E de Enfrentando quienes somos

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POV DARIEN.

Se puede decir que soy el hombre más afortunado del mundo. El noviazgo con Serena me está sentando de maravilla y soy muy feliz.

Estaba sentado, leyendo un libro, cuando algo me pegó en la cabeza, mandándomela hacia abajo.

—¡Auch! —me quejé, mirando hacia la ventana—. ¿Qué fue eso?

—Lo siento, Darien —volví mi mirada y vi a Artemis frente a mí—. Pero esto es grave y necesitamos de ti.

—¿Qué sucede? —la tranquilidad que sentía hace unos segundos atrás, desapareció completamente.

—Es hora de decirte la verdad —el gato cerró los ojos y bajó su cabeza hasta casi pegarla al suelo—. Es hora de que regresen a su verdadero nombre, príncipe Endymion.

—¿Príncipe Endymion? —repetí, sin poder creer que mis sospechas fueran ciertas. Esos, del sueño que compartía con Serena, éramos... —, entonces, Serena es...

—Así es, ella es la real princesa Serenity. Mina sólo la está encubriendo, pero ya es tarde.

—¿Cómo que ya es tarde? —pregunté exaltado. Mientras el gato blanco prendió la televisión y me hizo escuchar algo que me dejo completamente paralizado.

«...Y por eso, es de suma importancia encontrar a Sailor Moon. Ella tiene consigo el famoso cristal de plata. Estamos ofreciendo un millón de yenes por quien nos revele la verdadera personalidad de la justiciera de la luna.»

¡Demonios! Apreté mis puños con rabia. El enemigo se dio cuenta de que Serena es la princesa antes que nosotros.

—¡Darien! —Artemis volvió a llamar mi atención —. Debemos poner en un lugar seguro a Serena. No podemos permitir que el enemigo la encuentre primero.

—¡De acuerdo! —sin dudarlo, tomé el teléfono y marqué a la casa de Serena.

—Hola...

—¡Da...! —iba a decir mi nombre, pero la interrumpí de inmediato.

—¡No digas mi nombre! Por favor, Serena.

Ok...

—Necesito que hagas un pequeño bolso con ropa y le digas a tus padres que vas a pasar el fin de semana en lo de alguna amiga.

—¿Y eso por qué? —preguntó y la verdad, los nervios me estaban consumiendo y no podía pensar con claridad.

—Luego te explico, por favor, Serena. Diles que vas al templo de Rei... Hazme caso, por favor.

A ver, espera —esperé, moviendo el pie como si se tratará de un tic —. Ya —ufff que bueno. Suspiré de la tranquilidad.

—Nos vemos en media hora. Yo iré a recogerte.

Está bien...

Tomé una chaqueta, las llaves de mi casa y salí, rápidamente, con dirección a la casa de Serena. Ahí, me atendió la mamá de Serena, la cual se veía muy preocupada.

—Hola, Darien —me saludó

—Hola, señora Ikuko —hice una pequeña reverencia y ella me llevó a la sala donde tenía prendida la televisión. ¿No lo sabrá, o...?

—Dime la verdad —me pidió, haciendo un gesto para que tomé asiento —. Es ella, ¿verdad?

—¿Cómo?

Solo soy una niña inocente...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora