticamente corriendo, antes de que Edgar abriera la puerta, yo lo hice. Pero me sorprendí al darme cuenta que era Bruno quien estaba caminando hacia la entrada de mi hogar.

Al abrir la puerta repentinamente me dio mucho frio. En la casa hay calefacción por ese motivo puedo dormir solo con un short y una blusa sin mangas, pero ahora que abrí la puerta me arrepentí de tener esto puesto. Traía puesto una bata y rápidamente me cruce de brazos tapándome más para que no pudiera ver Bruno que estaba demasiado sencilla, aunque eso es algo estúpido. Hace unas noches atrás me vio de esta manera y aprovecho para confesar sus sentimientos hacia mí.

- ¿Bruno? –Digo sorprendida por su visita a las tantas de la noche-. Pensé que eras Edgar.

- Hola. –dice algo apenado.

- Ven, pasa. Está muy frio afuera y puedes enfermar. –digo preocupada mientras lo tomaba de su brazo y lo metía a la casa.

También me preocupo por mi propio bienestar. Mis defensas son muy bajas, por eso procuro abrigarme muy bien cuando es necesario, ya que enfermo muy rápido.

Cerré la puerta y volteo para observarlo. Se encamino hacia el sofá y se sentó ahí, yo me senté justo a su lado.

- Tamara quiero ser muy honesto contigo. –me observa algo serio-. Edgar no vendrá a dormir esta noche.

- ¿Qué? –Fruncí el ceño-. ¿Por qué?

- Esta con su amante. –susurra muy bajo pero si lo alcance a escuchar.

Estaba consciente de que Edgar probablemente me engañaba, el muy sínico se ha encargado de solo insinuarlo, no confirmarlo, pero creo que es más doloroso escucharlo y más de su mejor amigo. Aun así lo agradezco, Bruno siempre ha sido así, trata de no ocultarme nada y más sabiendo la manera en la que me trata Edgar.

- ¿La otra noche sucedió eso? –el me miro confundido-. Hace un par de semanas él no iba venir a dormir pero le marque, llego muy molesto y sabrás como termino las cosas.

- Yo supongo que sí, pero no sabía nada, apenas esta tarde.

- Te creo. –confesé-. Estoy segura que me lo hubieras dicho.

No contesta nada, solo me observa detenidamente y segundos después sus manos tomaron las mías.

- ¿Te incomodé la otra noche?

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