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Yoongi camina a paso rápido por los pasillos del centro. La gente no repara en él, pero los pocos que lo hacen, se apartan de su camino. No mira o habla a nadie, no quiere relacionarse con ninguna persona del centro, en especial con cierto rubio. Solo de pensar en él sus dedos se tensan y no siente que vaya a tener fuerzas de ir a clase.

Cuando entra en el aula, el alboroto sigue durante varios segundos, hasta que poco a poco se va disipando, terminando en un incómodo silencio. Todo el mundo le mira, pero él siente con gran diferencia unos ojos sobre los demás, unos con demasiada expectación como para que pueda relajarse.

- Ayer nos quedamos hablando del teatro griego, ¿verdad? —no espera respuesta por parte de sus alumnos, pues más que pregunta, es una forma de comenzar con el temario de la clase. A penas lleva dos semanas desde que el curso comenzó, por lo que aún era pronto para perderse entre temas y niveles. — dentro del teatro culto hablábamos de la poca participación de las mujeres hasta la época helenística —abre el libro del temario que él había escogido para basarse en su asignatura, y señala con el dedo el párrafo del punto que está impartiendo en ese momento. — Y con poca participación queremos decir nula.

- ¿Solo iban hombres al teatro? —pregunta una alumna al fondo de la clase. Yoongi sonríe con prepotencia, pensando en la ingenuidad de sus alumnos.

- Iban como público y como reparto de la obra.

- ¿Solo actuaban hombres? —esta vez es un joven de los populares de la clase. A Min Yoongi le sorprende que esté prestando atención, pues precisamente la presencia de ese chico no solía destacar durante los horarios lectivos.

- ¿Y los papeles femeninos? —antes de que pudiera responder, otra persona se le anticipa. Suspira y se frota la frente, sintiendo una ligera satisfacción por el interés de sus alumnos.

- Los papeles femeninos est-

- Los representaban hombres también —una voz le interrumpe, adelantándose con la respuesta. El humor de Yoongi cambia de inmediato y su boca se frunce en una fina línea. Cuando se gira hacia el maleducado, encuentra al rubio sonriendo inocentemente, como si jamás hubiera roto un plato. — Perdón.

- Así es —ignora lo más rápido posible al alumno y prosigue dándole la espalda, aún sin poderse quitar su rostro de la cabeza. Aunque no le mira, sabe de sobra que el chico sigue sonriendo, regodeándose de la falta de autoridad de la cual solo ambos son conscientes. — Los papeles femeninos, estaban representados por hombres —las caras de sus alumnos denotan una enorme sorpresa, al contrario que la del rubio, quien sonríe con la misma prepotencia y seguridad que Yoongi minutos antes. El adulto es consciente de la ventaja que tiene el menor sobre sus compañeros, y eso le irrita enormemente, teniendo que hacer un grande esfuerzo para disimularlo. — En la antigüedad no era nada extraño, de hecho, era más común que ver a una mujer. Esto último era impensable. Detalle bastante irónico teniendo en cuenta que las máscaras que representan el teatro, hacen referencia a dos diosas femeninas.

- ¿Y los besos? ¿Qué hacían cuando tenían que besarse? —ignorando por completo su última intervención. Yoongi rodó los ojos por la exagerada importancia que se le estaba dando a ese punto. Le aburría tener que explicar siempre lo mismo, y sobre todo le incomodaba hacerlo delante del rubio.

- No sé exactamente si se besarían, pero las escenas románticas también eran interpretadas por hombres. Un hombre y otro vestido de mujer.

- ¿Eran gays?

- Era otra época.

- Probablemente lo fueran —de nuevo aquella voz. No solo a sus oídos, sino parecía destacar también entre sus compañeros, pues cada vez que hablaba todos se giraban para mirarle, y a Yoongi no le quedaba más remedio que imitarles, topándose con aquellos ojos risueños ojos atacándole de nuevo. Sentía como que Park Jimin le leía la mente y no podía hacer nada para evitarlo. — Al igual que ahora. Solo que en ese momento estaba más normalizado y no existían etiquetas.

- ¡El otro día leí en una revista que somos una de las generaciones más homosexuales de la historia! —la atención fue completamente dirigida a aquella chica de la segunda fila que incluso había levantado la mano para hablar. Yoongi estaba perdiendo la paciencia. Le estaban llevando la clase por donde querían, por donde, más concretamente, uno quería.

- Me extraña que hayamos llegado al nivel de los griegos o romanos, más-

- Antes lo eran de forma pública pero no oficial —las manos del adulto se fruncen en un puño. Va a apoyarse en la mesa para aparentar serenidad y se cruza de brazos, resignándose a terminar de escuchar la tercera interrupción que el rubio lleva en su clase. — Ahora la gente lo esconde, pero la relación suele ser más seria.

- ... — Espera un par de segundos para dejar en claro que, si el chico tenía algo más que decir, ese era su momento. No lo hace, tan solo le mira fijamente con aquella sonrisa de la cual no parece que vaya a desprenderse. Yoongi no se achanta. Afila su mirada y se remanga la camisa, antes de volver a cruzarse de brazos. — ¿Ya has terminado? —la brusquedad en su tono no le pasa desapercibida al menor, quien traga saliva con sorpresa y asiente cohibido, agachando la cabeza. Yoongi se lamenta aún más por haber provocado aquello al sentir un fuerte calor en su estómago después de ver a su alumno así. Carraspea para aparentar normalidad y aparta la mirada del rubio, sintiendo como que se desprende de un bocado a centímetros de su boca. — En ese caso prosigamos.

Y eso hace.

Prosigue con la clase con infinitas menos interrupciones y más seriedad de la que le había gustado, más lo prefiere a tener esa cercanía que estaba empezando a crearse con los alumnos. Además, después de sus palabras, el rubio no ha vuelto a levantar cabeza, y por algún motivo le hace sentirse tan culpable que en varias ocasiones se descentra de su propia materia.

Cuando suena el timbre, recoge sus cosas y se apresura a abandonar aquel incómodo aula. No es última hora y es él el que tiene que marcharse, cosa que le alivia enormemente. Está huyendo, no puede negárselo ni a sí mismo, más en ese momento siente que es la mejor solución.

A pesar de ello, antes de irse, echa un último vistazo al rubio, quien sigue con la cabeza gacha y esa actitud desanimada, arrastrando el bolígrafo por la hoja de un cuaderno. Yoongi no alcanza a ver lo que está dibujando y le pica la curiosidad, más de lo que debería. Alza ligeramente el cuello, apoyándose en el marco de la puerta, y justo en ese momento, Park le mira desde el otro lado de la clase.

Son tres segundos. Quizás dos, o quizás cinco. La cuestión es que son suficientes como para ilusionar la mirada del menor y asustar al adulto, quien se apresura a marcharse lo antes posible, sintiendo una ligera presión en el pecho. El rubio también la siente, pero no precisamente la misma. Vuelve a bajar la cabeza, desanimado, y la tinta bolígrafo ocupa de nuevo un lugar entre las hojas de su cuaderno, esparciéndose sin siquiera un mínimo sentido para su autor.

Yoongi piensa y Park siente.  

Corrígeme si me equivoco  ▬ [Yoonmin]Where stories live. Discover now